XII

75 46 2
                                    

Apenas logro hacer unos metros fuera del anfiteatro cuando tanto Sam como Elvis me interceptan.

-Eider, queremos hablar contigo.

La cólera sigue fresca en mi interior, solo de recordar lo que pasó en la muestra me hace querer mandarlos bien al carajo. De verdad espero que hayan aprendido una cosa o dos del discurso que acabo de dar.

-Vayamos afuera, tienen solo cinco minutos-le contesto.

Agarro mis cosas y salgo con ellos al patio delantero, en la entrada del colegio. Les lanzo una mirada indicando que la cuenta regresiva comienza ahora. Sam es el primero en hablar.

-Primero que nada, eres increíble. Todo lo que dijiste allí dentro fue asombroso. Te admiramos mucho Eidy.

-Díganme algo que no sepa. El reloj sigue avanzando- Sam está a punto de replicar, pero Elvis lo interrumpe.

-Desde un principio nos sentimos fatal por cómo te tratamos aquella vez, pero después de escucharte es que hemos tomado conciencia de nuestros actos. Lo lamentamos mucho.

- ¿Qué sienten exactamente? - pregunto- una disculpa vacía es igual a nada.

-Muchas cosas, pero sobre todo lamentamos haberte arrastrado a ese acto sin avisarte primero y sin tu consentimiento, sentimos haberte tocado sin tu permiso y lastimarte. Nos disculpamos por haber actuado tan erróneamente y sin una razón válida.

-Exactamente lo que dijo Elvis-acota Sam- El es uno de nosotros y nos preocupamos por él. No tienes ni la más mínima idea de lo mucho que te quiere; a pesar de que no lo conozcas sabemos que vale la pena y no pudimos soportar la posibilidad de verte con otra persona.

Guau, esa fue realmente una muy buena disculpa, debo admitirlo.

-Lo entiendo, pero ustedes mismos dijeron: no lo conozco. No sé nada de él, ¿cómo podría querer a un completo extraño? Aprecio mucho lo que hacen por mí, sin embargo yo también tengo una vida propia y el derecho a decidir sobre ella.

-Está bien, vamos a respetarte y respetar tus deseos. ¿Nos perdonas?

Hago como que pienso y apoyo mi dedo índice sobre mis labios y barbilla, solo para hacerlos sufrir un poco.

-No sé... lo voy a considerar- digo bromeando.

-Por favor, te invitamos a comer si quieres.

-De acuerdo, los perdono. Espero que hayan aprendido la lección chicos. ¿A dónde vamos?

...

Cuando me invitaron a almorzar, creí que me llevarían a un restaurante o a un patio de comidas, algo por el estilo.

Me llevo una sorpresa cuando nos detenemos frente a una casa de dos pisos y Elvis saca unas llaves de su bolsillo para abrir la puerta de entrada de la que sospecho es su propiedad.

-Bienvenida a la humilde morada Scott, siéntete como en tu hogar y ponte cómoda mientras el resto de los chicos llegan.

-Permiso- digo antes de entrar- ¿también viene el resto del equipo?

-Claro- dice con obviedad- todos te debemos una disculpa- contesta Sam

-Está bien, pero, ¿a tus padres no les importa? - le pregunto al dueño de la casa.

-Para nada, los chicos son como mis hermanos y bueno, no les parecerá mal que traiga una figura femenina para variar. De todas formas, no están en casa- explica-llegarán más entrada la tarde y mi hermana está de guardia ahora mismo.

-Espero que no se genere ningún malentendido.

-Nah-suena el timbre- deben de ser ellos. Voy a abrirles- dice Elvis.

Guía para enamorar a Eider (GUÍA PARA AMAR #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora