XXIX

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Elvis es El

Elvis es El, es el razonamiento que se repite en mi cabeza una y otra vez, mientras mi mente rebobina la escena que acabo de presenciar como un disco rayado, haciendo el intento de comprender algo de lo que está pasando.

Me encuentro internada en estado de shock total, en el cual a duras penas me acuerdo de respirar, pero no es posible hacer nada más.

Parada, oculta tras una pared y sin provocar el más mínimo ruido, todo vuelve a repetirse nuevamente en mi visión, aunque ya no es parte de la realidad.

Elvis dirigiéndose a mi casillero, usando el colgante que combina perfectamente con el sol que El me regaló, abriendo la estúpida caja de metal con el repuesto de la llave y el candado que me dio El, dejando algo en su interior, cerrando la puerta y mirando hacia los costados.

Es casi una secuencia irreal

Elvis siendo El

El sonido de sus pasos acercándose son el baldazo de agua fría que me hace reaccionar y salir de mi estado de ensoñación. Dejo de respirar cuando llega al pasillo en el que estoy parada. Afortunadamente, emprende su camino hacia la dirección contraria dándome la espalda y no vuelve a investigar hasta que lo veo doblar en una esquina, desapareciendo de mi vista.

Una vez que me aseguro que no vaya a volver, camino a paso tembloroso hasta el cubículo de metal que me pertenece y saco de mi bolsillo la llave de todo, la clave y la pieza final para terminar de convencerme de la verdad.

Mis manos tiemblan y fallan numerosas veces hasta que logro abrir de una vez por todas la cerradura. Apenas reviso mi casillero no encuentro nada extraordinario, aunque claro, apoyado encima de mis libros, hay un sobre de papel. La tomo con cuidado y la volteo despacio, aguantando la inminente presión en mi cabeza que indica que en cualquier momento empezaré a llorar.

Tan solo hay una línea escrita, que, sin importar su brevedad, logra romper mi corazón en mil pedazos.

Para Eider. Con amor, El

Cualquier esperanza de que Elvis no me haya engañado en la cara y me mintiera se acaba de esfumar como arena en el viento, dejando a su paso mi alma completamente desolada.

Estoy a punto de abrir el sobre, el solo de guitarra de Bohemian Rhapsody suena desde el bolsillo de mis pantalones indicando que alguien llama.

En la pantalla aparece el nombre de mi madre, lo que es raro. Ella nunca me llama si sabe que estoy en el cole, debe de ser importante. Sorbo mi nariz y atiendo enseguida.

-Hola mamá- la saludo con la voz quebrada- ¿pasó algo?

- ¡Hija! - dice con la voz angustiada, haciendo que me preocupe aún más- menos mal que atiendes. No quiero asustarte, pero...-comienza a hablar, pero se detiene, intentando decidir bien qué es lo que me va a decir exactamente.

-Mamá, si dices que no me asuste es imposible que no lo haga. ¿Qué pasó? ¿Están todos bien?

-No cariño. Tu hermana tuvo un accidente.

Vivian tuvo un accidente, mi mundo se detiene por segunda vez en menos de cinco minutos.

Aún me cuesta conectar ideas, apenas recuperándome de mi estado de shock. Vivían podría estar herida, de hecho, lo está. Necesita su familia, necesita de su hermana.

-Voy para allá- comienzo a vaciar por completo mi casillero, ya que no voy a volver y guardo todo de forma desordenada en mi mochila como puedo- ¿en qué hospital están? - cierro el bolso y me lo cuelgo al hombro.

Guía para enamorar a Eider (GUÍA PARA AMAR #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora