Extra 1: El Inicio

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Estaba rota.

Y no me refiero a las magulladuras en la cara que se iban sanando al pasar de los meses. Tenía el alma desolada, me sentía como un barco sin timón ni rumbo fijo en medio de un agitado océano.

No tenía claro qué era lo que iba a hacer en lo adelante, cómo le pagaría al chico que me dio hospedaje sin pedirme nada a cambio.

Y no era algo que podía aclarar porque estaba ausente la mayor parte del tiempo. Solo sabía que se llamaba Seth y algunas otras cosas porque había estado observándolo en silencio. Llegaba muy tarde en la noche, cuando lo hacía, herido e irritado.

Él amanecía en el sofá, porque me cedió la cama, pero algunas veces lo veía entrar y salir del baño desnudo mientras yo fingía dormir. Casi no teníamos roces, salvo la vez que me tocó el rostro para ver los golpes y otra que me desperté llorando debido a una pesadilla.

Fue raro, no sabía qué hacer con la desesperación que sentía y él me abrazó. La tensión densa nos paralizó a los dos, hasta que le correspondí. Recuerdo que temblaba, no solo por el mal sueño, sino porque se sentía extraño su cuerpo caliente contra el mío.

Seth dormía con el torso descubierto, solo usaba un viejo pantalón de deporte desgastado. No era muy musculoso, pero estaba en forma. Su cuerpo me envolvía por completo dada su gran estatura, mi pequeñez y complexión delgada.

Luego de esa noche, las cosas se sentían de otra manera entre nosotros. Nos dábamos miradas furtivas y roces leves cuando coincidíamos en la cocina. Era innegable la tensión sexual.

En ese momento no entendía lo que me estaba pasando, lo último que quería era verme ligada en situaciones sentimentales y hasta me reprendía por eso.

No podía sumar más problemas a mi vida.

El momento en que todo cambió fue una noche de tormenta. La energía eléctrica no funcionaba, nada nuevo en nuestro barrio, y el frío me tenía tiritando.

La oscuridad me daba miedo, era como si la soledad me gritaba todo lo que yo callaba y trataba de olvidar. Las lágrimas fueron inevitables, el dolor en el pecho me tenía desesperada. Entonces lo sentí.

Unas grandes manos se posaron en mis hombros, masajearon con delicadeza desde abajo hacia arriba. Seth me acorraló con su cuerpo, el calor que emanaba de sus músculos hizo que dejara de temblar por un instante hasta que fui consciente de la posición en la que nos encontrábamos.

Mi mente se inundó con imágenes del pasado, de los golpes, palabras y acciones en mi contra. Mi piel erizada no pasó desapercibida por él porque pude sentir cómo su calidez me abandonaba.

—No te vayas —pedí casi en una súplica al mismo tiempo que me giré para encararlo.

La luz de un relámpago iluminó la fría habitación por unos segundos, lo suficiente para que pudiera notar las lágrimas que humedecían sus mejillas golpeadas.

—No quiero asustarte. —Su voz me resultó mágica, quizás por las escasas veces que me había dirigido la palabra.

No puedo asegurar cómo ni qué pasaba por mi mente, creo que su aliento caliente chocando con el mío me nubló la razón. Tuve la osadía de llevar los dedos hacia una de sus mejillas heridas; pude percibir lo tenso que estaba, pero no se opuso.

El beso que me dio se sintió irreal. Me quedé paralizada para luego corresponderle con una intensidad que hasta a mí me sorprendió.

Los recuerdos se volvían difusos, insignificantes y perdían el poder sobre mí. Solo podía sentir cómo mi cuerpo reaccionaba por completo a las caricias y besos que me proporcionaba él.

Pronto los jadeos y gritos llenaron la habitación. Ya no había frío, solo un calor que me estremecía y provocaba gemidos que no me molestaba en acallar.

Sus movimientos eran certeros, implacables. Él, no entiendo aún como, sabía dónde tocar y embestir en los lugares exactos que me hacían delirar y perder la razón. Porque eso fue lo que sucedió, mi cerebro olvidó por completo mi pasado, no había lugar a dudas ni cuestiones morales.

Estaba embriagada en su olor y calor, en la manera tan suya de poseerme.

Hasta que caímos rendidos uno junto al otro. Nuestras respiraciones erráticas se tornaban más lentas al pasar los minutos, al igual que el raciocinio volvía a mí.

Quizás a él también le pasó lo mismo porque se quedó como estatua a mi lado. Habíamos cruzado la línea y ya era muy tarde para arrepentimientos ni excusas.

—Em, yo... —susurró, despacio, pero no pudo continuar. Estoy segura de que no tenía idea de qué decir.

—Te entiendo. No te disculpes ni me digas cosas que no sientes —hablé firme, pero la verdad es que me estaba muriendo por dentro—. Esto no significa nada para mí, puedes estar tranquilo.

No me respondió de inmediato, creo que buscaba las palabras adecuadas o simplemente le daba lo mismo.

—Como sea —expresó antes de levantarse.

—No busco sentimientos ni amor —dije indiferente.

No sé si me escuchó, porque de nuevo estaba sola en medio de la gran cama.

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Me dolió, meterme en la mente de Emma de nuevo, me hizo sentir muchas cosas. 🥺😭

Como lo prometido es deuda, aquí el primer extra de Fragmentos y es una vista a cómo Emma y Seth empezaron su extraña relación.

Más adelante seguiré escribiendo otros, quizás qué pasó luego del epílogo. 👀

☆Quiero darles las gracias por todo el amor que le han brindado a la historia. No saben lo que significan para mí sus votos y comentarios. 🥺

Nos leemos lueguito. Besos. 💋

Fragmentos © (Disponible En Físico) [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora