Caden comienza a removerse agitado a mi lado. Estiro mi mano pare prender el velador y me giro a verlo. Él está atrapado en una pesadilla. Comienza a murmurar mi nombre y parece asustado.
—Gwen.... ¿Dónde... dónde estás? —pregunta entre titubeos.
Me acerco más a su cuerpo y lo toco despacio, no quiero asustarlo al despertarlo de manera brusca. Entonces sus ojos se abren de golpe y me mira fijo.
—Tranquilo, estoy aquí —le digo por lo bajo, cerca de su rostro.
Sus manos me tocan el brazo y van hacia mi espalda, acercándome más a él. Su respiración todavía es pesada, como si hubiese estado corriendo.
—Soñé que te ibas —me cuenta.
Lo miro con dulzura y toco su rostro, hasta llegar a sus cabellos. El miedo brilla en su mirada y solo quiero calmarlo. Me inclino un poco más y toco sus labios con los míos.
—No me iré a ningún lado —aseguro y lo beso una vez más antes de alejarme —Sólo fue un mal sueño. Todo está bien.
No dice nada, solo se abraza con fuerza a mí cuerpo y nos acomodamos para seguir durmiendo. Sé que algo lo tiene preocupado, aunque no me lo diga. Y estoy más que segura de que es por su padre. Desde el día que se apareció por el departamento y se encontró con Sharon allí, él está paranoico.
Cuando me vuelvo a despertar estoy sola en la cama y por un segundo me preocupo, pero entonces la puerta se abre y Caden ingresa con una bandeja entre sus manos.
—Buenos días, carita-linda —me dice mientras se acerca a la cama y se sienta.
—Hola —le digo somnolienta.
Me siento y dejo que me bese. Él ha hecho el desayuno, me pasa mi taza con té y él toma su café. Aunque no soy amante del café, me gusta mucho como huele el café que él hace. Me como una tostada y lo observo en silencio todo el tiempo. Me gustaría que me dijera que es lo que lo tiene tan preocupado con respecto a Donald.
Termino de comer y dejo mi taza sobre la mesita de noche. Con cuidad me deslizo sobre la cama hasta acomodarme a horcajadas sobre su regazo. Él suelta un suspiro y sus manos se colocan sobre mis caderas.
—¿Dormiste bien? —me pregunta.
—Muy bien —asiento con una sonrisa —En cambio tú no, ¿verdad?
—Sí, dormí —su ceño se frunce levemente —Solo tuve pesadillas.
Le robo un beso rápido con sabor a café.
—Necesitamos irnos de vacaciones —le sugiero. Sus ojos se iluminan —Miami podría ser una buena idea.
Mi comentario lo hace reír. Me pregunto si se acuerda de cada segundo que compartimos en esa escapada.
—Podría ser —dice cuando deja de reírse.
Su mano izquierda sube por mi espalda hasta anclarse en mi nuca, con una suave presión me obliga a estar más cerca. Mis ojos se cierran ante el sentimiento abrumador de su presencia. Con el beso que me da, sé que recuerda cada momento de Miami.
Dejo de lado los arrumacos y besos, y me escapo de sus atrapantes caricias para tomar una ducha. Hoy debemos ir hacia Nashville, almorzaremos con su madre, Hope y Ben.
Estoy en la cocina, mandándole un mensaje a Allie cuando el timbre suena. Caden me mira extrañado, ya que no esperamos a nadie.
Al abrir la puerta me encuentro con tres hombres, dos de ellos son policías, el tercero es el que toma la palabra.
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Peligrosa Atracción
RomanceGwen sabe qué es lo que quiere. Es inteligente y está preparada para asumir las responsabilidades de convertirse en una graduada universitaria. Pero detrás de toda esa perfección que siempre quiere mostrar se esconde una chica insegura que ha sido...