Capítulo 17/2

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Descuidos [Parte2]

Shu... y su maldita boca.

Los tres vampiros enfocaron su atención en mi, y fué Ayato, el mas enojado, quien dió un paso firme hacia mi -Las presas humanas como tú que viven en esta mansión tienen prohibido salir. Eres el alimento de Ore-sama, siempre tienes que estar cerca de él para alimentarlo con tu sangre, las veces que él quiera- Volvió a dar un paso y luego otro mas, retrocedí inmediatamente y volteé hacia el lado contrario para huir, pero mi vista borrosa y el constante temblor en mis piernas me jugaron una mala pasada, cayendo de bruces al suelo. Rápidamente hice lo posible por reincorporarme, pero hasta eso parecía ser la tarea mas difícil de todas en estos momentos.


La risa de Laito no tardó en hacerse escuchar, burlandose de lo patética que debería de estar viendome tirada en el suelo, intentando inutilmente ponerme de pie -Tsk, levantate de una vez-


Ayato terminó de acercarse y me tomó del brazo levantandome bruscamente del suelo. Arrugué mi rostro y apreté los dientes para acallar el quejido de dolor que quería salir. Si tan solo a mi padre no se le hubiera ocurrido la idea de volverme humana, hubiera podido fácilmente librarme de esta.

-Debería dejarte así y encerrarte en mi dama de hierro. Tal vez así lo pienses dos veces antes de volver a escapar- Mantuve mis ojos fijos en los suyos y mi boca cerrada. Ya no quería mas problemas

-Vaya, por fin has aprendido a mantenerte en silencio-

Gruñí en voz baja ante su tono soberbio. Le habría pegado una cachetada si tan solo tuviera toda mi fuerza.

El pelirrojo empezó a caminar hacia la puerta de la cocina arrastrandome detrás suyo. Inmediatamente opuse resistencia tirando mi cuerpo hacia atrás, aunque no sirviera de mucho -Espera... ¿Qué... estás haciendo? Si quieres... si quieres irte por mi no hay ningún problema, pero... sueltame primero-


-Cierra la boca, o el castigo que te daré por haberte escapado será peor- Mi espalda se tensó ¿Pretenderá de verdad encerrarme en la dama de hierro de su cuarto?

Inmediatamente tomé su mano, que me tenía sujeta, y tironeé de ella para que me soltara. No era su esclava como para acatar sus órdenes.

Ayato ignoró mis quejas y afianzó el agarre en mi brazo sin detener su andar. Pasó por el umbral de la puerta y por al lado de Shu sin voltear a verlo, mas no llegó muy lejos al sentir que me detenía abruptamente. Sin embargo no fuí yo la que causo aquello. Shu fué quien me sujetó del otro brazo antes de que su hermano me alejara por completo de ahí -Ayato, yo me encargaré de su castigo-

El nombrado volteó hacia atrás, mas específicamente a quien había hablado, Shu -No metas tus narices en lo que no te concierne. Ahora sueltala-

Volvió a tironear de mi otro extremo con brusquedad hacia él pero nuevamente no pudo moverme más que unos centimetros, el rubio también había reforzado su agarre en mi otro brazo reteniendome en el mismo lugar -Te dije que yo me encargaré de ella, Ayato-

-Tks... ¡Qué la sueltes maldita sea!- Ahora si solté un fuerte quejido, ya que el pelirrojo me tiró hacia él con demasiada fuerza, hasta llegué a pensar que me arrancaría el brazo del cuerpo, y esta vez si consiguió que el mayor me soltara.

A causa del brusco movimiento me fuí de lleno hacia Ayato, chocando contra su torso, acción que él aprovecho para sujetarme, levantarme sobre su hombro e inmediatamente desaparecer a ambos de allí.

Las paredes rojas de su cuarto fue lo primero que divisé al abrir los ojos, seguido de un empujón y luego un golpe contra una superficie suave bajo mi cuerpo. Me volteé con la cabeza dándome vueltas e intenté levantarme y salir de la cama, sin embargo Ayato me detuvo, se sentó a mi lado y me colocó al estilo "princesa" sobre su regazo. Apresó mis brazos con los suyos y se inclinó para nuevamente clavar sus colmillos, satisfaciendo egoístamente su sed.

Un gritito agudo y doloroso fue lo único que pude emitir mientras enrredaba fuertemente mis dedos en su remera blanca, tratando de soportar el horrible e incomodo pinchazo. Cuando por fin retiró sus colmillos y el dolor hubo cesado, ablandé el cuerpo y me desplome sobre su regazo, quedando casi al borde de la inconsciencia por la importante falta de sangre.

El pelirrojo dejó escapar una risa de pura diversión mientras me observaba desde arriba, para luego levantarse conmigo encima y transportarse hasta la dama de hierro que estaba posicionada en el lado izquierdo de la habitación.

-Espero que asi aprendas a no intentar otro escape- Me adentró en ella e inmediatamente juntó las puertas importandole poco mis protestas. Solté un gemido desesperado e intente abrirlas, sin embargo tuve que apartarme de inmediato en cuanto sentí pinchazos en las palmas de mis manos. El interior de la dama de hierro estaba liso a excepción de las puertas, para así impedir que se pueda escapar. Gruñi al sentir mis manos húmedas y manchadas con un poco de sangre por las pequeñas heridas e inmediatamente comencé a gritar que me sacaran de aquí, sin recibir ninguna respuesta.

No se cuanto había sido el tiempo en que estuve gritando, pero seguro fue el suficiente como para que mi cabeza doliera y estuviera a punto de explotar. Suspire cansada y frustrada mientras llevaba una mano a mi frente apretándola para mitigar el dolor. Estaba tan furiosa.

-Es un bastardo... ¡Un puto bastardo!- Siseé al sentir otra punzada de dolor y nuevamente masajee mi frente y ojos para intentar apaciguarlo. Mi labio inferior comenzó a temblar, y junto a ello un par de lágrimas amenazaban con salir en cualquier momento, traté de impedirlo, sin embargo no logré retenerlas por más tiempo, dejando que un par de gotas resbalaran hasta mi barbilla.

Unos pasos acercándose apresuradamente llamaron mi atención y las puertas de la dama abriéndose de golpe provocaron que diera un respingón del susto. Levante la vista encontrando un cuerpo esbelto parado frente a mi... Con cabellera rubia y ojos azules. Me sorprendí al verlo y cuando iba a hablar él me cortó.
-Cállate o te dejaré allí toda la maldita noche- Tomó mi brazo y me jaló hacia afuera, cerró las puertas de hierro y se teletransportó conmigo a su habitación. Una vez allí me soltó bruscamente y se recortó en su cama sin mas, lo observé por unos instantes para luego observarme a mi misma. Tenía la falda del vestido manchada con un poco de sangre producto de refregar mis manos lastimadas en ella y seguramente mi rostro también se manchó al querer limpiarme las lágrimas.

Abrí mi boca para decir algo, mas sólo opté por quedarme en silencio y caminar lentamente hasta el baño.

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Siento haber tardado taanto en actualizar 😿 pero estaba sin mi telefono y no me gusta escribir desde mi computadora jajaja

La Hija De Richter //Diabolik Lovers//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora