Capítulo 35

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Caden y yo corremos a través de los despoblados pasillos de la universidad para poder llegar de una vez por todas a clase.

Él abre la puerta del salón y me sorprende ver a la rectora parada allí, y deja de hablar al vernos.

—Perdón —hablo primero —Había mucho tráfico.

—Sí, no volverá a ocurrir —dice Caden a mi espalda.

—Pueden tomar asiento —nos autoriza la rectora.

Caden se mueve y se aleja hacia su lugar de siempre. Él ha estado bastante callado luego de lo de su padre, pero no ha querido hablarme de ello.

Suelto un suspiro y busco un lugar al frente. La rectora Collins vuelve a hablar.

—Cómo les decía, sólo les queda un cuatrimestre más y la gran mayoría ya se habrá recibido... es un momento muy importante y quiero pedirles que tomen en serio sus últimos exámenes. Las notas a la hora de buscar trabajo, son importantes —hay una voz que se escucha por lo bajo —¿Hay algo que quiera compartir con el resto, Szifron?

Giro la cabeza para mirarlo. Él parece bastante sorprendido.

—No, lo siento —se disculpa.

Al parecer estaba hablando con Joey y Michael.

¿Les estará contando lo nuestro?

¿Cómo será aquí, en público, nuestro trato? ¿Cómo querrá Caden que nos mostremos?

Esas dudas y más me persiguen el resto de la clase, y no logro poner mucha atención cuando sé que debería.

Cuando la profesora nos deja ir, huyo en busca de Allie y Dani. Tengo la necesidad imperiosa de hablar con ellas y recibir consejos.

No tengo mucho tiempo ya que dentro de quince minutos comenzará la siguiente clase.

Encuentro a Allie saliendo de uno de los salones y casi corro hacia ella.

—¡Hola! —exclama ella al verme —¿Por qué estás tan agitada?

—Necesito hablar contigo.

—Ven, vamos afuera.

Salimos al aire frío de la media mañana. El cielo está nublado y me envuelvo con mis brazos para disipar el frío. Allie me señala una banca y nos sentamos allí.

—Estoy muy enamorada de él —le digo al instante.

—Dime algo que no sepa —se burla Allie —Eso ya lo sabía, nena. Cuéntame que pasó desde que fue a tu casa.

—Bueno... simplemente dormimos. Al día siguiente fuimos a lo de mis padres a almorzar —trato de resumir lo más que puedo —Volvimos a casa, cocinamos, miramos una película y luego... eso.

—¿Eso? —repite haciéndose la desentendida.

—Eso, Allie —por alguna razón mis mejillas enrojecen al recordar lo sucedido.

—¿Cuántos orgasmos tuviste?

—¡Allinett! —exclama intentando contener la risa —Varios.

—Se nota en tu cara —se ríe ella y luego me abraza —Estoy tan contenta por ustedes, nena.

—Gracias —le digo devolviéndole el abrazo —Pero estoy algo preocupada.

—¿Por qué? —inquiere frunciendo el ceño.

—No sé cómo será todo fuera de la habitación —me muerdo una uña —Quizás él quiera mantenerlo en secreto.

—¿Y por qué querría eso? —pregunta y niega con la cabeza —Nena, Caden está loco por ti. Si antes parecían una pareja sin serlo, ahora no habrá dudas.

Peligrosa AtracciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora