Trato de ponerle atención a lo que me explica Adam, un psicólogo amigo de Giuseppe, que me habla sobre la dependencia emocional. Al principio no estaba de acuerdo en venir, porque me da vergüenza y temor hablarle a un extraño de mi vida.
Me sorprendí mucho la primera vez que lo vi, cuando mi amigo me habló de él pensaba que se trataba de un señor mayor.
Adam es un hombre joven, tez morena, ojos claros y su pelo castaño siempre peinado hacia atrás. Es un chico muy formal, respetuoso y fácil de entablar cualquier conversación. Desde el primer segundo que lo conocí, me sentí cómoda ante su presencia calmada y profesional.
—Las personas con dependencia emocional tienden a creer que la felicidad que puedan sentir depende de otra persona y, asimismo, permiten malos tratos para persistir en relaciones e intercambios asimétricos. —Asiento y agacho la mirada, sopesando si ese era mi caso con Seth.
—Él no me trataba mal, no porque quería. —Me veo en la necesidad de defenderlo mientras me encojo en el asiento de cuero—. Está enfermo y eso influía mucho en sus estados de ánimo. —Asiente dudoso.
—Relájate, Emma. —Guarda unos papeles en un cajón del escritorio—. Vamos a hacer algo, podemos hablar como dos amigos. No me veas como un psicólogo ni sientas que estás tomando terapia, más bien como alguien al que puedes contarle tus miedos e inquietudes. —Dejo caer mis hombros, sintiéndome aliviada.
—Muchas gracias, ¿cómo será el pago? —Niega divertido y hace un ademán con la mano, restándole importancia.
—No será necesario, no te preocupes, yo no tengo tantas personas que tratar. Eso sí, te avisaré los días que vas a venir porque dependerá de cuán desocupado esté. —Asiento, satisfecha por lo que ofrece.
—¿Crees que tenga problemas de dependencia? —pregunto tímida mientras juego con mis dedos.
—¿Qué opinas de ti, Emma? —responde con otra pregunta.
—Que no soy bonita, mi pelo no es tan suave y mis ojos son corrientes. —Suspiro avergonzada—. Soy muy flaca y bajita, no he podido avanzar en mis estudios... —Mis ojos se nublan por las lágrimas contenidas. Carraspea y observo cómo me sonríe.
—Eres una chica hermosa, fuerte y noble. —Limpio rápidamente una lágrima, sintiéndome estúpida—. Ser dependiente significa llenar tus vacíos afectivos y carencias emocionales con otra persona que pasa a ocupar un lugar central en la satisfacción de tus necesidades y, por lo tanto, se convierte en un elemento necesario para ser feliz. —Mis ojos se abren en sorpresa al escucharlo.
—Yo, es decir, me identifico, Adam. —Asiente comprensivo.
—Te han golpeado tanto que te entregas por completo a alguien que te muestra afecto, pensando que será la fuente de tu felicidad. —Siento frío de repente, yo en realidad amo a Seth.
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Fragmentos © (Disponible En Físico) [Completa]
Romance☆Disponible en físico por Amazon en los formatos: ebook, tapa blanda y dura☆ ¿Qué sucede cuando estás tan quebrado por dentro que solo puedes dar fragmentos de tu corazón? Emma es una chica con muchos problemas, pero con deseos de superación. A Set...