Epílogo

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N/A: escogí esta canción para que si pueden, escuchen mientras leen el epílogo porque considero que va muy bien para adentrarlos al ambiente. Tienen pañuelitos a mano? esto va a ser duro. A leer!

Permanecimos abrazados en silencio por lo que me pareció una eternidad. Esa fue nuestra despedida, nuestro adiós a algo que podría haber sido hermoso, pero por nuestros errores estuvo destinado al fracaso.

Nos quedamos ahí, lamentándonos todo lo que nunca podrá ser hasta que tuve que irme. Me marché de su lado porque así mi corazón destrozado me lo pedía, por mi bien.

Me fui porque tengo una familia esperándome en la salida, para tomar un vuelo que me llevará lejos de todo lo que me lastimó, al menos por un tiempo.

Me quedo en silencio durante todo el trayecto en auto hacia el aeropuerto, mirando el paisaje por la ventana. No pronuncio ni una sola palabra hasta que tengo que enfrentarme lo único que voy a lamentar dejar en este país: Vittorio, mi mejor amigo.

-Eider, mi cielo-exclama al ver mi expresión deprimente- ¿qué pasó?

-Descubrí que Elvis es El- me limito a decir. El italiano se apresura a rodearme en un abrazo que me reconforta y logra borrar, aunque un poquito de lo negro que envuelve mi corazón.

-Lo lamento. Sé lo mucho que te debe doler, pero te aseguro que el tiempo todo dolor lo cura. Irte es lo mejor que harás.

-Lo sé- concuerdo apagada y trago en seco para aguantar las lágrimas que amenazan derramarse- escúchame- obtengo su atención- como me voy por tanto tiempo, tengo que usar otro chip que sirva allá, por lo que cambiaré mi número. Aquí lo tienes- le entrego un papel con las cifras escritas- te lo doy a ti y solo a ti. No se te ocurra entregárselo a nadie, ni siquiera Sam, por lo que más quieras.

-Entiendo- asiente- Esto te vendrá bien, visitar otro país, ya sabes. Tan solo llámame de vez en cuando y no te olvides de mí- me pide.

-Jamás- le prometo- te voy a extrañar chico sol- lo vuelvo a abrazar.

-Y yo a ti, chica piruetas.

Nos separamos cuando mi familia me llama para cruzar la puerta de abordaje. Arrastro mi valija hasta el umbral y me volteo una última vez, pero en vez de ver a mi sonriente amigo, veo a un Elvis diciendo en silencio "perdón".

...

Aguanté infinitas horas en el asiento de un avión en silencio, sin pronunciar una sola palabra, ahogándome en mis pensamientos. Pensando en todo y en nada a la vez.

No, mejor dicho, pensando en todo, tratando de no pensar en nada a la vez.

Apenas llegamos, nos instalamos en un departamento en Mar del Plata, la ciudad en donde se está desarrollando el proyecto de papá. La vista era hermosa, con el viento y el mar todas las mañanas, pero eso no evitó que los primeros días hayan sido difíciles para mí.

Dos días después de instalarnos, me quebré y rompí en llanto, soltando todo lo que venía conteniendo en frente de mi familia. Les conté cada una de las cosas que pasé en estos últimos momentos, desde cuando comencé a escribir el diario, hasta la última vez que vi a El.

Me comprendieron y me apoyaron cuando no quise salir de nuestro hogar por dos semanas. Me entendieron y me abrazaron cada vez que me largué a llorar. Secaron cada lágrima que derramé por Elvis.

En la tercera semana, comenzaron las invitaciones para salir de mi estado de depresión total. Me incitaban a caminar por la playa, o a ir a tomar un café con una medialuna. Me negué reiteradas veces hasta que un mes después de haber llegado, harta de sus insistencias, acepté.

Fui con papá a caminar por la playa en un día soleado en el que los rayos lograban volver el color del agua del mar el mismo tono de azul que los ojos de Elvis, y rompí a llorar otra vez.

...

A la semana siguiente volví a salir, la otra, y la que le sigue a esa. Se me hizo una costumbre irme del apartamento, como una estrategia para mantenerme ocupada, porque sabía que, si volvía a quedarme sola, volvería a pensar en él.

Vivian terminó de sanar, sus heridas se curaron y todos esos rasguños se convirtieron en cicatrices casi imperceptibles al ojo humano. También me dediqué a entablar una mejor relación con ella, hasta volvernos más cercanas de lo que ya éramos.

...

Para el segundo mes, me permití disfrutar de una vez el viaje al que nos había traído papá. Él se iba todos los días a trabajar a la empresa, muy dedicado a lo que lo hacía feliz. Lo acompañé a su trabajo un par de veces y pude ver más de cerca que era todo lo que le apasionaba

Mientras tanto, conocí el país de mi origen. Me enamoré de Argentina, de su gente amable, su comida, sus costumbres, paisajes, cultura, idioma y su acento. De todo.

Conocí por fin la nación de donde proviene mi progenitor y eso solo fomento mi sentido de pertenencia hacia esta.

...

Durante el tercer mes, las caminatas por la playa y las visitas al puerto se hicieron parte de mi rutina diaria. Por cada día que pasaba, mi corazón sanaba más y dejar de pensar él me costaba menos.

Mi querido amigo tenía razón, no hay mejor remedio para un corazón roto que el tiempo, incluso para aquellos que nunca lograron unirse del todo a otro, sino que se quedaron con un "tal vez".

Semana tras semana, dejé de sentir. Todo lo negativo se fue, pero nada bueno vino tampoco.

No sentía nada

Nada

...

Me acordé de llamar a Vitto por lo menos una vez por semana, para que me mantuviera al tanto de lo que pasaba en nuestra tierra de las oportunidades.

Al principio me torturaba sola y le preguntaba a Vitto sobre él, pero este, alegando que era lo mejor para mí, se negó a contestarme, una y otra vez, hasta que dejé de interrogarlo al respecto. Sé que cumplió con su palabra, pues no he recibido mensaje alguno al número que he estado usando más que de él.

En verdad es un buen amigo

Desinstalé todas mis redes sociales, de forma que la línea telefónica fue mi única vía de comunicación con el otro mundo todo este tiempo.

...

Durante la última semana, preparándome mentalmente para volver, puse todo en perspectiva. Me sentí completamente renovada por dentro y por fuera. Dejé mi pelo crecer nuevamente y permití aclararlo un poco con el sol, además de broncear mi blanca piel.

Por dentro, solté todo. Dejé ir aquello que me hacía mal, el rencor y el resentimiento, que solo me amargaba. Aunque sepa que no me haya merecido lo que me pasó, supe que era más fácil olvidar y sacarme de encima el peso que ningún otro me quitaría.

Olvidé todos los engaños, las mentiras y las palabras falsas, lo dejé todo atrás, pero, aun así, me impuse una nueva regla para un futuro.

Una nueva norma para estar lista para enfrentar lo que sea:

Seré capaz de olvidar, pero nunca de perdonar

No perdonaré a nadie nunca más

Jamás

...

Esto es todo por hoy amiguitos! Nos veremos en la próxima aventura

Publicaré el diario de Eider el 14 de febrero, nos vemos hasta entonces.

Rory

Guía para enamorar a Eider (GUÍA PARA AMAR #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora