Capítulo 38

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Dejo que mi madre me abrace durante unos minutos y no puedo evitar poner los ojos en blanco cuando ella dice que soy una hija desconsiderada por tenerla abandonada.

—Eso no es cierto, ma —le digo cuando la suelto —Simplemente he estado algo ocupada estos días.

—Sí, me imagino con qué —me da una sonrisa pícara.

Mis mejillas enrojecen al instante, haciéndola reír. Ingresamos en su oficina y ella prepara dos tazas de té. Cuando se sienta frente a mí acepto la taza y le doy un sorbo.

—¿Cómo estás, cielo? De verdad te he echado de menos. Ya es sábado y casi no he tenido noticias de ti en la semana.

—Lo siento, lo sé... pero yo también te eché de menos —apoyo la taza sobre la mesa y entonces su mirada se posa en mi mano izquierda. Su ceño se frunce.

—¿Y ese anillo? —quiere saber.

—Bueno... verás, no quiero que te pongas loca, ni nada de eso, mamá. Caden, me... él me pidió que me casara con él y me dio este anillo.

Ella no dice nada al instante y sé que está en estado de shock. Me preparo para escuchar los gritos de emoción, pero en cambio ella se pone a llorar en silencio. Mi corazón se estruja y me pongo de pie para ir hacia ella y abrazarla.

—Mamá, no llores —digo con una sonrisa —Es sólo un anillo, muy bonito claro, pero no es para llorar así.

—Claro que lo es, Gwen —toma mi rostro entre sus manos y me mira fijo los ojos —Vas a ser muy feliz con él... oh, Dios, vas a hacerme abuela.

—Ya va, mamá, por Dios —me pongo de pie y vuelvo a mi lugar —Estas muy acelerada... apenas tengo veinte años, no quiero tener hijos aun.

—Ya los querrás —sonríe con lágrimas todavía brillando en sus ojos —¡Oh, hay que llamar a tu padre!

No logro detenerla. Ella marca el número de papá y le dice lo del anillo. Luego lo pone en alta voz.

—Espero recibir un pedido formal.

—¿Qué? Papá, por favor, no estamos en 1815.

—Soy un hombre anticuado, y quiero recibir un pedido formal de la mano de mi hija, sino no tendrán permiso para casarse.

—Esto es de locos, realmente —le digo a mamá dejándome caer contra el respaldo de la silla.

—Deberíamos organizar una fiesta de compromiso para toda la familia —dice ella.

—Me parece una estupenda idea, mi amor —concuerda él.

Comienzo a reírme realmente fuerte. Mamá me mira y papá se ha quedado callado en la línea.

—¿Están hablando en serio? —inquiero entonces.

—Alma mía, tu madre y yo siempre hablamos en serio.

Detengo el auto frente al edificio de Caden y me bajo para tocar el portero eléctrico. Tuve que escapar de la agencia porque mi madre quería que me quedara más tiempo, pero no puedo hacer esperar a Caden. Además estoy ansiosa por verlo, han pasado solo unas horas pero lo extraño.

Giro cuando escucho que la puerta que se abre y no puedo evitar la sonrisa que se sale de mi control al verlo. Siento aquellas mariposas en el estómago. Antes de poder decirle siquiera hola, él me toma entre sus brazos levantándome del suelo y comienza a dar vueltas.

—¡Caden, vamos a caer! —grito cuando siento que sus brazos están por soltarme y hago todo lo posible por aferrarme con fuerza a él.

Se detiene, pero antes de que logre recuperar el aliento, sus labios cubren los míos. Cierro los ojos y le devuelvo el beso con entusiasmo.

Peligrosa AtracciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora