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DOROTHY & TRAVOLTA,⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ capítulo quince — baile de invierno 1984
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Había pasado un mes desde que Once logró cerrar el portal. Y un mes es suficiente para que ocurran muchas cosas.
Para empezar, gracias a Jonathan y Nancy, lograron cerrar el Laboratorio de Hawkins, con ayuda del detective privado. Estos admitieron la culpa de la muerte de Barb, pero mediante una mentira: «Falleció debido a exposición a químicos asfixiantes en terreno de prueba». Pudieron darle un merecido funeral a la cobriza, al que por su puesto asistieron las que fueron sus amigas. Teniendo que ver, la castaña y la chica Wheeler nunca volvieron a relacionarse después de la discusión, parecía una tontería, pero estaban bien la una sin la otra.
Para desgracia de Claire, usaron la misma excusa barata con su papá. En el triste funeral asistieron todos los amigos y cercanos: los Byers, Wheeler, Sinclair, Henderson, Steve, Robin y muchos más. Joyce intentó hacer de soporte para la adolescente, pero no era tarea fácil al ver el parecido de padre e hija. Aquellos treinta días fueron un infierno para ella, asistía a terapia, pero el pueblo en sí la agobiaba. Grace, la madre de la chica, volvió a Hawkins para hacerle compañía. A Newby aún le faltaba poco más de un año para ser mayor de edad, por lo que debía tener un tutor. Por más triste que fuera, Bob se llevó con él los colores de su hija, por consecuencia Claire ya no solía usar su ropa común que la hacía lucir como hippie, se conformó con jeans acampanados y camisas a juego. También se podía considerar una etapa de maduración, un cambio de estilo.
Steve, parecía haber superado casi por completo a Wheeler y se tomaba la tarea de visitar cada que pudiera a su mejor amiga. Se generaba casi una batalla campal cada que él y Robin coincidían en el mismo día. Y sobre un avance amoroso entre los amigos, simplemente eran tontamente tímidos. Más tarde, Claire también se enteró de que el oficial Jim Hopper adoptó a Once, ahora para los demás sería: Jane.
La navidad ya estaba marcada en todos los calendarios, el pueblo en sí lo lucía, además del frío clima que hace titiritar si no se usa abrigo. Sobre todo, para los de secundaria era importante, ya era la tan esperada noche del baile de invierno.
—¡Claire! —llamó su madre desde la cocina—. Ven a comer, se te hace tarde para ayudar.
—¡Voy! —respondió. Estaba terminando de guardar su colección de cassettes en unas cajas.
Obedeció a su renovada madre. Era extraño para ella convivir con alguien que estuvo ausente casi toda su vida, y no ver por las mañanas al que sí lo estuvo.
—¿Cuándo les vas a contar? —preguntó la mujer al verla llegar.
—Ya le dije a Robin. A el resto creo que hoy, Grace —ni siquiera se sentía cómoda para llamarla "mamá". Pero no malentiendan, la adulta lo estaba haciendo muy bien, sin embargo, la castaña no se podía acostumbrar de la noche a la mañana.
