13. ¿Sorpresa?

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El aeropuerto de Barajas está a rebosar de gente que sale y entra. Con mi pequeña maleta de estampado de vaca, bajo por las escaleras mecánicas bicheando por lo alto para encontrar a quien esperaba mi llegada. Y lo vi, claro que lo vi. Destacaba entre los demás, alto, con su pelo perfectamente peinado negro azabache y embutido en una camisa blanca arremangada y unos chinos azules marinos.

-Macarena...-dice quitándose las gafas de sol y dejando ver sus dos ojos verdes.

-Señor Ortiz...- le respondo con una sonrisa. Él me repasa con la mirada y sonríe abiertamente con su blanca sonrisa.

-Vas muy guapa Marlena, te ha favorecido el viaje.- dice Marco acercándose hasta rodear mi cintura con su brazo. Iba sencilla, unos pitillo vaqueros, una blusa blanca casi traslúcida y un chaleco largo de punto beige oscuro. El pelo lo llevaba suelto sujeto por mis gafas de sol, y la cara la llevaba maquillada sencillamente con un rojo llamativo en los labios.

-No te quedas atrás.- le muestro una sonrisa y él me la tapa con un beso.

Estaréis en shock, tipo '¿Qué cojones haces con Marco?' '¿Y que pasa con Dan?' Sencillo. Cuando iba en el avión, casualmente me escribió para preguntar que tal me iban las vacaciones, y pues puede que le dijese de ir al aeropuerto...Y aceptó. Marco es guapo, muy guapo, y se puede decir que me gusta un poco. Y lo sé lo sé, mi sentimiento por Dan es mucho mayor, pero ya sabéis las razones por las que...

-¿Quieres que te lleve a comer?- dice Marco a mi lado.- Podemos ir a una terracita y contarme qué tal ha ido todo.

-Vale, estaría bien.- me engancho a su brazo (todo poderoso brazo, ya que es musculoso musculoso) y echo a andar. Nos montamos en su BMW negro y guardamos la maleta en el maletero.

Nos sentamos en una terraza de Plaza Mayor, y ambos pedimos un vino blanco como principio.

-Ha sido increíble. Todo muy bonito.- digo ilusionada.- Hemos estado en Roma, Creta y Kalokairi.

-¿La isla esa de Mamma Mia?- sonríe levemente. Asiento y suelta una carcajada.- Amaba ese musical de pequeño, ahora me gusta más 'El Gran Showman'.

-Ambas son buenísimas, pero me gusta más el musical helénico.- digo riéndome.- Mis amigos y yo hemos estado super bien...- ostia, no les había avisado de que había llegado. Saco mi móvil y abro el chat nuestro.- Oye, ¿te importaría ponerte para una foto para mis amigos?

-Adelante.- Marco se arrima más a mí y posa ante la cámara. Echo dos, una salimos los dos sonriendo, y en la otra, Marco me da un beso en la mejilla mientras yo miro sonriente la cámara. Mando las dos y guardo el móvil en el bolsillo.

-Bueno y usted que señor Ortiz, ¿ha tenido unas pequeñas vacaciones?- digo bebiendo de mi copa.

-Qué va, tenía pensado ir este finde a Valencia.- los pinchos llegan y ambos los miramos con más deseo que dos personas ninfómanas en una orgía.

-Suena muy bien.- digo atacando el de tortilla de patatas.

-Bueno solito es un poco aburrido, acompañado sería mejor.- y con un guiño acompañado de un bocado a su croqueta de jamón, me lanza una indirecta.

-¿Acaso el señor Ortiz le está dejando caer a su secretaría de ir con él?- digo con una sonrisa pícara bebiendo de mi copa.

-Mmm...Puede ser...- responde juguetón.- El señor se ha estado fijando en su secretaría desde que pisó la oficina por primera vez con ese vestido rojo burdeos y un moño desenfadado en lo alto de tu cabeza.- y así iba el primer día de trabajo hace 2 años, y se acordaba.

-Oh.- se me escapa. Él suelta una risa bajita y suave, y vuelve a beber de su copa.- Pues no me importaría acompañarte.

-No esperaba menos.- dice sonriente victorioso.- Tú no te traigas nada, solo tu cuerpo y tu espíritu.

-De ac...- mi tono de llamada 'Delito' de Nathy Peluso interrumpe la conversación.- ¿Me disculpas Marco?

Me levanto y avanzo hasta quedar a una distancia de Marco donde no me oía.

-¿Nos explicas quién coño es el de la foto?- dice Bea tras la línea.

-Obviemos que parece sacado de una revista de Vogue.- añade Carlos a su lado.

-Un momento...- interrumpe Bea cayendo.- ¿Ese no es Marco?

-¿¡El jefe buenorro de esta!?- exclama Carlos.- Si, si, ese es, porque estaban enrollados antes del crucero...

-Me ha recogido del aeropuerto y me ha llevado a comer.- les aclaro.- Nos gustamos y creo que vamos a empezar una relación porque me ha pedido que vaya a Valencia con él este fin de semana. Vaya mañana.

-A ver Marlena, cariño, ¿tú te acuerdas que anoche...?- dice suavemente aunque un poco sacada de onda Bea.

-Sí, lo sé y muy bien, ¿pero que le hago? Dan y yo no podemos estar juntos porque él vive en Roma y yo en Madrid.

-Ya pero os queréis.- dice Carlos.

-Y a ese sólo lo ves follable.- apunta Bea.

-A ver, Marco me atrae y me gusta.

-Sí, y yo cago algodón de azúcar.- escupe Bea.- Marlena te conocemos, y estás haciendo esto para intentar olvidar lo tuyo con Danilo.

-¿¡Y qué quieres que haga entonces Beatriz!? ¿¡Que me pudra de pena!?- digo fuera de sí.- No puedo más de verdad, ¿crees que es fácil para mi? Ya respondo yo, NO.- y cuelgo. Vuelvo a la mesa enfadada, y me siento de golpe. Marco, quien revisaba su móvil muy concentrado levanta la vista alarmado.

-Uhh...¿Estás bien?- lo miro y me levanto de repente. Me planto frente a él, y poso mis labios sobre los suyos con los ojos cerrados. Marco se levanta y posa una de sus manos en mi cintura para pegarme a su cuerpo, y con la otra me sujeta la mejilla. Nos separamos y nos miramos. Deseo, lujuria...Querer olvidar...

-¿Vamos a tu casa?- coge su billetera y como respuesta deja un billete junto a la copa. Tira de mí y vamos hasta el coche.

En 5 minutos, entramos a su casa entre besos y leves jadeos. Marco me quita el chaleco, y me desabotona la blusa mientras yo hago lo mismo con la suya. Me coge en brazos y subimos las escaleras que llevan a su cuarto. Allí me tira en la cama, y me desabrocha de mis vaqueros hasta dejarlos en el suelo. Sin ataduras, se desabrocha los suyos y se queda en bóxer. Me arrebata las bragas, y cuando menos espero me penetra de un empujón. Nada de jueguecitos al empezar ni nada. Marco iba más a lo que iba, mientras Dan le gustaba repartir placer antes, durante y después. Gimo en alto al sentir una punzada en mi vientre clavándole las uñas a Marco en su espalda. Él da los últimos empujones, y cae a mi lado. Me atrae a su pecho, y se queda mirando el techo, mientras yo apoyada en sus pectorales (duros como una mismísima roca) suspiro tranquila. El silencio no dura mucho porque mi tono de llamada invade la habitación.

-Que reclama está usted, señorita Fernández.- se ríe Marco mientras me levanto a coger mi móvil.- Mientras me voy a duchar.

Se levanta y me besa la sien, a la vez que yo descuelgo mi móvil.

-¿Hola?

-Hola hermanita.

-Samuel, ¿pasa algo?- me coloco mi blusa para no estar completamente desnuda, y me siento en la cama.

-No, sólo quería llamarte para informarte de que el sábado se celebra una fiesta en la empresa. Cumplimos 50 años, como sabrás.

-Si algo recuerdo, pero, ¿qué quieres con eso?- yo sabía lo que iba a contestar.

-Marlena, eres una de las propietarias aunque dejarás de trabajar en ella, y también hija del jefe actual, y fundador.- resoplo y Samuel suspira al otro lado de la línea.- Sé que odias a mamá y a papá también, pero hazlo por nosotros por favor. Te necesitamos. Te necesito.

-No sé Samuel...- me pellizco el puente de la nariz y exhalo.- Es que sé que me vais a intentar convencer de que vuelva a la empresa.

-No me gustó nada verte como secretaría, tú no eres eso.

-Ni tampoco la marioneta de mamá o papá.- le respondo tajante.

-Bueno mira, es en casa. Si quieres venir ven, si no, no. Pero siendo así de egoísta, te pareces a mamá.- y antes de que pudiera contestar me cuelga.

Lo que nos devolvió el mar. (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora