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Sara no había dejado de pensar en lo del día anterior, de hecho de solo imaginarlo otra vez, se volvía a mojar.
No pudo evitar masturbarse pensando en aquella mujer, demonio, Ángel o lo que fuera, ninguna persona la hizo sentir así, no hasta que apareció ella.
Sus clases eran igual que siempre y la rutina con sus amigos también, aquel día fue diferente, las supuestas monjas, decidieron dar más de medio día libre, más de la mitad de alumnos de fue con sus padres. Los de Sara no fueron, por que ya habían ido el día anterior, así que se quedó en aquel lugar con aproximadamente quince alumnos más.

Sara hizo lo de siempre, fue a su dormitorio y se recostó, era una persona muy perezosa. La diferencia fue que los ruidos está vez no eran extraños, eran terroríficos, la peliazul se armo de valor y se dirigió al sótano, cuando abrió no podía creer lo que estaba viendo.
Más de siete monjas estaban en el lugar con un bebé, el niño estaba lleno de sangre y muerto

—¿que mierda es esto?. — pregunto Sara horrorizada, las supuestas monjas la voltearon a ver, pero su rostro no era como el de Catherine, ellas no se veían hermosas o celestiales, eran horribles.

La mayoría tenía la lengua de fuera llena de sangre, una lengua punteaguda y larga, sus rostros eran obscuros y sus ojos eran completamente negros, verlas era escalofriante. La demonio que estaba a cargo de aquella ceremonia, se acercó a Sara y la tomó del cuello, alzandola y dejándola sin aire, la chica solo pataleaba

—si te atreves a hablar, te comeré los intestinos. — habló con voz distorsionada, la muchacha estaba roja, casi morada

La "monja" la soltó, Sara cayó y se golpeó la cabeza, fue tan fuerte el impacto que su cabeza sangro y quedó inconsciente. Pará mala suerte de aquellos demonios, llegó Catherine y en cuanto vio a la joven en el suelo, no dudo en defenderla.

—¿que mierda hiciste?.— apretó la mandíbula

—ella vino a husmear

Catherine extendió sus alas y encaró a aquella monja

—te pregunté ¿qué mierda hiciste?. — a medida que Catherine se acercaba a aquella demonio, ella se iba haciendo pequeñita

—la ahorque y la tire en el suelo, lleva tres minutos inconsciente. — comenzó a temblar

Catherine tomó aire y atravesó el estómago de aquella demonio, no brotaba sangre, pero sabía que la había matado

—si la vuelven a tocar, olvídense de estar aquí. — se refería al mundo —si la vuelven a ver si quiera, las mataré

Catherine cargo a Sara y la llevo a enfermería, en donde para su mala suerte se encontraba la directora

—¿que le sucedió?. — pregunto horrorizada y tocó el rostro de la peliazul

—un pequeño accidente con las otras monjas, no pasa nada

—¿como no va a pasar nada Catherine? ¿No la estas viendo?

La rubia miró con advertencia a su tía y está guardo silencio

—curala. — le ordenó Catherine

La directora a diferencia de las demás, si era un ángel, posó sus manos en la cabeza de Sara y su herida comenzó a cerrar, limpio la sangre y cuando terminó, baño un algodón en alcohol y lo pasó un par de veces en la nariz de Sara, quien comenzó a despertar

—¿que hago aquí?. — frunció el ceño confundida y vio a la directora y a Catherine en el lugar —¿me metí en problemas?

La directa se cruzó de brazos y suspiro

—¿lo sabes?. — cuestionó la mujer de cabello canoso

—¿saber que?. — se hizo la tonta y comenzó a ponerse nerviosa

ENTRE PAREDES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora