La Hija De Richter //Diabolik Lovers//

Capítulo 23

Desperté aturdida, con la cabeza palpitante y bastante adolorida producto del fuerte golpe contra el suelo. Al recobrar algo de conciencia me percaté de que aun estaba en el piso de mi habitación, las ventanas se encontraban abiertas y por ellas pasaba una brisa un tanto fresca ¿Cuánto tiempo había estado allí tirada?
Me levante lentamente y con cuidado hasta quedar sentada, observé a mi alrededor sin notar nada fuera de lo común y suspire, mi habitación estaba intacta. Lleve una mano a mi cabeza tanteando si no me había hecho alguna herida y me levante completamente. Al mirar por la ventana vi al cielo aun oscuro, sin embargo deduje que no faltaría mucho para que el amanecer comenzara a asomarse. Me acerqué un poco más y junte ambos ventanales cerrandolos con seguro, el frío de la noche ya había helado mi cuerpo lo suficiente.

Me quedé quieta y en silencio frente al cristal, parpadee un par de veces con preocupación y junto a ello un mal presentimiento se instaló en mi mente. No dejaba de recordar su figura frente a mi ni tampoco aquellas palabras. "El momento se acerca" ¿A qué se refería con eso? ¿Qué es lo que iba a pasar?

Estuve tentada a ir tras mi padre y preguntarle que significaba todo esto, porqué de repente había tenido esa alucinación y porqué justamente era con ella, con Cordelia, pero me contuve. Si mi padre pudiera llegar a saber algo lo mas seguro es que no me lo diría, guardaría silencio como siempre y ocultaria todo de mi.

Con la cabeza aun palpitante camine a pasos lentos hasta mi cama y arranqué el cobertor para colocarlo sobre mi y asi poder agarrar algo de calor, luego me dirigí hasta la puerta y la abrí con cuidado de no hacer demasiado ruido. Asomé un poco la cabeza hacia el exterior cerciorandome de que no hubiera nada y salí. El pasillo estaba silencioso y oscuro, un escenario bastante tétrico digno de una pelicula de terror.

Sin perder tiempo me encamine hasta las escaleras y posteriormente hasta la cocina a por un vaso de agua. Prendí las luces del lugar y saque una jarra de agua del refrigerador, llenando luego el vaso hasta el tope. Inmediatamente me lo tomé entero y volví a servirme un poco más antes de dejar la jarra de vuelta a su lugar. Coloqué el vaso sobre la encimera y acomodé mejor la frazada sobre mis hombros, di un pequeño suspiro ya mas aliviada y me dispuse a salir de allí, sin embargo... el foco de la cocina comenzó a parpadear levemente en cuanto volteé como si estuviera a punto de apagarse. Los susurros como aquella vez volvieron a hacerse presentes, pero esta vez el eco del solitario lugar los acompañaba provocando que retumbaran en mis oídos con mas ímpetu. Cubri mi cabeza con la manta y mis orejas con ambas manos para luego salir apresuradamente de la cocina a refugiarme en mi habitación.

El camino hacia las escaleras nunca se me había hecho tan largo y tenebroso, estaba sudando frío y las piernas me temblaban como gelatina con cada paso que daba. La luz de la luna era lo único que apenas iluminaba la estancia para poder guiarme entre tanta oscuridad, y eso sumado al creciente miedo y nerviosismo que estaba sintiendo me hacían desorientarme por momentos.

Los susurros no habían dejado de escucharse, decían varias cosas inentendibles al mismo tiempo, sin embargo, aún entre tanto bullicio, nuevamente pude escuchar aquella frase repetirse una y otra vez acompañados de una risa femenina. Apreté las manos con fuerza sobre mis oídos intentando mitigar aquellas voces y comencé a correr ya sin rumbo fijo con la esperanza de encontrar las escaleras.

-¡Uhg...!-Cerré mis ojos con fuerza y solté un grito asustado cuando algo se interpuso en mi trayecto provocando que chocara y cayera al suelo con un golpe seco.

-Tu... ¿Porqué estas haciendo tanto alboroto a estas horas?- De inmediato distingui la profunda y seria voz de Reiji. Observé a su dirección tratando de enfocar su figura entre la oscuridad hasta que lo vi, sus ojos escarlata, sin en vidrio de sus lentes cubriendolos, centellaban mas de lo normal bajo las sombras, llevaba pantalones de dormir gris claro y una playera negra de mangas cortas.

Me levanté tan rápido como pude, me acerqué a él tomando su brazo con algo de fuerza y hablé con desesperación -¡L..los susurros! ¿Los escuchas verdad? ¡No se de donde provienen, no...!- Miré hacia todas las direcciones cuando aquellas voces sin sentido comenzaron a apaciguarse hasta quedar todo en completo silencio, solo dejando mi trabajosa respiración oyendose en el lugar -¿Que... que es esto... Como las... detuviste? ¡ah!- Reiji me atrajo hacia sí con brusquedad plantandome delante de él. Posó ambas manos en mis mejillas y observó mi rostro con mirada escrutadora, luego llevo una de sus frías manos hasta mi frente tomando mi temperatura -Tus mejillas estan rojas y tus labios resecos. Tienes fiebre y has comenzado a alucinar ¿Qué has estado haciendo?- Su ceño apenas fruncido demostraba que estaba empezando a molestarse, me miró fijamente esperando a que contestara.

-Solo bajé por... por un vaso de agua- Mi voz se oyó apagada, al parecer la adrenalina que sentía en un principio estaba disminuyendo, y con ello tanto mi cuerpo como mis ojos fueron invadidos por una enorme pesadez. El pelinegro lo notó, con un largo suspiro exasperado me tomó desde los muslos y me alzó contra su pecho. Por inercia apoyé la cabeza sobre su hombro y dejé que me llevara sin protestar -Esos fuertes susurros... me acecharon en la cocina... no podía detenerlos y corrí... Quería volver a mi habitación pero... este lugar es un puto laberinto- solté un quejido entre dientes mientras oía las pisadas de los pies descalzos del vampiro avanzar.

Reiji no dijo nada, simplemente siguió caminando hasta llegar a las escaleras. Me alzó un poco mas sobre su pecho para acomodarme y seguidamente comenzó a subir.

Levanté un poco mi cabeza para reacomodarla en su hombro y... Al mirar por sobre la espalda de Reiji noté unos peculiares ojos azules brillar entre la oscuridad, observando todo desde la lejanía.  Parpadeé con lentitud tratando de enfocar mejor la vista, pero cuando volví a mirar ya no habia nada.

Eso... si que no había sido una alucinación.

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