10. Bienvenida a Kalokairi, Marlena.

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-Shhh, no hagas ruido...- susurra Bea.

-Eres tú, que pisas como una cerda.- le responde Carlos en susurros también. Un manotazo y el quejido de Carlos se escucha por todo la habitación. Abro los ojos y veo a mis amigos con una tarta y gorritos de fiesta.

-¡CUMPLEAÑOS FELIIIIIIZ, CUMPLEAÑOS FEEEEELIZ, TE DESEAMOS TODOS, CUMPLEEEAAAÑOS FEEEELIIIIIZ!- cantan a la vez. Me inclino y apago las velas del 28.

-¡Feliz cumpleaños zorra!- dice Carlos abrazándome.

-¿Esta era la sorpresa?- digo con voz somnolienta aún.

-Que va petarda, tan cutres no somos.- dice Bea tras soltar la tarta en la mesilla de noche. Se inclina y me da un sonoro beso en la mejilla.- Felicidades guarra.

-Venga, a vestirse.- me ordena Carlos. Me levanto y antes de todo, me pego una ducha rápida. Cuando salgo, Bea me tiende un conjunto. Lo cojo y me lo pongo. Es un peto vaquero con una blusa abombada blanca. Bea tira de mi, y empieza a maquillarme, mientras Carlos me trastea el pelo.

-Me dais miedo, en serio.- digo entre risas. Cuando acaban, me veo en el espejo que solo me han recogido dos mechones hacía atrás y maquillado muy sencilla.

-Venga, coged las maletas.- ordena de nuevo Carlos. Los miro confuso y me obligan a coger la maleta.

Salimos al hall y esperamos a Dan y los demás, que vienen a los 5 minutos. Van con sus atuendos de costumbre, y con sus maletas también. Cuando están a nuestro lado sonríen, y me miran.

-Felicidades Marlena.- me dice Dan.

-Gracias.- le regalo una sonrisa y miro a mis amigos.- Bueno, ¿y ahora qué?

Bea se me agarra al brazo, y Carlos al otro. Nos bajamos en un pequeño puerto donde hay otro barco esperándonos. Nos montamos entre risas y de repente Dan empieza a cambiar de color cual semáforo escacharrado. Primero blanco, luego amarillo, luego un poco rojo...

-Dan, ¿te encuentras bien?- le da una arcada, y su vómito responde por si solo.

-Se marea en barcos.- dice Nate.

Voy junto a él y le sujeto el pelo que lo tiene empapado en sudor. Mientras él sigue vomitando, yo le acaricio la espalda en círculos. Cuando para, con ayuda de Joshua lo sentamos y con un paño húmedo, le refresco la nuca.

-Lo...lo siento...- balbucea como puede. Sus ojos se abren y cierran como si sus párpados fueran de hierro pesado.

-No te disculpes Dan.- le dejo el paño y vuelvo a mi sitio con mis amigos, quienes me miran con una sonrisa enorme.- Le he ayudado, ya está.

A la hora, me tapan los ojos, y me guían hasta un embarcadero. Noto como se mueven y susurran cosas, antes de darme la sorpresa.

-Bueno Marlena...- dice Carlos.- Te vamos a quitar ya la venda, ¿vale?

-¡Bienvenida a Kalokairi!- grita Bea al quitarme la venda. Parpadeo para ver con nitidez y...- ¡Es el pueblo donde se grabó Mamma Mia tía!

-Sabemos lo mucho que te ha gustado siempre esa película.- me dice Carlos.- Así que nos alojaremos aquí hasta mañana en el hotel de Bella Dona.

-Bueno, ¿qué nos dices?- dice Bea abrazándose a Carlos. Dan, Nate y Joshua están detrás de mi con una sonrisa enorme. Me abalanzo a mis amigos y empiezo a llorar de la emoción.

-Gracias.- digo en un susurro.- ¿Por eso me habéis vestido como a Dona?- ellos se ríen como respuesta.

Cogemos las maletas y vamos hasta el hotel inspirado en el Bella Dona. Carlos, Bea y yo compartidos la habitación, y los otros tres también pero en otra. La nuestra, es de paredes azules y suelo de madera clarita, con camas individuales de cañas y sábanas blancas. De las paredes cuelgan cuadros de algunas de las escenas de la película, algunos atrapasueños, un espejo, y un mapa de Grecia. Un armario, y un tocador, también acompañan al mobiliario de la habitación. Soltamos las maletas, y salimos a la recepción donde nos esperan los demás. De fondo, la canción 'Money, Money, Money' llena el ambiente. Empiezo a tararearla, y mis amigos me miran con los ojos entreabiertos. Niego con la cabeza, pero de repente me dan un micrófono.

-Que cabrones...- les digo. Ellos se ríen y me obligan a cantar. Mis amigos empiezan a moverse al ritmo de la música, y Joshua lo intenta. Salgo a la calle, y sigo cantando a pleno pulmón. Las calles son de muros blancos con puertas tintadas de azul, y buganvillas brotando de las ventanas. Cuando termino, todos me aplauden, y me fijo en Dan. Sonríe de lado y aplaude sin apartar la vista de mi.

-Has estado increíble.- me dice boquiabierto Nate.- ¿Cantas muy a menudo?

-Desde hace 3 años que no cantaba.- sonrío, y veo de reojo como la expresión le cambia. Él lo sabía. Yo lo sabía.

-Una pena, porque mi amiga tiene vozarrón.- dice Carlos echándome el brazo por encima.

-¿Por qué no te dedicas a esto?- dice Dan con un cigarrillo en la comisura de sus labios. Dios...Ese gesto...

-No...Yo no puedo...- digo cabizbaja. Veo como sus pies están a poca distancia de los míos, con lo que alzo la vista, y lo veo a pocos centímetros de mi.

-No tiene el por qué ser una carrera como vocalista o cantante. Me refiero a los musicales Marlena, te encantan y encima cantas muy bien.- veo por el rabillo del ojo como los demás están boquiabiertos al vernos tan cerca.

-Ya, pero no estoy destinada a eso. Mi destino es una oficina.- me separo de él y camino hacía adelante.

-Tú y yo sabemos que odias ese trabajo Marlena.- dice él siguiéndome.- Desde pequeña cantabas y te gustaba.

-Eso te lo dije hace años, te recuerdo que puedo haber cambiado.- me giro y me pongo frente a él.

-Tus ojos dicen lo contrario.- me los señala con el dedo y dibuja una pequeña sonrisa en su rostro.- Los dos sabemos que no te gusta, admítelo.

-Déjame.- tiro calle abajo seguida de mis amigos. Dan, Joshua y Nate en cambio se sientan en una pequeña plazoleta. Cuando llegamos a la pequeña playa, me siento y miro el mar.

-Es verdad.- miro a mi derecha y veo a Bea sentada a mi lado.- Ese trabajo no te gusta. Cantar sí.

-Podrías hacer el casting para el musical de Mamma Mia.- me dice Carlos.

-Pero, ¿vosotros os estáis escuchando?- digo alterada.- ¿Cómo voy a tirar toda mi carrera por la borda?

-Pues pudiendo.- replica Bea.

-Además entrar en ese es muy difícil chicos. Cogen a gente con experiencia, buena voz...

-Esa la tienes tú.- me interrumpe Carlos.

-Que no chicos, no voy a dejar mi trabajo.- ponen los ojos en blanco y miran al mar.

-Esta noche hay sorpresa.- dice entre risas Bea.

-No me digas, ¿en serio?- asienten y comienzo a reírme.

Tras hincharnos de comer musaka y beber cerveza entre pecho y espalda, volvemos al hotel tarareando la de 'Take Chance On Me' medio borrachos perdidos. Nos pegamos una ducha y nos arreglamos para ir al pequeño bar del pueblo donde ellos decían que tenían preparada la noche. Bea va con unos pantalones blancos de campana y una top satén blanco perla, con su pelo recogido en una trenza de espiga. Carlos va con una chaqueta blanca y unos pantalones del mismo color, pero sin camisa ni nada. Y yo, llevo un top de encaje blanco con una chaqueta blanca y unos pantalones acampanados blancos. El pelo lo llevo igual de recogido pero aún más rizado. Nos cogemos del brazo y nos dirigimos al lugar donde volvería la antigua Marlena. La verdadera Marlena.

Lo que nos devolvió el mar. (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora