La Hija De Richter //Diabolik Lovers//

Capítulo 26

Un largo pasillo en penumbras, acompañado por el sonido de las agujas de algún antiguo reloj retumbando con el eco, era todo lo que veia. Podía sentir mis pies descalzos avanzando sobre la fría madera, la respiración escuchándose mas fuerte de lo normal y mi corazón latiendo deprisa en mi pecho.
La ansiedad me golpea de repente cuando la suave voz de alguien diciendo mi nombre se escucha entre el sonido de las agujas e intento frenar mis pasos, pero es imposible, mi cuerpo no se detiene.

Al final del pasillo se ve una silueta, parece ser una mujer delgada con un largo vestido negro. Su rostro se encuentra ensombrecido por completo, por lo que reconocerla es imposible.

Algo en mi interior burbujea. La sensación de que esta mujer es mucho mas que una extraña me invade. No recuerdo haberla visto en ningún lado, pero a su vez su aura se me hace tan familiar. Es... como si ella fuera una parte de mi.

Levanté el brazo para tocarla, quería ver su rostro, preguntarle quien era y si nos conocíamos de antes, pero me detuve en seco cuando ella se movió. Creo que sintió mi presencia, ya que dejo salir un sonidito de sorpresa y levantó la cabeza como si estuviera viéndome a la vez que juntaba sus manos por encima de su pecho. Parpadeé sorprendida al ver que aunque estuviera... observándome su rostro seguía completamente ensombrecido, era extraño... y algo tétrico.

Ella lentamente y con, al parecer, algo de temor, levanto su brazo por igual e intentó tocar mi mano, sin embargo una fuerte puntada de dolor repentino nos llegó a ambas impidiéndolo...

Abrí los ojos con lentitud y pesadez. Me quedé observando hacia el techo con la mirada perdida, como si estuviera en algún tipo de shock.
Ese sueño había sido muy extraño y definitivamente se había sentido demasiado vívido y real, como si en verdad hubiera estado frente a esa mujer en carne propia.

Cerré los ojos y exhale suavemente para intentar calmar el revoltijo de emociones que se aglomeraban en mi interior, confusión, angustia, dudas, miedo, entre otras cosas.

Unos pasos acercándose interrumpieron el silencio del lugar por lo que abrí nuevamente los ojos para ver de quien se trataba. Al levantar la vista me encontré con el mismo hombre de cabellera rubia y bata blanca que me encontró en el corredor. Era el doctor del instituto.

—Has despertado. Soy el doctor Reinhart ¿Te encuentras mejor ahora?— Habló con un suave y tranquilizador tono de voz. Su mirada ámbar se posó en mi, reflejando calma y amabilidad.

Asentí a sus palabras sin apartar la mirada de él ¿Acaso era yo o... su rostro se me hacia algo conocido? Lo dudo, era la primera vez que lo veía en el instituto. Me reincorporé un poco hasta quedar sentada sobre la camilla en la que reposaba y toqué mi cuello al sentir una molestia en el. Inmediatamente recordé el principal motivo del porqué terminé ahí y abrí los ojos alarmada, llevé mis manos a mi cabello con discreción y lo acomodé para ocultar las marcas lo mas que pudiese. Aunque.. de nada servía si él tal vez ya las habría visto.

—Yo... Le agradezco por haberme traído— Sonreí cordialmente para luego ponerme de pie con cuidado, mi cuerpo se sentía cansado y mi cabeza aun estaba algo mareada por la falta de sangre.

—Espera, por favor, aún no estas recuperada del todo— El doctor se acerco hasta quedar frente a mi y tomó mi mentón con una de sus manos para levantar mi cabeza —Tu rostro esta un poco pálido todavía y por el notorio cansancio en tus ojos, puedo decir que sigues mareada— Contestó para luego meter la mano en su bolsillo y sacar de él un pequeño frasquito blanco
—Toma asiento y bebe esto, te ayudará a sentirte mejor— Tendió el medicamento frente a mi y lo tomé entre mis manos, volví a sentarme sobre la camilla y lo abrí con cuidado inspeccionando el contenido, era un liquido algo espeso y transparente, y su aroma era similar al de los jarabes para la tos. Lo tomé todo en un solo trago y el efecto calmante llegó casi de inmediato. Sea lo que sea esa cosa, era bastante efectiva.