3. Lo he superado, ¿no?

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Me pongo mi conjunto de purpurina y me dejo el pelo suelto. Al mirarme en el espejo, me recordó a aquel día 3 años atrás. Esbozo una sonrisa triste, y salgo de la habitación para evitar volver a recordarlo. Dejo a mis amigas viendo la Isla de las Tentaciones y salgo a la calle. Madrid está muy ambientado, con sus calles llenas de pandillas tomando sus cervezas y tapas en las terrazas. Llego a la taberna donde Marco me ha citado, y lo veo sentado en un taburete alto. Va vestido con un polo azul marino y unos chinos de vestir. Cuando nuestros ojos se topan, ambos esbozamos una sonrisa.

-Hola Marlena.- dice mientras me siento en el taburete intentando que no se me vea nada.

- Hola.

- Ya tienes lo de los dos meses adelantados.- me dice inclinándose hacía mi.- Y los meses que vienen cobrarás igualmente.

Nos traen una copa de vino a cada uno, y Marco me regala una sonrisa.

-Muchas gracias Marco.

- Gracias a ti por lo de esta mañana.- esboza una sonrisa de lado y me guiña. Cojo mi copa y pego un buen sorbo.- ¿A dónde vas de crucero?

- Crucero por Grecia y Roma.- digo cogiendo un sushi de atún de la bandeja.

- Bonito destino, muy romántico.- lo miro a los ojos y veo como se intensifica su verde. Su sonrisa se abre y deja ver los dientes blancos y perfectos... Más vino, por favor.

- No, que va, voy en plan amigos. Con amigos vaya.- digo con una sonrisa nerviosa.- Además allí de paso celebraremos mi cumpleaños.

- ¿Cuándo es?

- El sábado.- me quedaban 4 días para cumplir 28 años. Me queda poco para los 30. Dios santo me siento vieja...

- ¿Cumples 28 no?- asiento y sonríe.- Yo cumplo en agosto 30.

- Vaya, que bien...

- Bueno, mi madre dice que a estas alturas tendría que estar casado, e incluso con algún hijo.

- Mi madre es igual.- pienso en ella y me da un pellizco el estómago.- Bueno, era. Llevo 3 años sin verla, ni hablar con ella.

- ¿Peleadas?- asiento y hace una mueca de fastidio.- ¡Camarero, la cuenta!- un chaval viene y deja el platillo de metal sobre la mesa. Voy a abrir mi bolso, pero una mano me lo impide.- Yo invito.

- Ah, muchas gracias Marco, pero no hace falta.- digo intentando sonar lo mejor posible. Me sentía pobre y estúpida. Salimos del restaurante y Marco me rodea con su brazo por los hombros.

- En vez de ir a un club o pub, ¿vamos a mi casa?- dice mientras nos paramos en mitad de la calle.- Es que no me gustan esos sitios mucho.

- Vale, no pasa nada.- a mi me encantaban, pero ya que me había adelantado dinero, y me había invitado, que menos.

Llegamos a una zona de casas blancas con jardines, bastante familiar. Nos paramos en una con un porche chill-out, y una fachada con alguna que otra planta trepadora. Entramos y Marco me dice que me siente en el sillón del jardín. Al poco rato, sale con dos copas y una botella de vino blanco. Más vino. Más subidón. Emborracharme. Sexo.

-¡Eo! ¿Me estás escuchando?- me dice sentándose en el sillón de enfrente.

- Ehh... Lo siento.

- Decía que si querías que pusiera música de fondo.- asiento, y le da al play del mando para que el equipo de música empiece a sonar.

- Bueno...- digo moviendo la copa en círculos. Marco me observa fijamente mientras bebe lentamente de su copa. Ante ese gesto, mi incomodidad crece, y hace que me tome otra copa más del tirón.

- Marlena voy a ir al grano, ¿vale?- asiento y suelta su copa.- No soy capaz de olvidar lo de esta mañana, pero me gustaría disfrutarlo más.

Coge mi copa y la pone sobre la mesa. Me levanto despacio y Marco se abalanza posando sus labios sobre los míos. Damos una vuelta, y me coge en brazos mientras entramos a la casa. Subimos unas escaleras de cristal mientras nos besamos, y nos restregamos todo lo posible. Al llegar a un cuarto enorme, y de tonos oscuros, me suelta en la cama y se quita el polo. Yo me deshago del vestido y me quedo en un conjunto rosa palo. Se recuesta sobre mi mientras me masajea los pechos, a la vez que su lengua indaga detrás de mi oreja. Yo del gusto le araño la espalda y sofoco pequeños gemidos a su oreja. Me arranca el conjunto, y yo le ayudo a deshacerse de los pantalones y calzoncillos.

-¿Tomas la píldora?- dice entre gruñidos roncos.

Asiento y eso hace que me penetre y me provoque un grito ahogado arqueándome de placer. Empieza a hacer movimientos lentos y acompasados con la cadera, mientras que yo también doy pequeños movimientos. Para correrme más rápido, cuelo el pulgar en mi, y me acaricio. Marco empieza a respirar entrecortado.

-Dime que te vas ya.- dice.

- Ss...si...- digo cuando un latigazo cruza el bajo de mi vientre. Grito con los últimos gemidos de Marcos de fondo. Me da un beso en los labios y se tumba a mi lado. Estamos sudando, tirados entre las sábanas desnudos al completo. Marco se levanta a abrir la ventana con una sábana alrededor de la cinturilla.

- Está lloviendo un poco.- me sonríe y coge su móvil.- Te voy a poner una canción que me encanta, y pega mucho con este momento y la lluvia.- teclea en su teléfono, y lo deja sobre la colcha.- Voy a ducharme, mientras escúchala. Preciosa.

Desaparece y la habitación que estaba sumisa en silencio con un leve sonido a lluvia, se llena de unos acordes de guitarra. Con los ojos cerrados, empiezo a mover la cabeza al ritmo de la melodía, que se me hace muy familiar. Una voz masculina empieza a cantar. De repente, se me viene la imagen de Dan a mi lado cantándola. Dan. Me levanto de sopetón y cojo el móvil para ver qué canción es. El estribillo empieza a sonar, y mi cuerpo reacciona tirando el móvil a las sábanas. 'Little Girl' de Danilo Ricci. De Dan. Me miro en el espejo y veo a la Marlena de hace 3 años. Dan aparece a mi lado con su pelo despeinado y sus tatuajes en sus brazos, dándome un beso en la sien. Me giro y veo que es mi imaginación. Me levanto y cojo todo del suelo poniéndomelo lo más rápido posible. Bajo las escaleras silenciosamente, y con tacones en mano salgo de la casa. Las gotas de la lluvia se van posando en mi suavemente, pero empapándome a la vez. Decido no coger un taxi para no gastar nada, y también para pensar. Antes de llegar a casa, paro en un mercado de 24 horas, y me compro una botella de tequila. Bebo a morro de ella mientras camino por la calle. Algunos coches me pitan e incluso me vociferan, cosa que yo respondo enseñándoles el dedo.

Cuando abro la puerta de mi casa, todas las luces están apagadas, y los ronquidos de Martina se hacen perceptibles. Me siento en mi cama y veo que estoy empapadísima.

-Creía que ibas a dormir en casa de Marco.- susurra Bea en el marco de la puerta con un pijama de tirantes de la Minnie.

- Mucha confianza.- digo cogiendo un pijama nuevo del armario.

- Tú te enrollaste una vez con un tío que conociste 3 días antes.- le miro de soslayo y apoyo la frente en el armario.- Ey, ¿Qué te pasa?

- Me he puesto este vestido, me he acordado. Vino blanco, me he acordado. Después de follar, pone la canción que me dedicó. Me miro en el espejo y lo veo.

- Lo superaste Marlena.- me dice muy seria.- ¿Verdad?

- Si si.

O no.

Lo que nos devolvió el mar. (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora