Capítulo 6

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Sólo les importa lo que llevo en las venas

Mis ojos se abrieron con lentitud, parpadee un par de veces para recuperar la visión y me senté con cuidado en la acolchonada superficie de la cama. Me sentía desganada y pesada, producto de que podría tener baja presión por la falta de sangre en mis venas. Moví mi cabeza reconociendo que me encontraba en mi habitación, y al mirar por la ventana divisé a la luna ya en lo alto. Recuerdo haber quedado inconsciente por culpa de Laito...¿Cuanto tiempo habré estado desmayada? ¿!Y porque llevo mi camisón corto de dormir!? ¡Ese pervertido!

Me levanté sintiendo una molesta punzada de dolor en la cabeza, así que tomé mi largo saco de lana y me lo coloqué antes de salir de la habitación. Con pasos lentos me encaminé hacia las escaleras, necesitaba comer algo o la palmaría alli mismo. Al llegar a la sala de estar me deje caer sobre el sofá y llevé ambas manos a mi cabeza soltando un quejido, el mareo estaba haciendo de las suyas, nublando mi visión y provocandome náuseas.

De un momento otro una voz aguda se hizo oír, provocando que diera un brinco del susto.
-Mira Teddy, parece que Nagase-san por fin se dignó a aparecer- Kanato se hallaba parado frente a mi con una diminuta sonrisa.

Hice un esfuerzo por levantarme, sin embargo mi cuerpo se hallaba pesado y el mareo complicaba las cosas. Kanato volvió a reir y se sentó a mi lado, pasó un brazo por mis hombros y eme enderezó sobre el sofá, quedando muy cerca de su rostro -He esperado pacientemente mi turno de probarte. Por favor quédate quieta y déjame absorber de ti- Su lengua rozó mi mejilla, provocando que apartara mi rostro lo mas lejos posible.

El pelilila soltó un carcajada ante aquella accion y volvió a acercarse con intención de cumplir su cometido -Espera... Kanato-kun, n-no lo hagas, me encuentro débil en este momento- Él escuchó mis súplicas y, extrañamente, se aparto de mi con lentitud.

Sus ojos violáceos inspeccionaron mi rostro y parte del cuello con seriedad, se alejó de mi y se levantó del sofá con su peluche en manos -Ven conmigo-
Tomó mi brazo sin dejarme responder y tironeó del mismo levantándome junto a él para luego conducirme hacia las escaleras, mas precisamente a su habitación. Al entrar acomodó a su oso en el sillón individual que había alli y se dirigió a una mesa decorada con dulces y pasteles, cortando una generosa porción de pastel de chocolate. Lo colocó en un plato de porcelana negra y me lo entregó sin mas.

-Oh... arigatou, Kanato-kun-
Llevé un pedazo de pastel a mis labios y lo saboreé con una diminuta sonrisa, sintiendo como mi cuerpo agradecía que por fin le haya dado algo de comer. En cuanto terminé me acerqué a aquella mesita y dejé allí el plato -¿Ya te sientes mejor?- Un escalofrío recorrió mi espalda al sentir su voz detrás mío bastante cerca.

Dudé si responder o no esa pregunta, sabía de antemano que sus acciones no eran porque se preocupaba por mi, eso era algo muy dificil de creer. Me quedé tiesa y en silencio, precibiendo como las manos del pelilila se posaban en mi cintura volteándome con brusquedad
-Al menos has recuperado un poco de color, con eso me basta- Y sin dejárme reaccionar tiró mis cabellos hacia atrás con fuerza, dejando total acceso a mi cuello. Solté un débil gemido de dolor en cuanto percibí sus colmillos perforando mi piel y  extrayendo mi sangre, deleitándose con ella
-Ah... Es tan deliciosa... Necesito más- Afianzó mas el agarre chocando mi cuerpo contra el mueble detrás mio para evitar que cayese. Sacó sus colmillos de mi cuello y volvió a insertarlos nuevamente del otro lado, seguiéndo con su tarea de absorver de mi.

Maldición... si seguía viva despues de esto, sería un milagro.
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La Hija De Richter //Diabolik Lovers//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora