XXVI

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6:30 de la mañana, un espantoso ruido continuo me obliga a dejar de soñar y apagar la alarma para ir al colegio. Una vez que el silencio vuelve a inundar mi habitación me tomo unos segundos para suspirar y terminar de procesar que estoy despierta.

Aún con los párpados pegados saco los pies de la cama y me pongo unas pantuflas para buscar algo decente que pueda usar hoy en la escuela. Rebusco en mi armario alguna prenda simple que sea capaz de combinar. Me decido por unos pantalones beige de tiro alto holgados y una remera blanca corta con un par de zapatillas del mismo color. Agarro un bolsito negro y meto un cuaderno chico con una lapicera. A estas alturas del año no creo que necesite nada más, aunque tampoco me importa mucho la verdad.

Salgo de mi habitación en silencio y me meto en el baño a alistarme. Primero hago el pis de la mañana y luego paso a lavarme los dientes, intentar peinarme y colocarme los lentes de contacto. Cuando termino bajo las escaleras hasta la cocina a prepararme un desayuno rápido antes de irme mientras el resto de mi familia sigue durmiendo.

Malditos suertudos

Pongo la pava eléctrica a calentar agua para un café bien concentrado mientras tuesto unos panes que luego untaré con queso y mermelada de frutilla.

Una vez que la comida está lista me siento en la mesa del comedor a desayunar en los quince minutos que tengo para que no se me haga tarde. Me pondría a leer algo mientras tanto, pero, en serio, no puedo pensar en nada ahora mismo.

El agua todavía no sube al tanque

Miro a un punto fijo mientras bebo unos sorbos de mi taza y le doy una mordida a la tostada. La mastico lentamente y la digiero por mera inercia.

Cuando termino lavo todo, lo seco y lo guardo, a continuación, salgo de casa para ir caminando al colegio. Hoy es viernes, último día de esta estresante semana. Espero que las horas pasen rápido.

...

El tiempo pasa, sí, pero de forma lenta y tortuosa, justo lo contrario a lo que quería. Aunque ya no queden evaluaciones que tomar y que estemos a una semana del fin de curso los profesores están obligados a darnos clases.

Nos piden que veamos videos o leamos textos y hagamos actividades al respecto, pero nadie hace nada realmente.

Yo me dedico a sacar mi cuaderno y mi lapicera para ponerme a dibujar garabatos aleatorios. Los minutos siguen pasando hasta que por fin suena el timbre para la hora del almuerzo.

Camino hacia el comedor y agarro una bandeja para buscar la comida aún algo distraída. Hoy no tengo tanta energía como otras veces. Luego voy hasta mi lugar en la mesa de los chicos y me siento a almorzar.

Me pongo a pensar en eso mientras a mi lado llegan Sam y Elvis hablando de un partido de soccer de la liga estatal.

Antes de la llegada de El a mi vida solía ser una chica muy solitaria que evitaba llamar la atención.

Generalmente salía al pato a almorzar bajo un árbol o en un banco mientras miraba el paisaje o leía un libro. De un día para el otro y gracias a aquella demostración pública pasé a estar en boca de todos.

No muchos reparaban en mi existencia y estaba bien con eso, no me saludaban por el pasillo ni hablaban conmigo.

Siempre fui la chica a la que veían leyendo y pensaban "ah, mira que bien" y pasaban a otra cosa. No se detenían en mí más que un par se segundos antes de continuar con sus vidas.

Muchos detestan la soledad, pero para algunos, incluyéndome, se convierte en una mejor amiga. Me acostumbré tanto a estar sola que dejó de molestarme, la utilizaba a mi favor para ocuparme de mis asuntos sin que nadie me moleste, me juzgue o me agreda.

Guía para enamorar a Eider (GUÍA PARA AMAR #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora