-Shhh, no hagas ruido...- susurra Bea.
-Eres tú, que pisas como una cerda.- le responde Carlos en susurros también. Un manotazo y el quejido de Carlos se escucha por todo la habitación. Abro los ojos y veo a mis amigos con una tarta y gorritos de fiesta.
-¡CUMPLEAÑOS FELIIIIIIZ, CUMPLEAÑOS FEEEEELIZ, TE DESEAMOS TODOS, CUMPLEEEAAAÑOS FEEEELIIIIIZ!- cantan a la vez. Me inclino y apago las velas del 28.
-¡Feliz cumpleaños zorra!- dice Carlos abrazándome.
-¿Esta era la sorpresa?- digo con voz somnolienta aún.
-Que va petarda, tan cutres no somos.- dice Bea tras soltar la tarta en la mesilla de noche. Se inclina y me da un sonoro beso en la mejilla.- Felicidades guarra.
-Venga, a vestirse.- me ordena Carlos. Me levanto y antes de todo, me pego una ducha rápida. Cuando salgo, Bea me tiende un conjunto. Lo cojo y me lo pongo. Es un peto vaquero con una blusa abombada blanca. Bea tira de mi, y empieza a maquillarme, mientras Carlos me trastea el pelo.
-Me dais miedo, en serio.- digo entre risas. Cuando acaban, me veo en el espejo que solo me han recogido dos mechones hacía atrás y maquillado muy sencilla.
-Venga, coged las maletas.- ordena de nuevo Carlos. Los miro confuso y me obligan a coger la maleta.
Salimos al hall y esperamos a Dan y los demás, que vienen a los 5 minutos. Van con sus atuendos de costumbre, y con sus maletas también. Cuando están a nuestro lado sonríen, y me miran.
-Felicidades Marlena.- me dice Dan.
-Gracias.- le regalo una sonrisa y miro a mis amigos.- Bueno, ¿y ahora qué?
Bea se me agarra al brazo, y Carlos al otro. Nos bajamos en un pequeño puerto donde hay otro barco esperándonos. Nos montamos entre risas y de repente Dan empieza a cambiar de color cual semáforo escacharrado. Primero blanco, luego amarillo, luego un poco rojo...
-Dan, ¿te encuentras bien?- le da una arcada, y su vómito responde por si solo.
-Se marea en barcos.- dice Nate.
Voy junto a él y le sujeto el pelo que lo tiene empapado en sudor. Mientras él sigue vomitando, yo le acaricio la espalda en círculos. Cuando para, con ayuda de Joshua lo sentamos y con un paño húmedo, le refresco la nuca.
-Lo...lo siento...- balbucea como puede. Sus ojos se abren y cierran como si sus párpados fueran de hierro pesado.
-No te disculpes Dan.- le dejo el paño y vuelvo a mi sitio con mis amigos, quienes me miran con una sonrisa enorme.- Le he ayudado, ya está.
A la hora, me tapan los ojos, y me guían hasta un embarcadero. Noto como se mueven y susurran cosas, antes de darme la sorpresa.
-Bueno Marlena...- dice Carlos.- Te vamos a quitar ya la venda, ¿vale?
-¡Bienvenida a Kalokairi!- grita Bea al quitarme la venda. Parpadeo para ver con nitidez y...- ¡Es el pueblo donde se grabó Mamma Mia tía!
-Sabemos lo mucho que te ha gustado siempre esa película.- me dice Carlos.- Así que nos alojaremos aquí hasta mañana en el hotel de Bella Dona.
-Bueno, ¿qué nos dices?- dice Bea abrazándose a Carlos. Dan, Nate y Joshua están detrás de mi con una sonrisa enorme. Me abalanzo a mis amigos y empiezo a llorar de la emoción.
-Gracias.- digo en un susurro.- ¿Por eso me habéis vestido como a Dona?- ellos se ríen como respuesta.
Cogemos las maletas y vamos hasta el hotel inspirado en el Bella Dona. Carlos, Bea y yo compartidos la habitación, y los otros tres también pero en otra. La nuestra, es de paredes azules y suelo de madera clarita, con camas individuales de cañas y sábanas blancas. De las paredes cuelgan cuadros de algunas de las escenas de la película, algunos atrapasueños, un espejo, y un mapa de Grecia. Un armario, y un tocador, también acompañan al mobiliario de la habitación. Soltamos las maletas, y salimos a la recepción donde nos esperan los demás. De fondo, la canción 'Money, Money, Money' llena el ambiente. Empiezo a tararearla, y mis amigos me miran con los ojos entreabiertos. Niego con la cabeza, pero de repente me dan un micrófono.
-Que cabrones...- les digo. Ellos se ríen y me obligan a cantar. Mis amigos empiezan a moverse al ritmo de la música, y Joshua lo intenta. Salgo a la calle, y sigo cantando a pleno pulmón. Las calles son de muros blancos con puertas tintadas de azul, y buganvillas brotando de las ventanas. Cuando termino, todos me aplauden, y me fijo en Dan. Sonríe de lado y aplaude sin apartar la vista de mi.
-Has estado increíble.- me dice boquiabierto Nate.- ¿Cantas muy a menudo?
-Desde hace 3 años que no cantaba.- sonrío, y veo de reojo como la expresión le cambia. Él lo sabía. Yo lo sabía.
-Una pena, porque mi amiga tiene vozarrón.- dice Carlos echándome el brazo por encima.
-¿Por qué no te dedicas a esto?- dice Dan con un cigarrillo en la comisura de sus labios. Dios...Ese gesto...
-No...Yo no puedo...- digo cabizbaja. Veo como sus pies están a poca distancia de los míos, con lo que alzo la vista, y lo veo a pocos centímetros de mi.
-No tiene el por qué ser una carrera como vocalista o cantante. Me refiero a los musicales Marlena, te encantan y encima cantas muy bien.- veo por el rabillo del ojo como los demás están boquiabiertos al vernos tan cerca.
-Ya, pero no estoy destinada a eso. Mi destino es una oficina.- me separo de él y camino hacía adelante.
-Tú y yo sabemos que odias ese trabajo Marlena.- dice él siguiéndome.- Desde pequeña cantabas y te gustaba.
-Eso te lo dije hace años, te recuerdo que puedo haber cambiado.- me giro y me pongo frente a él.
-Tus ojos dicen lo contrario.- me los señala con el dedo y dibuja una pequeña sonrisa en su rostro.- Los dos sabemos que no te gusta, admítelo.
-Déjame.- tiro calle abajo seguida de mis amigos. Dan, Joshua y Nate en cambio se sientan en una pequeña plazoleta. Cuando llegamos a la pequeña playa, me siento y miro el mar.
-Es verdad.- miro a mi derecha y veo a Bea sentada a mi lado.- Ese trabajo no te gusta. Cantar sí.
-Podrías hacer el casting para el musical de Mamma Mia.- me dice Carlos.
-Pero, ¿vosotros os estáis escuchando?- digo alterada.- ¿Cómo voy a tirar toda mi carrera por la borda?
-Pues pudiendo.- replica Bea.
-Además entrar en ese es muy difícil chicos. Cogen a gente con experiencia, buena voz...
-Esa la tienes tú.- me interrumpe Carlos.
-Que no chicos, no voy a dejar mi trabajo.- ponen los ojos en blanco y miran al mar.
-Esta noche hay sorpresa.- dice entre risas Bea.
-No me digas, ¿en serio?- asienten y comienzo a reírme.
Tras hincharnos de comer musaka y beber cerveza entre pecho y espalda, volvemos al hotel tarareando la de 'Take Chance On Me' medio borrachos perdidos. Nos pegamos una ducha y nos arreglamos para ir al pequeño bar del pueblo donde ellos decían que tenían preparada la noche. Bea va con unos pantalones blancos de campana y una top satén blanco perla, con su pelo recogido en una trenza de espiga. Carlos va con una chaqueta blanca y unos pantalones del mismo color, pero sin camisa ni nada. Y yo, llevo un top de encaje blanco con una chaqueta blanca y unos pantalones acampanados blancos. El pelo lo llevo igual de recogido pero aún más rizado. Nos cogemos del brazo y nos dirigimos al lugar donde volvería la antigua Marlena. La verdadera Marlena.
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Lo que nos devolvió el mar. (2)
Teen FictionSegunda parte de 'Lo que se llevó el mar'. Ellos dijeron que su historia de amor se la llevó el mar aquella noche. Pero lo que ellos no saben es que toda ola regresa a su orilla, y con ellas las palabras que creían estar sumergidas. Con sus nuevas...