#KeyDay

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San Gi ────── mingi es ingenuo, crédulo y un poco miedoso. a su novio le divierte asustarlo a veces...

Mingi trabajaba de mañana en un maternal, por lo que sus tardes y noches estaban libres

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Mingi trabajaba de mañana en un maternal, por lo que sus tardes y noches estaban libres. San, por el contrario, no volvía a casa sino hasta que oscurecía, muy tarde en la noche.

A Mingi solían darle miedo los insectos, la oscuridad, los ruidos, las tormentas, e infinidad de cosas. Era muy divertido ver su carita roja y sentir lo fuerte que se aferraba a ti cuando tenía miedo. Por eso, San solía hacerle muchas bromas.

El teléfono sonó a las nueve de la noche en la oficina de San. San sonrió casi sin poder evitarlo y tardó unos cuántos segundos en tomar la llamada. Podía ver a su novio ansioso porque le respondiera, dando brincos por la impaciencia.

―¡Sani!

San rio bajo y cubrió su boca con la mano para que el menor no le escuchara.

―¿Qué pasa, corazón?

Mingi soltó un quejido y San volvió a reír.

―Ya son las once, ven a casa.

―Qué mandón. Sabes que los viernes salgo más tarde, amor. Además, tengo muchas cosas que hacer todavía ―mintió―. Parece que haré horas extra.

Mingi volvió a quejarse y San escuchó algunas cosas estrellarse contra la pared. Los peluches eran muy ruidosos.

―¿Por qué tienes que hacerlo? Ya ven a casa, parece que va a llover.

Los berrinches de Mingi no eran una cosa extraña. El menor solía usar ese tono agudo y quejoso cuando quería conseguir algo a toda costa. San amaba escucharlo quejarse y cumplir todos sus caprichos, aunque se hiciera rogar un poco.

―Si no vienes ahora, voy a llorar. Es una amenaza.

San rio y golpeó su sien con los dedos para tratar de ponerse serio. Era imposible no caer encantado por las tonterías de su novio.

―Oh, sé que lo harás.

―¡Sani!

―¡Está bien! ―San miró a su alrededor buscando los papeles que tenía hace un momento―. ¿Qué me ofreces si salgo justo ahora de aquí?

―Lo que sea, Sani. Pídeme que ladre y eso haré.

San soltó una carcajada, pudiendo imaginar a su novio abultando los labios y cruzando sus brazos como un niño berrinchudo.

―No es necesario ir tan lejos, amor. ¿Esto es por la lluvia, gatito? no sabía que te daba tanto miedo el agua.

San comenzó a acomodar los papeles para poder juntar sus cosas e irse. Tenía media hora de viaje hasta su casa por el tráfico, por lo que tenía que apresurarse.

Treasure ⸺ateez。2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora