Vi cómo se desplomaba cuando su madre le estrelló la botella de whisky en la cabeza. Su cabello dorado fue tornándose en un rojo oscuro justo en la zona del impacto. La madre abre los ojos como platos y da pasos hacia atrás. La gente chilla cuando ve a Marlena aflojarse y golpearse contra el suelo. Corrí a su lado y sujetando su cabeza intento que me hable.
-Marlena...Marlena por favor...- y a pesar de darle besos, pequeños golpes en la mejilla, ella ni se inmutaba. Samuel, el hermano de Marlena, abrió los ojos como platos al ver la imagen y se dirigió a su madre que seguía con el cuello de la botella de cristal en la mano y los ojos fuera de sí.
-¿¡Qué coño has hecho mamá!?- se pasa las manos por la cabeza y bufa.- ¡¿Qué pasa ahora si la has matado?!
Matado. La palabra me resuena en la cabeza como una auténtica pesadilla. Me levanto y me junto con Samuel. Bea y Carlos corren a Marlena llorando histéricos.
-Ya puedes rezar para no cruzarme contigo.- le digo muy lentamente.
-¡Y tú quién eres!- me grita- ¿Con él que estaba follando allí arriba? – ella se ríe como una loca y niega con la cabeza.- Marlena lo niega, pero en verdad es como yo. Se aburrirá fácilmente de ti, ¿o no lo hizo hace 3 años?
-Cállese.- digo apretando los puños a ambos de mi lados.
-Te digo la verdad que no quieres escuchar. Porque tú iluso le quieres, y ella en verdad hasta anteayer se estaba acostando con el jefe de una empresa de Madrid.
-¿Qué?- me quedo de piedra y pienso en lo que ha dicho. ¿Qué Marlena está con otro más? Me giro y la veo allí en ese estado. La rabia me consume y me dirijo a la mujer que está en el suelo. La levanto del brazo y la pongo rígida ante mí.- Tiene 24 horas para irse de aquí o hago que se pudra en la cárcel.
Bruno le zafa de mi agarre y tira de ella a dentro de la casa. Una ambulancia vuelve a aparcar frente a la casa, y dos enfermeros bajan de ella con una camilla. Van hasta ella y la montan con mucho cuidado en la lona naranja chillón. Piden un acompañante y a pesar de querer ir, dejo a Samuel que vaya con ella, ya que es su familia. El ambiente se suma en un absoluto silencio, mirándonos unos a otros.
-Gracias por venir pero la fiesta se ha terminado.- dice un chico ataviado con un traje.
La gente comienza a abandonar el jardín, y un montón de personas de servicio acceden y comienzan a limpiar. Me acerco al borde de la piscina donde Bea se encuentra arrodillada llorando mientras se tapa la boca. Carlos a su lado llora abrazado a esta intentando dar consuelo. Joshua y Nate están detrás de ellos con la vista fija en la mancha de sangre que ha dejado en el cemento blanco. Saco un cigarrillo y lo enciendo como puedo debido a lo que me tiembla la mano. No podía haber pasado todo eso. Lo de confesar todo aquello, lo de la pelea, lo del golpe de Marlena...
-Vamos a casa anda...- dice Joshua ayudando a Bea a levantarse del suelo. Ella lo hace pero sin dejar de llorar histéricamente. Carlos es ayudado por Nate, quien le pasa el brazo por los hombros y le da un apretón.
-Sí, mejor.- digo saliendo a grandes zancadas del jardín. Termino el cigarrillo y me enciendo otro. Estoy muy inquieto, ¿vale? Ya que nuestra casa está a dos casas más abajo, llegamos pronto. Ellos entraron en la casa, pero yo me senté en la hamaca de la piscina aspirando todo el humo de mi cigarrillo. A los 30 minutos Bea salió llorando diciendo que estaba en coma, leve, pero en coma. Joder. Cogí la primera botella de alcohol que vi, que resultó ser tequila, y me la llevé conmigo al jardín. A la luz de la luna, me encendí de nuevo otro pitillo y abrí la botella para beber a morro. El primer sorbo, hizo que la garganta me ardiera de una manera dolorosa, pero a los tragos siguientes mi garganta ya estaba anestesiada. Cierro los ojos y exhalo el humo entre mis labios. Dios...Marlena en coma...Mi Marlena...
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Lo que nos devolvió el mar. (2)
Teen FictionSegunda parte de 'Lo que se llevó el mar'. Ellos dijeron que su historia de amor se la llevó el mar aquella noche. Pero lo que ellos no saben es que toda ola regresa a su orilla, y con ellas las palabras que creían estar sumergidas. Con sus nuevas...