C A P Í T U L O 26

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Hyunjin observó cómo Jeongin comenzaba a desabotonar su camisa y a caminar hacia el baño, cerrando la puerta de un golpe detrás de él.

Oyó la ducha prenderse.

Hyunjin se sentía terrible por él. A partir de todo lo que había ido juntando acerca de su Gran Rey, nadie desobedecía sus órdenes. Si Gahyeon hubiese sido capturada, Hyunjin rompería cada regla y sufriría cualquier tortura para salvarla. Pero Jeongin era un general leal; él no se atrevería, ni siquiera para salvar a su propia hija.

Hyunjin escuchó mientras Jeongin entraba a la ducha y se dejaba de mover. Un pesado suspiro seguido de un doloroso sollozo atravesó la puerta. Sabía que Jeongin se estaba conteniendo. Si no hubiese sido por su audición mejorada, no lo hubiera oído siquiera.

No estaba seguro de lo que hacer, pero no quería quedarse allí sin hacer nada mientras Jeongin sufría.

Hyunjin se apresuró hacia el baño, apareciendo a un lado del general.

Jeongin tenía sus manos apoyadas contra el azulejo de la pared, su cabeza colgaba entre ellas. El agua caía formando cascadas por su cuerpo desnudo.

—Vete —gruñó Jeongin. Hyunjin no se movió.

—Sal de aquí.

No podía obligarse a irse, aunque debería hacerlo. Aún odiaba a Jeongin por todo lo que le había hecho, pero la hija del hombre había sido secuestrada por vampiros y él tenía pocas esperanzas de volver a verla. Hyunjin no podía estar enojado en esos momentos. Él podría volver a odiar a Jeongin mañana.

Entró a la ducha, todavía completamente vestido y pasó sus dedos por el hombro de Jeongin. Los músculos se flexionaron ante su caricia.

Hyunjin sabía que Jeongin podía resistirse totalmente a sus habilidades de incubus, pero lo intentó de todas maneras. Trató de inducirle sensaciones de calma y tranquilidad para tal vez ayudarlo a encontrar una pequeña medida de alivio.

—He cometido muchos errores últimamente —dijo Jeongin, manteniendo la cabeza gacha. Hyunjin se acercó aún más y colocó su otra mano en la espalda de Jeongin. —Nunca sospeché que Nayeon atacaría mi casa directamente. Sabía que se había aliado con una bruja, pero nunca creí que fuera una lo suficientemente poderosa como para traspasar todos los guardias que rodean este lugar, Debería haberlo sabido. He pagado caro por ese error. Tantos muertos, y Mark está perdido para mí. Él ha sido mi amigo durante casi cinco siglos... —Las garras de Jeongin salieron y sus manos se volvieron puños. Sacudió su cabeza con recelo. —Debería haber asignado a más cazadores para ella.

Hyunjin supo que ahora estaba hablando acerca de su hija. Presionó la espalda de Jeongin y comenzó a besar sus hombros.

—Nunca debí permitirle que se volviera un soldado. —Jeongin estrelló su puño contra los azulejos. Ellos se rompieron ante su fuerza.

Hyunjin se quedó quieto, dejando que los minutos pasaran. El sonido del agua cayendo lGiselleba el silencioso baño. Finalmente, Jeongin se giró para enfrentar a Hyunjin, su espalda apoyándose contra el mosaico. Una sonrisa triste cruzó su rostro.

—Estoy arriesgando mucho por ti. Podría perder todo. No me traiciones. —Era una súplica. No una orden. La primera que había oído de Jeongin.

Hyunjin no lo quería traicionar, pero ansiaba la libertad y, una vez que estuviera lo suficientemente fuerte para asegurarse que nadie podría volverlo a encerrar, él la obtendría. O por lo menos ese era su plan. En esos momentos, Jeongin le hacía difícil mantenerse inquebrantable con respecto a su objetivo. Inclinándose hacia adelante, besó a Jeongin debajo de la oreja.

Captive (Beautiful Monster)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora