Capítulo 22

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Había pasado ya casi una semana desde aquel suceso con Shu. Mi padre, por alguna razón, aun no se había aparecido frente a mi gritandome lo enojado y decepcionado que estaba de mi actuar, y realmente me era muy extraño, esto era algo que sin duda él no hubiera dejado pasar. Realmente comienzo a dudar de si era él quien había estado rondando por allí. En ese momento Shu nunca mencionó quien era exactamente, fui yo la que sacó conclusiones antes de tiempo, cegada por la desesperación de que Richter no me hallara en esas condiciones y en la misma habitación con el rubio.

El sonido de la puerta de la azotea siendo abierta fue suficiente para sacarme de mis pensamientos. Observé con atención aquel lugar y sonreí cuando la esbelta figura de Yuma se hizo presente. El castaño copió la misma acción al encontrarse conmigo, para luego caminar con tranquilidad hasta el banco de cemento en donde me hallaba y así sentarse a mi lado.
-Pensé que no te encontraría. Como la última vez-

Suspire, soltanto luego una pequeña disculpa. Aquél día ni siquiera tuve el valor de salir de mi cuarto por temor a encontarme a mi padre, y por lo tanto falte a clases la mayor parte de la semana.

-Si... Tuve un inconveniente en casa- Enderecí la espalda y me aclare la garganta -Bebí algo... que no debía y me cayó muy mal al estomago- Solté una risita algo nerviosa y voltee a verlo
-Pero como podrás ver ya estoy mejor-

Yuma volteo a verme con calma, para luego sonreír ladinamente y tomarme de sorpresa por la cintura, sentandome sobre sus muslos -¿Si?... ¿Y cómo piensas recompesar mi tiempo perdido?- Lo sentí aspirar profundamente cerca de mi cuello y luego soltar un pequeño sonido de satisfacción. Inmediatamente reconocí aquel comportamiento, el de un vampiro olisqueando el aroma de su presa...

Me acomodé mejor sobre su regazo y con una mirada provocativa estire mi cuello hacia un costado, invitandolo a que probara de mi -¿Qué tal si te ofrezco esto? ¿Podría recompensarte?-

Lo bueno de los vampiros es que su saliva tiene proporciones curativas, provoca que la herida se cierre muchísimo mas rápido de lo normal, motivo por el cual mi cuello ahora se encontraba libre de aquellas marcas. Aunque eso no excluía a alguna que otra pequeña cicatriz quedarse grabada de momento.

Él me observó con un brillo peculiar en sus orbes, solto una leve risita nasal y acercó su boca hasta la zona de mi yugular
-Supongo que ahora mismo está de mas preguntar como lo supiste ¿no?- Pasó su humeda lengua sobre la piel blanquecina mientras que su mano se colaba entre mis cabellos, enrredo las hebras entre sus dedos y tiró un poco mas de éstas para luego enterrar sus filosos colmillos de forma lenta. Sisee con algo de dolor al principio e intenté relajar mi cuerpo. Yuma, a diferencia de los Sakamaki, estaba siendo mas suave y cuidadoso, motivo por el cual logré relajarme y a su vez mitigar un poco el dolor.

El castaño retiró sus colmillos una vez se hubo saciado y pasó la lengua por las heridas abiertas en mi cuello, sin dejar ningun rastro de sangre. Limpio luego con el dorso de su mano las comisuras de sus labios y me observó fijamente con una minúscula sonrisa -Por ahora, quedarás perdonada- Llevó sus labios nuevamente a los míos y me besó con ansias. Correspondí de inmediato cruzando los brazos detrás de su nuca y asi besarlo de igual forma, hasta que la campana indicando la hora de entrada nos interrumpió. Me separé de él con hastío y le di un último beso fugaz antes de levantarme y acomodar mis prendas un poco, principalmente en el cuello, ya que lo que menos necesitaba ahora era que los Sakamaki vieran aquella marca e iniciaran una rabieta por ello.

Yuma soltó un bufido y luego me observó con picardía -Hey ¿Qué te parece si dejas pasar la primera hora... Y te quedas aquí?- Habló, palmeando sus muslos en una clara invitación a que me sentara en sus piernas de nuevo. Aquella oferta se me hizo más que tentadora, pero... lamentablemente no podía aceptarla. -Lo siento Yuma-kun, mi padre es demasiado estricto y severo, si se entera que me he salteado una clase... se pondrá furioso- contesté con algo de pesar, pues lo que menos queria era ir a clases.

El castaño arqueó una ceja y cruzo los brazos por encima de su pecho. Su expresión ahora era mas seria que antes -¿Y qué tan altas son las probabilidades de que se entere, eh? ¿Acaso está aquí vigilando cada uno de tus pasos?-

Lo observé por un instante, ahora que yo también lo pensaba... le estaba echando demasiado drama al asunto. Yuma tenía razón, Richter no podía vigilarme todo el tiempo. Siendo sinceros, él sólo se preocupaba de mantenerme en la mansión para sus planes, nada mas. No le interesaba mi vida, ni mis estudios, ni siquiera se preocupaba de lo peligroso que era dejar una "humana" entre seis cínicos vampiros sedientos de sangre.

Cerré los ojos un momento y volví a abrirlos enfocandolos en Yuma, quien con una pequeña sonrisa satisfactoria plameó sus muslos invitandome una vez mas. Dejé caer mi bolso al suelo y me acerqué a él con pasos firmes, sentandome en su regazo con las rodillas a cada lado de su cadera, aceptando gustosa a sus labios que se unieron una vez mas al encuentro con los mios. 

(...)

Tiré el lápiz con fuerza sobre el cuaderno de química y suspire con hastío. Esa maldita ecuación era imposible, por mas formas en que la hiciera no llegaba al resultado correcto. Le habría pedido ayuda a Reiji, pero luego de los acontecimientos pasados lo mejor era que ni siquiera me acercara a él por el momento.

Tallé mis ojos ya medio irritados y me levanté de la silla llendo en dirección al pequeño balcon del cuarto, me apoyé sobre la barandilla y dejé que la brisa con aroma a rosas inundara mi nariz. Aspire profundamente y cerré los ojos con calma, últimamente me sentía mas cansada y mas frágil de lo normal, tanto física como psicológicamente. Lo detestaba. De un día para otro había pasado de ser completamente libre a estar confinada en el cuarto de una frígida mansión, sin poder salir, sin poder estar con alguien mas y estando siempre en alerta.
Aveces me quejaba un poco de mi vida monótona cuando era vampiro, pero ahora, experimentando lo difícil que es ser un humano, la preferiría mil veces mas antes que seguir pasando por esto.

Di un último suspiro dispuesta a regresar adentro, sin embargo... algo no andaba bien, el ambiente había cambiado drásticamente de la nada. Mi cuerpo se sentía raro, pesado y un extraño cosquilleo estaba apoderandose de él. Mi respiración comenzó a volverse acelerada al igual que los latidos de mi corazón. Restregué una mano con fuerza sobre mis ojos cuando noté la vista nublada y la vi... Su imagen era borrosa y distorsionada pero la reconocí al instante. Se hallaba a tan sólo unos pasos de mi con su aura sombría rodeandole. Sonrío y levantó lentamente su brazo en mi dirección mientras susurraba algo en voz baja y distorsionada.

"El momento se cerca..."

Fue todo lo que logre descifrar entre el mar de susurros antes de que todo se volviera negro y cayera con un fuerte golpe sobre el suelo.















La Hija De Richter //Diabolik Lovers//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora