Halloween: Atrapados

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YUNGI

Resumen: Están atrapados en un granero y su secuestrador los filma para la deep web. Lo que el usuario quiera, ellos lo harán. Todo tiene un precio, incluso la libertad, y ellos lo están pagando muy caro.

Las rodillas de Yunho dolían, había estado en la misma posición por al menos cinco minutos y las lágrimas corrían por sus mejillas de vez en cuándo, no podía soportarlo más

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Las rodillas de Yunho dolían, había estado en la misma posición por al menos cinco minutos y las lágrimas corrían por sus mejillas de vez en cuándo, no podía soportarlo más. Podía escuchar los quejidos de Mingi a su lado, en la misma posición que él. Ya habían repetido la escena dos veces, o quizás tres, ya es confuso.

Han sido los cinco minutos más largos de sus vidas, ¿eh? ―dijo la voz robótica por los parlantes a lo alto de las vigas de ese granero en penumbras―. Arriba.

¿Cinco minutos?

Yunho se levantó primero y miró sus rodillas, el arroz se había incrustado en su carne y la sola idea de quitarlo era desalentadora y tortuosa. Mingi se levantó segundos después.

Usuario 78800SH ha pagado por su siguiente obstáculo.

¿Obstáculo? Pensó Yunho por milésima vez. Tenían un collar que les dirigía una descarga eléctrica cada vez que se negaban a hacer algo. Mingi sufrió dos de ellas cuando se levantó al no soportar el arroz en las rodillas. Pero eso era lo divertido para ese hombre y todas esas personas enfermas de la internet oscura. Verlos sufrir, verlos pedir piedad. Sin embargo, tras cada obstáculo, estaban más cerca de la meta final.

Han hecho una buena apertura, justo como ayer. Tenemos 5.000 espectadores.

―Dios mío ―gimió Mingi.

―No tires la toalla ahora, Minnie, ya pasamos por mucho.

La tortura militar había sido petición de un usuario el día anterior, cuando todo comenzó. Pasaron seis horas gritando, llorando y quejándose para la diversión de todos esos psicópatas. Hoy comenzaron con algo simple: arroz.

Bien, Mingi-ya, siéntate en la silla.

Mingi lo pensó por un momento.

―Hazlo, Minnie. No quieres otra descarga.

Ante la petición de Yunho, Mingi se apresuró a sentarse.

Yunho-ya, ata sus manos a la silla.

Yunho buscó los precintos que estaban en la mesa y rápidamente corrió hacia Mingi otra vez. Quería saber qué pasaría, pero tampoco podía detenerse. Él estaba atrapado ahí, con su novio, escuchándolo llorar, escuchándolo sufrir y no podía hacer nada más que ser un simple accionador.

Toma la pinza de la mesa de metal.

Aquello no pintaba para nada bien. Las manos de Yunho comenzaron a temblar cuando tomó la pinza y luego miró los ojos asustados de su novio. Mingi era débil al dolor, era asustadizo, era un llorón de primera. Yunho odiaba haber salido esa noche, si no hubieran salido de casa, tal vez ese hombre no se los hubiera llevado a la fuerza.

Treasure ⸺ateez。2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora