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Sara no pego el ojo en toda la noche, los ruidos extraños en el lugar impidieron que durmiera. Estaba asustada, su frente estaba cubierta por una ligera capa de sudor y sus manos temblaban ligeramente, apenas y se notaba.
La directora tocó la puerta de la joven, haciendo que se sobresaltara, frotó sus ojos y abrió la puerta

—¡madre de Jesús!. — exclamó la directora asombrada —¿a que hora durmió?

Sara reprimió una risa por la expresión de la monja

—no he dormido. — admitió —habían ruidos extraños, me fue imposible dormir

La mujer canosa rasco su nuca con nerviosismo

—suele pasar, a veces hay perros callejeros y ya te imaginarás. Venía a avisarle que ya es la hora del desayuno, quiero que se integre con sus compañeros

—bien, ¿debo ponerme el uniforme o algo?

—no, solo lleva algo más desente, esa pijama es horrenda. — la monja se fue de ahí, dejando a Sara desconcertada

La peliazul cambió su pijama por un pants y una sudadera tres tallas más grande.
Bajo al comedor y todas las miradas se posaron en ella, incluyendo la de los profesores, trató de ignorar a todos, pero era notoria su incomodidad, una chica se acercó a ella

—hola, Soy Lauren. — extendió su mano y Sara la miró con el ceño fruncido

—¿Lauren, como Lauren Jáuregui?

La chica rio

—si, como ella, no soy ella claramente, pero me refiero al nombre, o sea lo que acabas de decir. — divago un poco —ayer te vi en la misa, se nota que no eres creyente ni hetero

Sara rio con ganas

—estas en lo correcto, Lauren, no creo en Dios ni tampoco en los santos y en efecto, no soy hetero, satanás me libre

Lauren negó con la cabeza divertida

—¿como te llamas?

—Soy Sara

—¿que te trae por aquí?. — la chica tomó una bandeja y se acercó a donde estaban los alimentos, la ojigris imitó su acción

—mis papás no me soportan por rebelde, aunque bueno, mi mamá hace mucho no me tolera. — se encogió de hombros y coloco algunas galletas en su plato

—entiendo, creí que te habían mandado a este lugar por tus preferencias, muchos padres hacen eso. — habló Lauren mientras daba un sorbo a su leche y se dirigía a una mesa

—nada de eso, de hecho creo que ellos no tienen ni idea

—¿te llevas mal con tu madre?

—no, algo así, ella comenzó a trabajar mucho y no se, como que la unión que teníamos se deshizo

—entiendo

Ambas chicas se sentaron y comenzaron a desayunar en silencio, Sara observó el uniforme de Lauren, tal como le había dicho la prefecta el día anterior, era como el de otras escuelas.

—creí que usaban vestimenta de monjas. — dijo la ojigris y dio un sorbo a su leche

—no, sólo a veces, pero es en ocasiones especiales

—¿como cuáles?

—suelen haber eventos en donde viene más gente de conventos o iglesias, así que nosotras debemos de vernos presentables, los chicos nunca están. Este lugar no es lo que parece

—parece un poco terrorífico

—lo es, pero es muchísimo peor, ya lo iras descubriendo. — Lauren se levantó de aquel lugar y se fue dejando a Sara con miles de preguntas

¿A qué se refería exactamente con aquello?

El timbre sonó y todos los alumnos fueron a sus respectivas clases, Sara era la única que estaba en el comedor.
La profesora Anne se acercó a ella

—te dije que no salieras. — la reprendió

—no salí

—mentirosa, Catherine nos informó, es la última vez que te advierto, no salgas en la maldita noche. — recalco esto último

—ustedes son tan raros, ¿que mierda de lugar es este?

—uno del que no quieres averiguar más, tu estas aquí por algo, no para ser Sherlock Holmes

Sara hizo una mueca y suspiro por lo bajo, la profesora de Artes se fue de aquel lugar, la ojigris se levantó de su asiento, dejó la bandeja en su lugar y comenzó a husmear, hubo algo que le llamó mucho la atención y era una puerta con tres candados, aunque estos estaban abiertos.

La joven abrió lentamente la puerta y encontró una melena rubia de espaldas, la cual estaba alrededor de un círculo de fuego, parecía estar rezando en otro idioma o en alguna lengua, pero a Sara le comenzó a dar miedo cuando vio cómo aquella mujer se retorcía, algo no iba bien.
La peliazul cerró la puerta y salió corriendo, tropezando así con Catherine y haciendo caer a la subdirectora, quien se dio un buen golpe en la cabeza, quedando casi inconsciente.

—esto lo vas a pagar niña. — habló como pudo, se veía muy débil, pero Sara sabía que un golpe así no podía provocar eso

—lo siento, lo siento mucho. — le extendió su mano y Catherine la tomó con fuerza, haciendo que ahora Sara cayera, pero encima de ella

—no debes de husmear en el lugar niña, no debes percinarte al revés, no debes de hablar sobre tus lesbianismos en el lugar y no debes de meterte en lo que no te importa. Pero si deberías de fijarte por dónde vas y lo que haces, podrías tener graves consecuencias. — los potentes ojos azules de Catherine, hipnotizaron a Sara, quien solo asentia como tonta

Escuchar la voz de aquella mujer y sentirla debajo de ella la había excitado, pero la subdirectora se encargo de cortar esos sentimientos al levantarse de golpe, haciendo que ahora fuera Sara quien se diera un golpe

—¡Auch!. — sobo su trasero en cuanto se levantó —¿eso por que fue?

—por excitarse con su profesora

La ojigris abrió los ojos con sorpresa y un color carmín inundó sus mejillas

—pero como....

—ve a tu dormitorio

—pero

—ve a tu maldito dormitorio

Sara asintió y se fue corriendo, dejando así a su profesora excitada, ella también se puso mal al sentir las caderas de su alumna rozarla.
Catherine tomó aire y trató de controlarse, se metió a la sala en donde anteriormente estaba Sara y encontró a la directora haciendo su ritual.
Catherine se convirtió en un perfecto ángel, aunque en realidad era un demonio, el más bello de todos.
Pero eso, seguía siendo un secreto o al menos hasta ese momento.

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