Capítulo 15

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Enfado

La cena entre todos fue la cosa más incómoda y silenciosa en la que había estado, y lo único que deseaba era largarme de allí lo antes posible.

Agradecí que Subaru se levantara y se largara sin nada más que decir, dándome la oportunidad de escapar de esa situación también. Sin embargo, al contrario de él, yo si agradecí la comida y le deseé buenas noches a todos los presentes, aunque fuera una gran mentira.

Había pensado volver a mi habitacion, pero al no tener nada que hacer opté por salir un rato afuera y así despejar el creciente aburrimiento que producía el estar dentro de esa imponente pero frígida mansion. Aun así el jardin que poseía era magnifico, con sus bellas rosas adornando y dando su toque agradable a la vista. Al final me decidí por cortar una y así llevarla a mi habitación, pero cuando estuve por agacharme a recogerla un fuerte viento frío me lo impidió. Volteé a ver encontrandome a mi padre, con su rostro mas serio de lo normal y sus cejas fruncidas.
A pesar de todo me dirigí a él animada y con una sonrisa surcando mis labios rojizos. Deseaba tanto poder acercarme y darle un abrazo, pero no podía, él nunca me dejaría hacer algo asi -Padre, me alegra mucho verlo-

Me acerqué un poco más y él hizo lo mismo hasta quedar frente a mi. Levanté la vista sin que la sonrisa abandonara mi rostro, aunque no duró mucho. Richter me tomó bruscamente del hombro y ladeó mi cabeza a un costado. Solté un quejido por el brusco movimiento e inmediatamente mi respiración se aceleró al percatarme de lo que hacía. Opté por mantenerme en silencio, esperando algún golpe de su parte en cuanto viera las marcas, ya que siempre... la que tenía la culpa era yo
-Fué Laito ¿No es así?-

Encogí levemente los hombros ante su duro tono de voz. Boqueando un par de veces antes de responder en un tono bajo
-S-si... padre- Cerré los ojos esperando el característico golpe en la mejilla que recibía cada vez que no obedecía sus órdenes. Sin embargo, no llegó. En vez de eso, su mano dejó de hacer presión en mi rostro y la retiró lentamente, dejando una caricia a su paso.

Abrí los ojos anonada por su extraño reaccionar. Han sido muy pocas las veces que he recibido ese tipo de afecto por parte de él. Fijé mis orbes carmesí en su rostro encontrandolo mas tranquilo y algo cansado, y sin esperarmelo sus brazos me rodearon desde mis hombros y me atrajeron a él en un abrazo que jamás había recibido, al menos no por parte de mi padre. Era cálido, como los que mi madre solía darme cuando aún estaba viva. De cierta forma aquel contacto me reconfortó y me permití corresponder a su abrazo y acurrucar mi cabeza en su pecho, cerrando los párpados mientras soltaba un muy leve suspiro. Pero... siempre había algo que arruinaba aquellos momentos, como ahora.

-...Cordelia...- Richter susurró su nombre, siendo suficiente como para que abriera los ojos sorprendida y molesta. Rápidamente alejé mis brazos y traté de separarme por completo pero no pude, Richter me había estrechado más a él impidiendo que me moviera -Odio tener que dejar que alguien más te toque... y beba de ... mi amada Cordelia-

Mi ceño se frunció cabreado y levanté la mirada hacia él, tratando de ignorar el picor de las lágrimas en mis ojos. Intenté que mi tono de voz saliera fuerte e imponenente, aun así se escucho algo tembloroso
-Padre, no soy... Cordelia, y nunca lo seré-

El más alto abrió sus ojos y se separo lentamente, siendo lo suficiente como para poder observar con una pequeña sonrisa mi rostro más bajo que él -Pronto serás más que sólo su reflejo, ten paciencia, volveremos a estar juntos-

Mi expresión cambió drásticamente a una completamente atónita, negué con la cabeza sin dejar de verlo y logré separarme bruscamente de él sin poder evitar el gritarle
-¿Quieres... transformarme en ella?¡Yo no quiero ser como ella, no quiero tener nada relacionado con esa mujer!-

La Hija De Richter //Diabolik Lovers//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora