⠀⠀⠀xxiii. arco de engaños

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REHABILITACIÓN MALDITA,⠀   ⠀⠀⠀capítulo veintitrés — arco de engaños

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REHABILITACIÓN MALDITA,⠀   ⠀⠀⠀
capítulo veintitrés — arco de engaños



          —Clar, te falta guardar las camisas —recordó Steve, extendiéndoselas a la chica.

          —Oh, cierto, gracias —respondió distraida terminando de acomodar las cosas que tenía a su alcance.

          La querida castaña sobó su espalda por el estrés, todo tenía que estar en orden, pues en menos de dos horas el avión rumbo California despegaría y si no quería perder también su pasaje del autobús a Lenora, tendría que acelerar. ¡Quién la manda a dejar las cosas a última hora! Y más importante: ¡Quién la manda a viajar cuando puede continuar con su rutina!

          Que ya le aburría.

          —Vas a llegar a tiempo, tranquila —consoló el chico, procediendo a masajear los hombros de la chica y por último depositó un tierno beso en el cuello ajeno, que Newby apreció—. Ve a cambiarte, yo termino de guardar esto.

          —Genial, recuérdame que te debo el especial de KFC al volver —prometió, chasqueando los dedos en cuento desapareció por el umbral de la puerta.

          En realidad esta vida de pareja todavía resultaba extraña para la muchacha, pero no se quejaba, aunque no pareciera, Harrington la ayudaba mucho. «Lo tiene domesticado», con eso bromeaba Robin y en respuesta el aludido le propinaba un pequeño lepe en la nuca —siempre bajo lo amistoso, por supuesto—. El apartamento a nombre de Newby no era muy grande, tenía poco tiempo desde que que se independizó, no podía esperar mucho, no obstante, el trabajo de secretaria, más el trabajo de medio tiempo en el local de comida rápida fue útil para darle color y luz a su vivienda. Vivienda en la que cada que podía, Harrington se colaba, por lo cual la chica dejó a su cuidado la llave. Como fuere, Claire miró la ropa sobre la cama con ligera emoción y/o nostalgia, conservaba el estilo que solía pertenecerle por aquella época del '83. Verán, ahora que se determinó a cambiar su estilo de vida debido a que estaba cansada del que llevaba, ser recatada y bajo perfil no era lo suyo, ni nunca lo sería, pero la depresión que había sufrido había apagado su esencia. Ella deseaba acabar con eso. No tardó en ponérsela, de la misma forma la pareja subió al auto y así faltaban cinco minutos para abordar.

          —No te olvides de mí —bromeó Steve, al ver a Claire alejarse para abordar el avión.

          —Ese cabello no se olvida tan fácil —contestó burlona—. No te preocupes, no estaré ni una semana allí —alzó la voz por la lejanía.

偵 spies ━ steve harrington ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora