XIX

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Armo mi propio bolso con otras cosas que podría llegar a necesitar y partimos juntos a la playa en silencio. Ninguno de los dos se atreve a hablar después de lo de recién.

Atravesamos el bosque por un sendero marcado por pequeños troncos y siguiendo las indicaciones en los carteles hasta que llegamos y vemos al resto de los chicos ya instalados. Es una escena muy graciosa de ver:

Sam y Stephen tratan de hacer un castillo de arena como críos de tres años, mientras que Hunter y George se dedican a coquetear con algunas otras chicas que intentan tomar sol tranquilas. Mark y Alex están haciendo una guerra de agua en el mar, probablemente ya hayan tragado suficiente sal para condimentar una ensalada para todos. Asco.

Elvis se va con ellos a charlar mientras yo extiendo una toalla sobre el piso para apoyar mi teléfono y mi bolso. Me saco los lentes de sol y los guardo. Me peino el pelo un poco con los dedos y aparto los mechones de enfrente para despejarme la cara, no soporto no poder atarlo.

Desato los cordones que sujetaban mi vestido y lo dejo caer para sacármelo y quedarme en mi bikini negro simple; de repente un silencio se instala. Me giro y tengo a siete monos pubertos mirándome. Hago una mueca.

Supongo que a eso se refiere la expresión "Dejar sin habla", pienso incómoda.

- ¿Qué miran cochinos? Mis ojos están arriba- llamo su atención para que dejen de mirarme fijamente- estoy más que segura de que varios de ustedes han visto a mujeres con menos ropas. No soy nada que no conozcan- Elvis alza una ceja y le doy una rápida mirada de advertencia.

A Sam se le tiñen de rojo las mejillas, baja la mirada y pronto vuelve a mirarme a los ojos.

-Um, sí, lo siento.

-Diablos Eidy, tú sí que quieres matarnos- exclama Mark- ¿dónde tenías escondido ese cuerpo tan sensual? -Sam, Elvis y yo giramos el cuello tan rápido como el exorcista para darle una expresión de odio.

-Tienes la velocidad de un caracol, pero a juzgar por ese tras...-empieza a decir George haciendo formas redondas con las manos, lo detengo ahí mismo.

-Por el bien de tus hijos no te conviene terminar esa frase-le advierto- cierren la boca y respétenme, no tienen trece años.

Mi cuerpo está lejos de parecerse al de una supermodelo, pero a mí me gusta bastante. La danza ha ayudado a estilizar lo más posible y supongo que el hecho de tener una estatura baja ayudó a distribuir la grasa en los... lugares adecuados. Tengo una piel tan blanca que hace que la lycra negra contraste demasiado. Debería apurarme a ponerme protector solar si no quiero terminar como el pelo de Ella.

Comienzo a untarme la crema por los brazos, las piernas y mi abdomen, además de mi cara y orejas. Intento aplicarme en la espalda, pero pronto noto que mis manos no llegan. Hago un par de intentos inútiles hasta que me resigno y me trago mi orgullo para pedir ayuda.

- ¿Alguno me puede aplicar protector, por favor? - pido y observo como se pelean entre ellos y te meten trabas para llegar hasta mí. Sam es el ganador de la carrera y me arrebata el bote antes de que alguien más lo haga.

El resto refunfuña cuando él abre la tapa y se pone un poco en la mano; yo le doy la espalda y me sostengo el pelo como puedo. Me estremezco y me aparto de repente ante el inesperado contacto frío de la crema. Me vuelvo e intento quedarme quieta mientras termina el trabajo. Se agacha hasta estar a la altura de mi oído y me susurra:

-Listo, lo lamento por ellos.

Y luego me deja sola para adentrarse al mar.

...

El primer día del viaje finalizó sin más altercados y algunos otros pasaron sin contratiempos. Al final los profesores nos dieron casi todo el tiempo para nosotros; lo único que debíamos que hacer era tomar notas del lugar y registrar lo que nos pareciera interesante para hacer una infografía después. Lo sorprendente de todo era ver la falta de control y la carencia de supervisión que teníamos por parte de los adultos responsables, lo que me hizo llegar a dos conclusiones:

Guía para enamorar a Eider (GUÍA PARA AMAR #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora