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—¡Vengan con api!

Christopher estaba sentado en el suelo con sus piernas extendidas mirando a sus dos pequeñas vestidas de dos pequeños ositos, se veían tan tiernas vestidas de aquel modo.

—¡Api yiyi!

La pequeña Jaz corrió lo más rápido que sus cortitas piernas le permitían, en cambio Mica iba gateando tranquilamente hacia donde Christopher las esperaba con los brazos bien abiertos.

Las dos bebés apenas estaban por cumplir su primer añito y ya estaban aprendiendo a caminar, decían pocas palabras, aunque era más lo que balbuceaban que lo que hablaban.

Aveces querían charlar con su padre pero Christopher apenas entendía cuando trata an de llamarlo por su nombre, amaba como las niñas le decían "yiyi" o discutían entre ellas.

Era muy gracioso ver cómo gritaban y se frustra ab al ver que la otra no le entendía nada.

—¡Yiyi!

La primera en tocar su pie fue Mica, Jaz cayó de trasero al suelo pero gracias a su pañal no había sentido nada, enseguida extendió sus bracitos abriendo y cerrando sus manitas para recibir la atención de su padre.

Christopher se arrastró un poco sobre el suelo para llegar a Jaz, agarró a las niñas entre sus brazos y dejó un pequeño beso en cada mejilla.

—Lo hicieron bien.


[🥀]

—Blah, blah...a bluh

—¡Ah Io, blauh blih!

Las dos niñas estaban sentadas en sus sillitas de bebé, esperando a su padre para que les de el biberón, Christopher calentaba la leche mientras sonreía al escuchar a sus bebés hablar.

—¡Ah yiyi!

—¿Que pasa?— dió vuelta su rostro con una mirada y sonrisa divertida al ver a su pequeña Jaz con los brazos cruzados.

—Mm, ¡Ah, blach micha!

—¿Que hiciste Mica?— la recién nombrado abrió sus pequeños ojitos gatunos más de lo normal para después golpear la mesa con sus manitas.

—¡Nio, bluh pi chao!

—¿Qué?— largó una pequeña carcajada, nunca iba a olvidar esas conversaciones ridículas que tenía con sus hijas.

[🥀]

—¡La vaca Lola!— Jaz salta a en el sillón mientras entre sus brazos tenía su pequeño osito rosado y miraba las canciones infantiles que Christopher le había puesto en la televisión.

Mientras que la pequeña Mica estaba en un sillón individual durmiendo abrazando un peluche de kumanon, que era de su padre.

—Jaz haz silencio que tu hermana está durmiendo.

—¡Tiene cabecha y colita!

Mientras cantaba apuntaba su cabeza y trasero, sonriendo feliz e ignorando a su padre. Christopher suspiró cansado y me bajó un poco a la tele para luego seguir lavando los platos que habían usado esa mañana.

—¡El pabin y ma piba shi val a casal!

Otra canción volvió a sonar y como si fuera una alarma, Mica se había despertado. La niña pasó su manita por sus ojitos y miró a su hermana que saltaba feliz en el gran sillón.

Sonrió y torpemente bajó del sillón individual, agarró el peluche entre sus bracitos para luego subir lentamente y con ayuda de su hermana al gran sillón.

Las dos empezaron a cantar "el pavo y la pava" gritando y bailando torpemente mientras que en algunas ocasiones caían de trasero en el sillón o perdían el equilibrio.

Christopher secó sus manos con una servilleta y feliz, comenzó a gravar a sus dos niñas cantar y bailar.

Definitivamente amaba las mañanas de los sábados, eran tan alegres y divertidos, creaban muchos lindos recuerdos que iban a tener para toda la vida y los iba a amar con toda su vida.

Ser padre soltero era algo difícil, pero podía tener sus momentos divertidos, alegres y emocionantes.

Papá soltero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora