Capítulo 15

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El timbre de mi departamento suena molesto. Abro los ojos, algo sobresaltada y miro a mi alrededor, pero todo está demasiado oscuro. El timbre sigue sonando. Me levanto y salgo de mi cuarto. No sé ni qué hora es, pero deben ser cerca de las cuatro de la mañana. En un par de horas debo levantarme e ir a la Universidad.

Hago el camino hacia la puerta, sin prender ninguna luz. Cuando abro la puerta, me encuentro con su rostro transpirado y nervioso.

—Dolly, necesito tu ayuda... quieren matarme.

No reacciono. Mi mirada recorre su cuerpo y ella tiene manchas de sangre en la ropa. Quiero alejarme un poco y cerrar la puerta para volver a dormir. Pero en vez de hacer eso, la dejo entrar, manteniendo la calma.

—¿Qué ha pasado? —le pregunto cuando ella va hacia el baño para lavarse las manos y la cara. La sigo y me apoyo contra el marco de la puerta para mirarla.

—Me quieren matar —me dice cuando termina —Y yo no hice nada.

—¿Y esa sangre? —señalo su remera con la barbilla.

—No es mía... —su voz se quiebra —Debes ayudarme, Dolly.

—¿Por qué debería? —exclamo entonces —Lo único que haces es meterme en problemas. ¿Por qué no me dejas en paz?

Me alejo del baño para ir hacia mi habitación y encerrarme allí. Ella me sigue de cerca, llorando, repitiendo mi nombre una y otra vez.

—Dolly, por favor, no me odies —llora a mi espalda y entonces se deja caer de rodillas y se abraza a mis piernas —Yo te necesito, tú eres lo único que yo tengo en esta vida. Sólo tú, mi niña preciosa.

Cierro los ojos para evitar llorar. Ella se aferra más a mis piernas y sigue murmurando lo mucho que me ama y necesita. Pero cada palabra es una mentira. Y ambas lo sabemos.

La hago ponerse de pie y le doy un poco de ropa limpia. Luego la hago dormirse en una de las habitaciones de huéspedes. Cuando vuelvo a mi habitación sé que no podré volver a dormir y cuando salga el sol y ella me diga que es lo que ha hecho, volveré a arrepentirme de haberla dejado pasar.

Miro la hora en mi reloj y en el reloj gigante que cuelga en medio de la estación de autobuses. Son cerca de las ocho de la noche, y faltan unos minutos más para que el autobús de ella salga.

Verónica me ha confesado que cree que mató a un hombre y que la sangre que tenía en su remera le pertenece a él. Al parecer era uno de sus clientes y comenzó a ponerse brusco con ella, Verónica tomó una lámpara y lo golpeó en la cabeza. Salió corriendo del lugar en dónde estaban y vino hacia mí. La realidad es que no sabemos si el tipo está muerto y la policía está buscándola, pero es mejor que se vaya por un tiempo hasta que todo se calme. Por eso le compré un pasaje hacia Nueva Orleans. Allí tiene una amiga que la recibirá.

He faltado a clases hoy, pero llamé a Allie para dejarla tranquila. Sólo le dije que tenía unos problemas familiares. Aunque sé que mi amiga entendió que se trataba de Verónica.

La hora no pasa más. Quiero que ella se vaya ya mismo antes de que la policía aparezca. Deseo profundamente que ese hombre no esté muerto. No quiero que ella termine presa sólo por defenderse.

Cuando la voz del hombre suena por el altoparlante avisando que el autobús hacia Nueva Orleans saldrá en diez minutos, nos ponemos de pie. Ella se gira a verme antes de subirse.

—Avísame cuando llegues —le pido.

—Lo haré —asiente con los ojos llenos de lágrimas —Gracias por esto y por todo, Dolly. Yo sé que no...

Peligrosa AtracciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora