Capítulo 27

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He tenido una pequeña crisis, después de aquel desastroso encuentro con Caden en el centro comercial. Y creo que he descubierto otra parte de mí, que no conocía. Esa Gwen, dominada por los sentimientos contradictorios, es una que cree que el mundo se termina por causa de un hombre y su estupidez.

Por un instante, fue desesperante, quise desaparecer de la faz de la tierra. Ha sido bastante extremo. Al fin comprendo a las mujeres que se enamoran y sufren por ello.

¡Al fin comprendo a Amanda! Creo que la próxima vez que la vea, voy a pedirle disculpas por creer que sólo es una tonta sin cerebro. Ahora entiendo que ella perdió el control por causa de sentir lo que siente por Caden. Y puede ser que en realidad su enamoramiento por él sea más físico que emocional, pero para ella eso es tan válido como para mí lo son cada maldito sentimiento que él me provoca.

Pero me he recuperado, logré que mis pensamientos fuera más lógicos que motivados por la desesperación. Y no dejaré que Caden sea EL motivo para cancelar mi cita con Dean. Sólo no iría si un meteorito cayera en la tierra y nos matara a todos.

Allie me ha llamado, ya que me fui del centro comercial sin avisarle a ella y a Dani. Cuando le dije que Caden me había interceptado dentro del vestidor, ella no pareció sorprendida, y mucho menos enojada, como yo esperaba. Simplemente dijo que él era complicado. Seguro es algo genético porque ella es tan o más complicada que su primo.

Ahora, estoy tirada en mi cama, esperando que la hora pase para que Dean venga por mí. Él me buscará, iremos a cenar y luego pasearemos por el centro peatonal. Algo tranquilo.

Me pongo de pie y me miro al espejo. Como Caden, arruinó mi día de compras no pude encontrar el vestido ideal para mi cita. Entonces mi mente pensó que sería maravilloso ponerme aquel vestido blanco que usé con Caden en Miami. 

Observo mi imagen, el vestido y todo lo que vivimos en aquel viaje, se me viene a la mente. Mi respiración se acelera un segundo y sé que estoy por sufrir otra crisis nerviosa. Pensar en él me tiene al borde de la locura.

El portero eléctrico suena, salvándome de la perdición, y corro a contestar. Le digo a Dean que bajaré enseguida. Me retoco un poco el maquillaje, y me doy aliento a mí misma frente al espejo.

Todo saldrá bien. Dean es encantador y me ayudará a superar a Caden.

Bajo y él está esperándome parada al lado de su auto. Cuando me acerco, me sonríe y besa mi mano.

—Estás muy bonita —me halaga.

Le sonrío, me fuerzo a hacerlo, porque por un momento me imagino a Caden parado en su lugar.

—Gracias.

Dean, abre la puerta del auto para mí, y la cierra después de que me subo. Sé que debería estar más entusiasmada, pero no logro dejar de pensar que estoy usando el mismo vestido que usé cuando me di cuenta, y quise negarlo, que estaba enamorada de Caden.

Dean, se sube a mi lado, sacándome de mis pensamientos.

—¿Estás bien? —me pregunta.

—Sí, ¿Por qué lo preguntas? —le sonrío nerviosa.

—No, por nada. Sólo pareces algo preocupada.

—No es nada, Dean —le aseguro y toco su brazo un instante —Vamos.

Llegamos al restaurante, muy lujoso debo agregar, y Dean le dice al hombre de la recepción que tenemos una reservación a su nombre. Él intenta tomar mi mano para caminar entre las mesas, pero me apresuro a moverme hacia el otro lado.

Peligrosa AtracciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora