Capítulo 22

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Conduzco, excediendo el límite de velocidad y llego. Apresuro mis pasos ignorando a los moteros que intentan llamar mi atención y me encuentro con Susan.

—Es bueno verte aquí, Gwen —me sonríe ella.

—¿Dónde está? —sé que debería ser amable y conversar con ella, pero estoy preocupada por él.

—En el fondo —me señala.

Me muevo entre las mesas y llego al reservado. Lo diviso allí sentado en un sillón blanco, medio dormido. Con cuidado voy hasta él y me siento a su lado. Sus ojos se entreabren y me miran.

—¿Qué pasa contigo? —le pregunto por lo bajo. Quiero levantar la mano y acariciar su rostro, pero me obligo a no hacerlo. 

—¿Dónde quedaron los tiempos en dónde uno podía tener una borrachera en secreto? —se remueve en su lugar y luego frunce el ceño —Vete, por favor. Mirarte me hace daño.

—Eres tan dramático —evito reírme y me pongo de pie —Vamos, te llevaré a tu casa.

—No quiero —niega y parece un niño.

—Caden, por favor. Vamos.

—Con una condición —pensé que iba a discutir más, pero se pone de pie con torpeza. Me doy cuenta que va a caer de lleno al suelo y su lindo rostro se golpeará. Me apresuro a agarrarlo y casi todo su peso cae sobre mí. Nuestros rostros quedan a centímetros. Él pesa una tonelada —Te quedarás conmigo un rato.

—Me quedaré contigo unos minutos —acuerdo. Está tan borracho que lo más seguro es que lo olvide y podré no cumplir mis palabras.

Me doy cuenta que su mirada somnolienta y borracha está clavada en mi boca. Sus brazos se acomodan sobre mis hombros y de esta forma parece que estamos abrazados.

—Eres tan bonita —murmura. Su aliento me llega y él realmente ha tomado como para morirse de un coma alcohólico.

—Y tú apestas a Capitán Morgan —le digo divertida porque reconozco el aroma de la bebida. Al menos ha tomado algo bueno.

—Dame un beso y tendrás una maravillosa borrachera —se ríe.

—No, alguien tiene que conducir —aunque la idea es maravillosa. Pero yo sé que él no necesita haber tomado alcohol para emborracharme con un beso. Estando sobrio es capaz de hacerlo. Lo obligo a empezar a caminar y es muy complicado —Caden, ayúdame un poco. Pesas demasiado.

—Es que tú eres demasiado menuda —asegura —Deberías comer más.

—Cállate y camina —sentencio.

Me despido de Susan, agitando la mano y nos conduzco hacia el exterior. Con paciencia y mucho esfuerzo, logro llegar a mi auto. Mientras estoy buscando las llaves para abrir la puerta, él se suelta.

—Tengo que llevarme a Betty —dice torpemente y se encamina hacia otra dirección.

—¿Betty? —inquiero confundida, pero entonces me doy cuenta que habla de su motocicleta —¿Le pusiste Betty a la moto?

Da dos pasos hacia mí y su rostro se pega a mi oreja. Eso me hace cosquillas, pero no logro alejarme.

—Por Betty Boop —murmura. Su aliento caliente cae contra mi cuello —Pero nadie lo sabe.

Me alejo rápido y lo tomo de la manga de su camisa. Él parece tan tonto en este estado, que de verdad temo que se lastime.

—Bueno, no puedes irte en Betty —tengo que tratarlo con cariño para que haga lo que le pido —La dejáremos aquí y le pediremos a Joey o a Mike que vengan por ella mañana.

Peligrosa AtracciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora