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Cuando la noche cayó, el lugar se convirtió en un sitio totalmente diferente, hacia frío, tanto que los cristales se empañaron, el silencio resultaba abrumador y el canto de las monjas le daba un toque más terrorífico a todo.
Sara se encontraba leyendo un libro, de pronto dos toquidos en la puerta hicieron que su atención se desviara.

—¿Quien es?. — dijo antes de abrir, pero nadie contestó, frunció el ceño confundida y abrió la puerta lentamente, no había nadie

Sara cerró la puerta confundida y volvió a su cama, tomó su libro y comenzó a leer la página en la que se había quedado

Otra vez unos toquidos interrumpieron su lectura

Suspiro y soltó un gruñido, abrió la puerta de golpe y se encontró con la directora, llevaba un velo blanco, eso era realmente escalofriante

—el día de hoy hay misa, debe bajar

La peliazul la miró con confusión

—no creo en eso

—no le pregunté, le di una orden

Sara alzó ambas manos en señal de rendición, salió de su recamara y comenzó a seguir a la directora. La señora era muy amargada, no tenía pruebas, pero tampoco dudas.
Cuando bajaron a la pequeña capilla que había ahí, varios compañeros la voltearon a ver, algunas chicas la veían con deseo, otras con odio e incluso envidia, los chicos sin excepción la veían con deseo. Sara era muy hermosa y cualquier podría darse cuenta de aquello, cuando la joven pasó hasta al frente, se sintió incomoda y trago saliva nerviosa.

—Estaras a lado de la señorita Bernard. — comunico la directora, Sara abrió los ojos con exageración e hizo una mueca, dando a entender que no entendía

—la señorita Catherine Bernard, es subdirectora y profesora de literatura, el lunes se hará la presentación formal, es ella. — señaló a la rubia, quien en esos momentos se percinaba

—la conocí esta mañana, no me dijo su nombre

—¿por qué te lo diría?

—por qué se lo pregunté. — habló obvia y la directora la miró con reproche por su contestación —lo siento, ella me dio mi uniforme, así que le pregunté que cual era su nombre

—ella no es alguien a quien deberías preguntar por su nombre, de hecho nadie de aquí es confiable. Ve con ella

Sara la miró con miedo y confusión, pero obedeció sus órdenes

—Hola señorita Bernard. — le sonrió lo más encantadora posible, Catherine la ignoro

"que bruja" pensó

La misa comenzó a transcurrir, estar en ese lugar era aburridamente agonizante, Sara movía sus pies con ansiedad, jugaba con sus manos y mordida sus uñas, Catherine sólo la observaba de reojo, aquella alumna no era como todos.

—deja de moverte. — habló con voz grave —comportate como alguien de tu edad

—no estoy haciendo nada

—deja de mover los pies como loca y deja tus uñas en paz, por dios, me pones de mal humor. — bufo la rubia y apretó los dientes de mal modo

—ª

Cuando terminó la misa, Sara se percino al revés, ni eso sabía hacer la pobre. Catherine al darse cuenta de aquello quiso reírse

—te persinaste al revés. — regaño Catherine

—ayúdame chavito, me persine al revés. — imitó una voz más grave para parecerse al exorcista

Catherine reprimió una sonrisa y negó con la cabeza

ENTRE PAREDES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora