Capítulo 19

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Esa misma tarde, después de un largo día en la Universidad llego a mi casa. Planeo dormir, pero mientras me preparo para ello recibo una llamada. Es Matt. Me planteo la posibilidad de ignorarlo, pero quizás le pasó algo.

—Gwendolyn, ¿te fuiste con Caden de viaje? —me pregunta apenas digo hola.

—Oh por Dios, Matt —me masajeo el puente de la nariz —¿Llamaste para preguntarme eso?

—Respóndeme —exige.

—Sí, me fui de viaje con él, ¿Cuál es el maldito problema? —le digo enojada. Es el colmo que llame para esto —¿Necesitas algo más?

—¿Estás loca? —inquiere —Gwen, ¿qué estás haciendo con tu vida? Él no es bueno para ti… ¿No lo ves?

—¿Cómo sabes que no es bueno para mí? —pregunto entonces mientras me muevo por la cocina —Tú no lo conoces, no sabes nada de él… nada.

—Te está mintiendo. Seguro está actuando como un santo para ti —me asegura nervioso —Lo único que quiere es follarte y ya. Cuando lo consiga te dejará tirada.

—Ese sería mi maldito problema, Matt.

—Te demostraré que tengo razón —lo escuchó reírse un poco y juro que da un maldito miedo —Cuando te libre de él, me lo agradecerás.

—Estás completamente loco. Adiós.

Me quedo mirando mi teléfono sin poder creerlo. De verdad, Matt, empieza a asustarme con sus ideas. Me dispongo a prepararme un jugo cuando el timbre de mi departamento suena. Miro hacia la puerta con miedo. Quizás es Matt, que no se ha conformado con decirme todo eso por teléfono.

Voy y miro por la mirilla. Mi corazón da un salto al ver que es mi madre. Abro rápido y la miro en completo silencio. Ella se ve inexpresiva, hasta que una pequeña sonrisa comienza a tirar de sus labios y abre sus brazos hacia mí.

Mis labios tiemblan antes de que me tire hacia ella y me escondo entre sus brazos. La emoción en mi interior es intensa. Tuve miedo de que jamás pudiera perdonarme de nuevo, que dejaría de quererme. Pero aquí está, me ha perdonado.

Cuando nos soltamos la hago pasar y nos acomodamos en la cocina para hablar. Preparo té y abro unas galletitas de limón.

—Estás un poco bronceada —me dice con una sonrisa —¿A dónde fuiste?

—Caden, me llevó a Miami —le cuento.

—¿A Miami? —inquiere sorprendida —Tu padre no me mencionó eso.

—Es que no le dije eso —digo con una mueca de disculpa —No quería causarle una conmoción. Creo que fue suficiente para él saber que estaba con Caden.

—Lo tomó bastante bien —asegura y se lleva la taza a los labios. Mi madre es una mujer tan delicada y hermosa. Toda mi vida quise parecerme a ella, al menos en algo.

—Sí, creo que estuviste hablando de más, ¿no es cierto?

—Puede ser —asiente.

Nos quedamos en silencio. Sé que debemos hablar sobre lo que pasó, pero no sé cómo abordar el tema.

—Mamá…

—Quiero que me perdones, Gwen —me interrumpe.

—Yo no tengo nada que perdonarte.

—Sí, hija, sí tienes —asiente y su voz tiembla un poco —He sido muy injusta. Pretendí alejarte de tu verdad porque pensé que era lo mejor para ti… pero en realidad sólo estaba pensando en mí. Yo no quería que la conocieras porque temía que la quisieras más a ella que a mí.

Peligrosa AtracciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora