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Christopher pov.

En la sala de estar estábamos todos, miré el reloj de la pared de aquel lugar y eran más de las dos de la madrugada. En las sillas de enfrente de encontraban sentados los cuatro menores tapados con dos mantitas de Kuyng.

Abracé a mi madre y cerré mis ojos unos minutos, quería dejar de pensar en negativo, quería dejar mi inseguridad y miedo.

Cómo me había enseñado _____.

— Familiares de la joven ____ ____.

Todos nos ponemos de pie y el doctor miró uno por uno, un carraspeo por parte de la abuelita hace que el doctor la mire.

— Soy su tutora, ¿Que pasa con mi nieta?— el doctor le trato de sonreír y se acercó a ella.

— Cuando cayó dela escalera solo sufrió una fracturación en el brazo derecho, se golpeó el vientre y...

Y la esperanza se me fue a la mierda.

— Podemos decir que el feto no llegó a aguantar el peso dela señorita _____, y además de que estaba débil en cierto punto, apenas iba a cumplir el segundo mes.

Gajito...

Caigo de rodillas al suelo, mi respiración se aceleró y mi corazón deja de latir por microsegundos. Tapo mi rostro con mis manos para que mis hijas no me vean tan vulnerable, aunque no lo notaría ya que estaban dormidas.

— Hijo...

— No.— separo las manos de mi madre de mi y dejo que la tristeza me lleve a la desesperación y el miedo, veo al doctor desde mi posición y murmura un lo siento.

Mi madre se arrodilló enfrente de mi y me abrazo, mis brazos no rodearon el cuerpo de mi madre, solo se quedaron a sus costados.

No podía creer que gajito ya no estaba más, no podía creer que lo único que me tenía conectado con _____ desapareciera.

No los cuidé.

No fui lo suficiente hombre como para mantener a mi hijo y novia, no pude ser valiente para tenerlos junto a mi, la culpa llegó como un rayo y grité, grité de frustración y supe que había despertado a mis hijas, pero poco me importó.

Mi madre me abrazó más fuerte y escondió mi rostro en su cuello para ahogar mis gritos desgarradores, gajito ya no iba a crecer, gajito no iba a llamarme "papá" en un futuro, no, no lo iba a hacer.

Porque ya no existía.

Apreté la pijama de mi madre entre mis pálidas manos y lloré, lloré más fuerte porque mi deseo de volver a ser padre se esfumó.

— Hijo...

Mi cuerpo tembló por el aliento tibio de mi madre en mi oreja y lloré aún más fuerte, mojando el hombro de mi madre y arrugando su pijama. Mi corazón dolía y mi garganta ardía.

Pero era lo menos queme merecía.

Por ser un cobarde, inseguro y no poder cuidar bien a mi familia.

— No puede ser, mamá...— lloré en su hombro y siento su cuerpo temblar—. Dime que es mentira.

— Lo siento, Chris.

— ¡No, mamá!— grité en su hombro y lloré más fuerte, estaba seguro que más de uno me miraba pero me importaba una mierda.

Mi dolor era tan fuerte, nunca voy a conocer a mi hijo, nunca voy a poder llamarlo por su nombre, decirle cuánto lo amo...porque me lo arrebataron de las manos.

— ¡Joder, te mataré Choi Lia!

Empujé a mi madre y me puse de pie, mis hijas me miraban con miedo. Sequé mis lágrimas con el puño de mi polera y comencé a caminar hacia la salida del hospital.

— ¡No, Christopher!

— ¡La mataré mamá, se metió con gajito!

Grito aún sin mirarle y cuando soy el primer paso hacia la salida siento un pinchazo en mi brazo. Doy vuelta el rostro y veo un enfermero inyectar algo en mi, iba a hablar pero todo se volvió negro.

Solo quería matar a la persona que me hizo tanto daño en esta vida.

Solo quería matarla.

¿Era mucho pedir?

Papá soltero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora