Capítulo 20

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Desperté aturdida, encontrando todo a mi alrededor oscuro. La luz de la luna era lo único que alumbraba aquel lugar en penumbras, el cual logre reconocer como un cuarto, aunque no era el mio.

Consternada y confundida intenté moverme de donde me hallaba, pero extrañamente me era muy difícil. Además no podía recordar lo que había sucedido y mucho menos el como había llegado aquí.

Mis sentidos poco a poco fueron despertando, y descubrí que mi cuerpo se encontraba caliente, pesado y con una fina capa de sudor cubriéndole, aunque no sabia el por que, ya que afuera no parecía hacer calor.

Intente por todos los medios levantarme de lo que parecía ser una cama, sin embargo, una repentina palpitación en mi sexo provoco que jadeara y apretara las piernas ¿Qué estaba pasando? Podía sentir mis pezones erguidos debajo de la tela de mi ropa y mi vientre no dejaba de cosquillear. Volví a jadear cuando otra palpitación me azotó y mordí mis labios cuando la fricción de mis muslos me envió una corriente placentera por todo el cuerpo. Estaba excitada, demasiado.

Con dificultad conseguí sentarme sobre cama e intenté recordar que había pasado, pero mi mente se encontraba confusa y borrosa. Pasé las manos por mi rostro intentando despejar el mareo que sentía, pero era inútil, esto era peor que una resaca.

Otro fuerte espasmo me recorrió y solté un gemido lastimoso. Mi cuerpo comenzó a temblar y las ganas de saciarme se volvieron  demasiado tentadoras, por lo que completamente acalorada comencé a desvertirme lo mas rápido que podía, llevando luego una de mis manos hasta mi centro para comenzar a tocarme, sorprendiéndome de lo húmeda que estaba. Dirigí mi otra mano a uno de mis pechos y lo masajeé mientras llevaba la cabeza hacia atrás y gemía por la placentera sensación. Al parecer mis puntos erógenos estaban demasiado sensibles, motivo por el cual mi cuerpo respondía al mas pequeño toque.

Entre la neblina de placer que estaba sintiendo, mi cabeza de un momento a otro me llevó a pensar en el alto castaño... follandome fuerte, rápido; pero no sólo a él, un rubio de ojos azules estaba allí también, tocándome, besándome. Gemí al imaginar sus gruesas pollas llenando y estirando mi interior, sintiendo sus jadeos y maldiciones retumbar en mi oído de lo bien que se sentía.

Completamente ida, me dejé llevar por aquella fascinante alucinación y caí de espalda contra la cama, moviendo mis dedos mas rápido sobre mi clítoris y mis pechos, jadeando entrecortadamente al sentir el cosquilleo volverse mas y más intenso a cada momento. Hasta que al fin conseguí llegar al tan deseado orgasmo con un fuerte y agudo gemido. Sin embargo, aquello no fue suficiente. Mi pecho subía y bajaba rápidamente producto de mi respiración entrecortada, al parecer la calentura no había bajado ni un poco.

Volví a sentarme en la cama con la frustración y el deseo latente. Necesitaba algo mas que mis dedos, así que empecé a buscar mi ropa, dándome cuenta que era nada mas y nada menos que el uniforme del instituto. Bufé, realmente no estaba en condiciones para pensar en el porque aun lo llevaba, sólo tenia algo en mente, el cual salí a buscar a toda prisa cegada por la lujuria y desesperación.

Salí de la habitación con la visión medio borrosa y la cabeza aun dándome vueltas, como si estuviera ebria. Inhale hondo y comencé a buscar ansiosa por las habitaciones de la mansión, manifestando algún que otro quejido producto de los roces de la tela con mi cuerpo y mis propios movimientos al caminar.

(...)

Luego de un infernal rato buscando, logré encontrar lo que necesitaba. Él estaba recostado, como siempre, en un amplio sofá escuchando su música en lo que parecía ser una sala de juegos, ya que contenía una mesa de billar en el centro y un espacio para lanzar dardos. Lo observe por unos instantes y maldecí, no quería hacerlo, pero mi excitación ahora era mas fuerte que mi orgullo, así que con pesar me acerqué.

La Hija De Richter //Diabolik Lovers//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora