Capítulo 18

876 82 4
                                    

Desde que desperté, no había hecho nada mas que observar el blanco techo de mi cuarto, rememorando el día anterior, desde el castigo de Ayato hasta el extraño actuar de Shu.

Llevé una mano hasta mi cuello, siseando un tanto fuerte cuando pasé los dedos por encima de las marcas de colmillos que aún no terminaban de cerrarse, y que se supone que ya deberían de haberlo hecho.

Rodé hasta quedar de costado en la cama y revisé la hora del despertador en la mesita de noche. Las 5 pm, debía vestirme para ir al instituto, realmente no tenía ni una pizca de ganas de ir pero en cuanto Reiji se diera cuenta de que no he bajado, vendrá hasta aquí, me regañará por hacerlo esperar y me obligará a vestirme de todos modos, asi que me levanté de una vez, me duché y comencé a arreglarme con bastante lentitud.
Coloqué rimel en mis pestañas y un poco de brillo labial rojizo en los labios para terminar, dirigiendo luego mi vista al despertador en la mesa de noche, verificando que ya eran 5:45 pm.
Y como predije, Reiji tocó la puerta y entró apenas para avisarme que era hora de irse.

Salí del cuarto con mi maleta en mano y bajé lentamente las escaleras. Ya todos estaban dentro del coche, por lo que me encaminé hacia allí y subí en completo silencio.

El viaje fue igual que siempre, silencioso y tenso. No me digne a mirar a ninguno de los presentes, sólo observé el camino por la ventanilla con el rostro serio. Estaba demasiado furiosa aun con el pelirrojo como para tan siquiera voltear a verlo, y no deseaba mas en este momento que plantarle una bofetada para al menos liberar la ira, pero eso complicaria las cosas y no estaba realmente con ganas de iniciar otra pelea. Lo único que podía hacer era ignorarlo, tal vez asi me calmaria y volvería a pensar con claridad.

El coche aparcó frente al establecimiento y salí a toda prisa, ignorando los llamados de Reiji diciendo que esperara a Laito para ir a nuestro salón.

Llegué hacia las escaleras que conducían a la azotea del instituto y subí a toda prisa, necesitaba volver a enfriar mi cabeza. Me senté en el banquillo de cemento, dejando mi maleta tirada en el suelo sin cuidado e inhalé una buena cantidad de aire, soltando todo con pesadez mientras me encorvaba y cerraba los ojos. Sólo llevaba un par de semanas viviendo en la mansión con los Sakamaki, y ya estaba deseando salir de alli.

Estuve unos cuantos minutos sentada ahí con la cabeza gacha, pensando en mi padre, y en lo que me había metido, sin ninguna pizca de preocupación por mi, por lo que estaba pasandome. Pensé que si accedía a todo lo que quisiera lograría cambiar un poco su actitud hacia mi, que empezaría a verme un poco más como lo que era, su hija, no el retrato de su amante. Suspiré con pesar y me acerqué hasta las rejas, observando como todos los estudiantes ingresaban al lugar riendo y conversando entre sí al sentir la campana anunciando en inicio de las clases. Sin embargo, a lo lejos pude divisar algo que llamó bastante mi atención. Me acerqué todavía mas a las rejas y observé con atención a un alto castaño que se acercaba junto a otros tres chicos más. Sólo lo había visto una vez, pero estaba segura que no lo había olvidado. Abrí los ojos y la boca anonadada al verificar que si era él, era Yuma, caminando deprisa junto a sus acompañantes al ver que se les hacía tarde.

Inmediatamente una pequeña sonrisita se formó en las comisuras de mis labios, olvidando momentáneamente todo lo demás. Que gran suerte, el sexy castaño del club viene al mismo instituto que yo. Acabo de encontrar un buen motivo para venir a clases.

Tomé mis cosas y bajé de la azotea con un humor mas calmado, esperando poder encontrarme con él por "casualidad" en algunos de los pasillos. Ya hasta estaba saboreando la expresión que pondría al encontrarme allí.

Busqué entre los pasillos y en los pocos alumnos que quedaban fuera de sus salones, pero no pude dar con él. Aunque con lo que si pude dar fue con uno de los profesores, quien al verme inmediatamente me regañó y me llevó hasta mi clase. Suspire disgustada cuando la puerta se cerró detras de mí. Todavía faltaban algunos alumnos dentro, incluido Laito, y el profesor ni siquiera estaba. Dejé mi maleta en mi respectivo banco y me dispuse a salir otra vez, y lo habría hecho de no ser por la profesora que entraba en ese momento, arruinando mis planes.

Al terminar las clases, me vi a mi misma buscando al castaño entre los alumnos que salían de sus salones y se iban a sus casas, olvidandome por completo que los Sakamaki seguramente estaban esperandome en la limusina.

Por mas que busqué no pude dar con él. Chasqueé la lengua con molestia y comencé a caminar disgustada a la salida con la mirada en el suelo. Sin embargo, en el camino fui aburptamente detenida al estar a punto de chocar con la espalda de alguien.

-¡Oye que te p...!- La persona se volteó instantaneamente al sentir mis manos en su espalda, evitando mi choque, pero calló en seguida al observarme con sorpresa. Yo también levanté la vista y lo observé, quedando de la misma forma -... ¿Nagase?-

Cambié mi expresión, sonriendo levemente de lado y mi pulso se incrementó ansioso cuando observe su rostro -Yuma-kun, que casualidad ¿no?-

__________________________________

La Hija De Richter //Diabolik Lovers//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora