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ESPÍAS,⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ epílogo — melodía de vida
tw/ violencia explícita
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La hija del difunto Bob Newby, quien por la mudanza al independizarse apenas había podido sacar sus innumerables pósters alabando a varios íconos y artistas hippie —la mayoría dominado por Jimi Hendrix—, tarareaba Hey Joe, canción del recién mencionado, haciéndola sentir que era parte de la ambientación musical de su mínima vida, para no desviar su mente de la situación acontecida.
Admiró a Max por su valentía al retirarse los audífonos que la conectaban hacia su salvavidas, por retar a Vecna de aquella manera dentro de esa habitación azul. Y de la misma manera, continuó en el fondo, oponiéndose a esa parte del plan. La pelirroja era muy joven, merecía buenas experiencias futuras, vivir todo lo que pudiera; ya era suficiente de someterla a más traumas, no obstante, parecía no haber ninguna otra salida más que esa. Tenían la respiración agitada.
Para la sorpresa del grupo, el gran causante de cada una de las tragedias en Hawkins, no reaccionaba a los gritos ni provocaciones, aún teniendo a Mayfield en bandeja de oro. En cuestión de segundos, finalmente Vecna decidió moverse, terminando en donde esperaban: el ático. Aunque la linterna estuvo brillando con intensidad por un momento, esta dejó de hacerlo.
En ello, Once logró viajar por las mentes, para poder cuidar de sus amigos y Claire desde la distancia.
—¿Qué esperas, idiota? ¿Uh? ¡Aquí estoy! —Max comenzó a desesperarse—. Sé que me escuchas, sé que lees mis pensamientos. Incluso los peores. Quizás más esos que los otros —tomó la iniciativa de hablar casi como una súplica, esperando que Vecna la escuchara, con los ojos verdes de Newby y marrones de Lucas sobre su espalda. Soltó la linterna de luz ultravioleta, retiró de una vez por todas su unión con el Walkman y se sentó en el suelo, frente al altar que una vez fue de Henry, agarrando sus piernas.
Max estuvo expresando las verdades más guardadas en lo profundo de su ser, sobre Billy en especial, sus antiguos deseos de verlo muerto y ahora los de su muerte propia, con el objetivo de convencer a Vecna para que se fijara en ella por segunda ocasión. Fue frustrante y desgarrador de ver para Newby. Y para Lucas en especial, que seguía queriendo a Mayfield.
Hubo un momento en el que la adolescente simplemente calló, originando a al minuto luciera sospechoso para el moreno y Claire, quienes alarmados la llamaron a gritos y zarandearon en vano, al observar sus ojos en blanco. Ya la tiene.
—¡Max! ¡Max! —gritó con todas sus fuerzas Sinclair.
—¡Ya me arrepentí! ¡No quiero seguir con esto! —exclamó la castaña, rindiéndose con hacerla despertar mediante sacudones en el hombro.
