XXII

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Me despierto envuelta en sábanas y con un dolor de cabeza de mil demonios. Debo de tener una resaca espantosa. Suelto un suspiro mientras intento despegar mis párpados.

Me paro como puedo medio desorientada, batallando para no caerme y cierro las cortinas de la ventana para que la luz no me moleste. Ahora, la verdadera incógnita es:

¿Cómo llegué a casa anoche?

Trato de recordar lo que pasó en la fiesta y de a poco, fragmentos de mi memoria vienen a mí.

El partido, la fiesta, mi cumpleaños, la canción, la pelea, el fernet y...Vitto y Sam besándose.

Ya tendré una conversación con ese mocoso.

Lo siguiente que recuerdo es llegar al baño y vomitar mientras alguien me sostenía el pelo... ¡Elvis!

Después de eso el resto es negro, por lo que asumo él debe saber lo que pasó. Alcanzo mi celular y lo desconecto del cargador para llamarlo. Habré sido una ebria anoche, pero fui una inteligente. Responde después de un par de tonos.

-Buenos días reina del baile- me saluda con un cierto rastro de burla- ¿Cómo te encuentras?

¿Reina del baile? Me suena de algún lado...

-Siento que me atropellaron, me arreglaron con pegamento escolar y me volvieron a atropellar, gracias por preguntar- contesto irónica.

-De nada- contesta- tómate una aspirina y mucha agua, ya pasará.

-Como sea- sigo sin darle mucha importancia- ¿Qué pasó anoche después de que me dormí?

-Bueno, tuve que levantarte para sacarte del baño y llevarte a casa. Me encontré con Vitto y Sam muy preocupados en la puerta esperando ver cómo estabas. Si te sirve de consuelo, se veían muy mal.

-Después me ocuparé de eso, lamento que hayas tenido que cargarme- menciono apenada- ¿Y luego?

-Te llevé a tu casa y te dejé en tu cama para que duermas más cómoda- abro los ojos sorpresivamente y analizo mi vestimenta: su remera de football del primer partido, no la ropa de anoche.

-Mi traje, ¿Acaso tú...? – comienzo sugiriendo lo que en verdad faltaría para terminar de matarme de la vergüenza.

-No Eider- niega riendo- justo te despertaste y te cambiaste sola. No te vi, lo prometo-el aire vuelve a mis pulmones- Decías en serio lo de no devolverme mi camiseta.

-Completamente, no creas que volverás a verla. ¿A qué hora volvimos?

-Como a las tres de la madrugada- responde- Oye, te recomiendo hablar con tus padres, no se veían muy contentos anoche cuando te vieron literalmente en mis brazos.

-Dios, que vergüenza. Lo siento mucho Elvis, de verdad. No te causaron muchos problemas, ¿no?

-Al contrario, me agradecieron haberte traído. Parece que les caí bien.

-Menos mal. Gracias por todo, en serio. Me tengo que ir, adiós -me apresuro a cortar la llamada ante el inminente peligro que se acerca llamado padres enojados.

-Adiós alcohólica, te ves muy tierna con mi remera- se despide y corta la llamada.

Me pongo unas sandalias, intento peinarme un poco, lavarme la cara y salgo de mi habitación. Camino de apoco hacia el comedor con pasos lentos para retrasar lo inevitable. Encuentro a los miembros de mi familia desayunando.

- ¡Buenos días a todos! ¡Es un día hermoso! ¿No lo creen? - digo en un intento de distraerlos.

-Siéntate Eider- me dice mi madre seria, le hago caso de inmediato- ¿Podrías explicarnos qué te pasó anoche? Quiero únicamente la verdad.

Guía para enamorar a Eider (GUÍA PARA AMAR #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora