#36 Utopia ⟩⟩ Ropes III

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YUNGI¡!

Con pesadez, Mingi se levantó de su cama y se arrastró hasta el armario, de donde tomó una manta más y se recostó nuevamente sobre su colchón

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Con pesadez, Mingi se levantó de su cama y se arrastró hasta el armario, de donde tomó una manta más y se recostó nuevamente sobre su colchón. Yunho dormía a su lado, invadiendo su cama por enésima vez en las últimas dos semanas.

Yunho solía arrastrar las mantas sobre él y enrollarlas bajo su cuerpo, ocasionando que Mingi no tuviera con qué taparse.

Riendo bajito al ver la baba de Yunho sobre su brazo-almohada, Mingi volvió a cerrar los ojos.

Hacía tres semanas, Mingi despertó con el brazo de Yunho en su cintura y habría creído que se trataba de un sueño si no fuera porque San había entrado a su habitación y gritado como un demente, ocasionando que Yunho también despertara.

Fue raro verse de cerca, el silencio que los invadió fue extraño y Mingi se reprochó una vez más por haber ocasionado eso en su relación.

Sin embargo, Yunho sonrió con timidez y tomó su temblorosa mano, causando que el corazón de Mingi se detuviera por un instante. Desde ese momento supo que no todo estaba tan mal y que, probablemente, Yunho sí le quería. Aunque sea un poco, Mingi estaría bien con eso.

Entonces, Yunho llavaba dos semanas escabulléndose a su habitación, primero le abrazaba por la cintura y luego se robaba sus mantas.

―Honnie. ―Mingi se acurrucó en el pecho de Yunho cuando este abrió los brazos dispuesto a recibirlo―. Hace frío ―murmuró, recordando las decenas de veces en las que habían dormido de la misma manera en el pasado.

―Ven más aquí ―pidió Yunho, acercándolo tanto que el menor se encontraba encima de él.

El cuerpo de Yunho era tan calentito que Mingi quería quedarse así todo el invierno.

Con algo de timidez, Song se abrazó al mayor juntando sus manos en la espalda ajena.

Mingi no supo cuándo se durmió, pero al despertar, las manos grandes de Yunho estaban sobre su trasero y la pierna izquierda entre medio de las suyas. Eran un hermoso lío que Mingi no quería romper.

Admiró cuanto pudo el rostro liso de Yunho, sus abultadas mejillas y sus rosados labios de corazón. Mingi estuvo tentado a acariciarlos con los propios, pero el miedo a ser rechazado una vez más lo paralizó.

Su hyung era tan hermoso que nunca se cansaría de mirarlo.

Yunho despertó un par de minutos después, cuando la alarma de su teléfono sonó; se estiró hasta la mesa de noche y lo tomó, apagándolo rápidamente para no despertar a Mingi. Sin embargo, no se apartó de él.

Yunho pasó el brazo por encima del cuello ajeno, con su teléfono entre las manos.

Mingi no sabía qué decir en esa situación. Yunho simplemente había aparecido “somos novios ahora” fingiendo que todo estaba bien entre ellos; se comportaba como un novio atento, aunque aún no se habían besado y eso preocupaba a Mingi ―“él no quiere realmente, no sigas con esto”, había dicho San, inquieto por la extraña situación.

Treasure ⸺ateez。2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora