#61 After work, when the light goes out

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SAN GI ··· San y Mingi están agotados, pero ahí es cuando se vuelven cálidos.

San estaba tan cansado, deseaba recostar la cabeza sobre su suave almohada y dormir plácidamente por los próximos meses, sin ningún tipo de incomodidad

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San estaba tan cansado, deseaba recostar la cabeza sobre su suave almohada y dormir plácidamente por los próximos meses, sin ningún tipo de incomodidad.

Aunque muy en el fondo, Choi sabía que sus deseos sólo podían quedarse como simples deseos, sobretodo porque en ese preciso momento, mientras se dirigían a casa luego de un largo viaje, su novio estaba agarrado a él con fuerza mientras dormía.

San sentía la saliva fría del mayor sobre su brazo, cuyo miembro se hallaba ya entumecido debido al peso sobre él. Quiso apartar la cabeza de su novio y acomodarla, sabía que este luego se quejaría por el dolor en el cuello, pero el menor se apegó más a él cruzando las piernas por encima de las suyas.

―Minnie, ya estamos por llegar ―susurró el mayor sobre la cabeza ajena, dejando un pequeño beso sobre el cabello transpirado.

Mingi soltó algunos sonidos de saliva, para luego limpiar sus mejillas de forma inconciente; su cabeza cayó sobre el hombro de su novio otra vez.

―Minnie ―llamó el mayor suavemente, tocando el hombro de Mingi varias veces.

―Estoy cansado ―murmuró Song―. Sani, cárgame ―pidió haciendo pucheros, estirando los brazos para abrazar al mayor por los hombros, sin abrir los ojos.

―No, eres pesado ―dijo San quitándose el cinturón, aunque Mingi sabía que cedería de todas formas.

Mingi no se movió, así que él lo ayudó a liberarse, agarró sus brazos y lo levantó con cuidado. La puerta fue abierta hacía segundos por quienes salieron antes, así que San dejó al menor en la acera con paciencia, cerciorándose primero de que Mingi podía pararse por sí mismo.

Mingi y San llegaron a su habitación luego de un par de minutos, estaban tan cansados que habían caminado con pereza hacia ella, tomados de las manos; Mingi incluso se había sentado en el ascensor por un momento, arrastrando a su novio con él ante la mirada divertida de los demás miembros.

San se desvistió primero, no tenía ganas de ducharse aun si sabía que olía fatal, se colocó unos boxers limpios y se tumbó sobre las sábanas soltando un sonido de absoluto placer. Mingi se había encerrado en el baño a hacer sus necesidades y bañarse, San pudo oír la ducha luego de un rato dormitando.

San estaba agotado, pero no podía dormir sino hasta que Mingi se acostase a su lado; el mayor era su enorme oso de peluche.

―Tú eres la cuchara grande esta vez; debes apestar ―Mingi rio bajito, dándole un golpesito en el trasero una vez que salió del baño.

―En la mañana me ducharé ―gruñó San, con la voz excesivamente grave, dándose vuelta para ver a su novio con ojos entrecerrados―. ¿Qué tienes puesto?

Mingi dio una vuelta completa mostrando su nuevo vestido de dormir de satén, color baby pink, con ligeros detalles blancos en los bordes, llegaba hasta por debajo de los gruesos muslos de Mingi.

San quería ver un poco más.

―¿Te gusta? Tuve que enviárselo a mi mamá para que lo arreglara, la parte del busto era muy grande ―se quejó Mingi, sentándose en la cama para quitarse las pantuflas que Wooyoung le había obsequiado.

San le abrazó por la cintura, pasando una mano lentamente por debajo del vestido, sintiendo la piel erizarse con su toque.

―Te queda muy bien ―dijo San con un timbre de sensualidad, acariciando los suaves muslos del menor.

―Se me pasó un poco el sueño con la ducha, pero vamos a dormir ahora ―rio Mingi, quitando la traviesa mano de San con diversión.

―Yo no dije nada. ―El aludido rápidamente se defendió, tumbando al más alto sobre el colchón, aprisionándolo entre sus brazos.

―Usualmente yo soy el toca todo y tú el cascarrabias, ¿qué haces? ¿Dónde está mi novio...? ―Mingi rio ante las cosquillas que los besos del mayor le causaban en el cuello, trató de apartarse pero San tenía más fuerza.

San lo calló a base de besos en el cuello y mordidas suaves en las mejillas. Mingi se dejó hacer sin más quejas, era inusual ver así al señor gruñón.

―Dame un besito, sólo un besito ―pidió San con voz aniñada, abultando los labios.

Mingi dio vuelta el rostro para verlo, el mayor tenía los ojos cerrados y los labios estirados como un pato; se veía adorable.

Oh, Sani estaba tan cansado, pero los mimos y los besos de su Mingki eran una historia aparte.

Oh, Sani estaba tan cansado, pero los mimos y los besos de su Mingki eran una historia aparte

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12112021

Quiero llegar a las 100 partes, por eso hay muchas actualizaciones sisi

hoy descubrí que mi mano mide poco más de 18 centímetros 😭😭😭

Treasure ⸺ateez。2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora