Un pitido muy fuerte en la cabeza y una luz cegadora hace que abra los ojos de pronto asustada. Lo primero que ven, es un techo totalmente blanco con un palo fluorescente blanco como lámpara. Miro mis brazos, y observo como de ellas salen unas vías con líquido trasparente. Lentamente intento moverme pero por el dolor solo puedo ver una ventana que da al centro de una ciudad.
-¡Marlena!- grita alguien. Noto como se pone a mi lado, y me acaricia el brazo. Giro la cara hacia dicha persona para identificarla, pero veo borroso y no puedo lograr saber quién es.- ¿Sabes quién soy?
-No...No veo...- digo sin apenas aliento.
-Soy yo Marlena, Sammy...- una mano acaricia la mía, y en ese momento la vista enfoca, y logro ver a mi hermano. Está ojeroso, con el pelo un poco despeinado, y con un polo con vaqueros.
-Sa...Sammy...- digo acompañado de unos sollozos débiles.- ¿Dónde estoy?
-Estas en el hospital, tranquila.- se inclina y me da un abrazo muy delicado.- Nos has asustado Marlena.
-¿Dónde está?- digo recuperando la memoria poco a poco. Sabía el por qué estaba allí.
-¿Quién?
-Ella.- espeto.
-Se fue hace 3 días a Madrid.- hago una mueca de extrañeza y él me acaricia suavemente la mano.- Has estado durmiendo 4 días.
Y justo entró el médico. Según me explicó, perdí el conocimiento cuando mi madre me rompió la botella en la cabeza, provocándome una brecha importante. Si a eso le sumamos el golpe que me di cuando caí desmayada por el impacto de la botella, era normal haber tenido algo tan fuerte y haber estado en un caso más leve que un coma, pero dormida. Me dijo que iba a estar internada durante un tiempo, y que no me preocupara que todo iba a estar bien. Cuando el médico se marchó, mi hermano con la cara entre las manos se tiró en el sillón de cuero que había junto a mi camilla.
-¿Qué pasó después Samuel?
-Bueno, mamá sale en media prensa, papá también, tú también, Dan...- y tras eso exhala lentamente pero sonoro. Ostia, el beso con Dan. La pelea con mamá, pero...
-¿Papá?- digo con una mueca de dolor al incorporarme para poder hablar mejor. Ante mi pregunta, Samuel tensa los hombros y carraspea.- Samuel, ¿por qué papá?
-Se lo llevaron en ambulancia antes de que os pelearais mamá y tú, ¿recuerdas?
-Sí, ¿está bien? ¿Qué era la tensión?- interrumpo. Samuel me mira y no sé porque sentí que algo no iba bien.- Samuel dime que está bien...
-Marlena papá murió esa noche.- y noté como de repente el mundo se paró.- Papá padecía de cáncer de pulmón y garganta desde el año pasado. Estaba grave.
-¿Por qué nunca me dijisteis nada?- digo aún en shock.
-¿Qué te dijéramos algo?- mi hermano pone cara fuera de sí y se pasa las manos por la cabeza.- Marlena te desentendiste de nosotros por completo. Sé que has sufrido mucho, pero aun así eres parte de la familia, y aunque odiaras a todos los integrantes de ella podrías haber asistido a los festivos.
-¿Papá está muerto?- vuelvo a repetir con la vista empañada. Samuel asiente y mira por la ventana. Las manos empiezan a temblarme, y de repente noto como mis frías lágrimas dejan rastro por mis cálidas mejillas. Sé que nunca fue el mejor padre, pero como decía Samuel decía, era mi familia. Y rompí. Un grito desgarrado sale de mi garganta, y lloro sin descontrol. Samuel se asusta y se levanta de un salto. Me estrecha entre sus brazos e intenta calmarme.
-Shh...Ya está Marlena...
-Soy una mierda...No me despedí de él...No...No le pude decir lo que quise decirle siempre. Nunca le dije te quiero Samuel...Se ha muerto creyendo que yo no le quería ni un poquito...- hablo con la voz entrecortada en el pecho de mi hermano.
Pasaron 3 días y me dieron el alta porque mi hermano les convenció. No comí. No dormí. Mi hermano rechazó las visitas, y se mantuvo en todo momento a mi lado. Llegamos a la casa y veo a través de la ventanilla la casa.
'Venía de haber comprado por primera vez con papá en aquel centro comercial tan grande de Roma centro.
-Papá seguro que a mamá le encantará el collar que le hemos comprado.- digo bajando de la limusina. Mi padre me agarra de la mano y sonríe bajo su bigote perfectamente perfilado.
-Oh, ya lo creo. Y a tus hermanos ese scalectrix nuevo, ¿verdad?- dice con una risotada.
-Papá, ¿por qué todos dicen que eres como mi abuelo?- le pregunto mientras cruzamos el jardín.
-Bueno, puede que sea más mayor que otros papás. Pero tranquila, siempre seré suficiente papá para ti Mar.- me acaricia la mejilla y llama al timbre. Mi madre con un delantal blanco nos abre con los brazos abiertos.
-¡¡Regalos mami regalos!!- grito eufórica.
-¿Si? Nos habremos portado muy bien.- dice ella dejándonos entrar.
Esa noche mi madre y mi padre discutieron por primera vez porque mi padre decía que se tenía que ir a Irlanda. La primera mentira.'
Me limpio las lágrimas con el dorso de la mano y cruzo la carretera con mi hermano detrás. Entramos en la casa, la cual está sumida en un silencio absoluto, y un poco a oscuras. Samuel me dijo que mis otros hermanos estaban trabajando en la central de Roma manejando papeleo.
-Por cierto tenemos que hablar.- se descalza y se tira al sofá.- Papá dejó una cosa para ti que no hemos querido abrir por privacidad.
-¿Dónde está?
-En tu cuarto.- y nada más decirlo, subo los peldaños de las escaleras de dos en dos y abro la puerta de un manotazo. Sobre la colcha blanca, un sobre azul con mi nombre y dos paquetes destacan sobre lo demás. Cojo la carta y antes de abrirla, abro los dos paquetes. El más grande tiene un peluche de un osito empresario, y el pequeño un collar de perlas chiquititas. Cojo el oso y lo estrujo contra mi pecho. Suelto la respiración temblando y miro la carta. Con ella en la mano, bajo a la planta baja y me coloco frente a mi hermano.
-¿Papá está donde los abuelos?- él asiente y salgo de casa corriendo.
Corro calle abajo y llego hasta una calle que vuelve a dar a un sendero cuesta arriba que lleva al cementerio. Corro hasta llegar al oscuro y silencioso prado donde descansa en paz mucha gente. Busco el apellido de mi padre, y encuentro su lápida. Observo su nombre y me siento con las rodillas abrazadas al pecho para leer la carta.
'Queridísima Marlena:
Lo primero de todo, lo siento. De verdad quería haberte dicho antes de mi enfermedad pero sabía de tu enfado. Sabía incluso que llegarías a desearnos la muerte a mí y a tu madre por lo que te hemos hecho pasar. Por eso te he dejado un peluche, como mi típica muestra de perdón absoluto. Sé que he sido un padre nefasto, abandonando a mi familia tan pronto y mintiéndoles diciendo que estaba trabajando cuando...En fin tú sabes qué. Mi edad tampoco era la de un padre perfecto, lo sé, pero Marlena yo te quiero mucho aunque pocas veces te lo haya dicho. Me iré pronto, lo sé, y quiero hacerlo en Roma, la única cosa que compartimos los dos aparte de apellidos y sangre. Nuestro amor a esa ciudad. Ya sabes que te criaste desde los 3 años hasta los 5 años que fue cuando os fuisteis a España. Con esto te quiero decir que voy a dejar algo muy grande en tus manos Marlena. Sé que trabajas de secretaría sirviendo café o whisky en reuniones, y mi Mar no vale para eso. Tú mereces ser la jefa de la empresa Fernández&Co correspondiente en Roma. Eres testaruda, y renunciaras, pero tú sabes cómo hacer las cosas. Y las harás como tú siempre las has querido hacer, ya que tu viejo no estará para dar órdenes, y tu madre pues se desentenderá de todos. ¿Me equivoco? Los transmites están listos en las oficinas italianas. Tú solo ve, y sé tú misma. Brilla Marlena, brilla por ti misma.
Te quiero Mar.
PD. Perdóname todo lo que hice, y todo lo que hizo tu madre. Fue todo culpa nuestra, y arruinamos a nuestra hija por no querer mancharnos nosotros. Infinitamente culpable. Lo siento hija.'
Doblo la carta y vuelvo a meterla en el sobre. Varios sollozos se escapan de mis labios, y un grito también. Una mano deja una rosa en la tumba, y se sienta a mi lado. Un humo blanco vuela junto al aire frío que se ha levantado. Miro de donde proviene, y unos ojos cálidos me sonríen tristemente. Me acurruco en su pecho y lloro escondida en él.
-Ya está pequeña...- dice plácidamente Dan.
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Lo que nos devolvió el mar. (2)
Teen FictionSegunda parte de 'Lo que se llevó el mar'. Ellos dijeron que su historia de amor se la llevó el mar aquella noche. Pero lo que ellos no saben es que toda ola regresa a su orilla, y con ellas las palabras que creían estar sumergidas. Con sus nuevas...