CAPITULO 7: ¡MALDITA NIÑA!

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MARATON 1/3

PVO ROSSLYN

-¡Buenos días, princesa!-tía Lorey estaba en la puerta de mi habitación con una bandeja en las manos y una sonrisa en la cara.- Te he traído tu desayuno favorito. Tortitas con nutella. Y también un chocolate caliente con malvaviscos.

-¿Con canela?- ella asintió mientras ponía la bandeja sobre mi.- Mmmm… que buena pinta tiene. ¡Gracias!

-¿Como te encuentras hoy?¿Te sigue doliendo la cabeza?- dijo mientras examinaba mi herida. Me había levantado un poco desorientada.

-Aun me duele, pero no mucho.- dije mientras me metía un trozo grande de tortita en la boca. Tia Lorey me paso la mano por la cara, acariciándome como hacia mi madre.

-Hoy, Alasdair y Derek van jugar a béisbol y yo tengo que terminar un pedido. Pero me puedo quedar si quieres.- estaba preocupada, se le notaba en la cara.

-No. Estaré bien. Iré abajo y veré una película. Tranquila.

-Vale. Aria se quedara contigo para hacerte compañía. No volveré muy tarde.- me beso en la frente y se marcho.

En cuanto me terminé las tortitas y el chocolate, fui a ducharme. Quería quitarme este malestar que sentía. Me quede un buen rato bajo el agua caliente, dejando que el agua se llevara ese malestar. Me seque el cuerpo y me puse un pijama, que básicamente era una camiseta vieja de Derek o tío Al y unos shorts. Me ate bien la tolla alrededor de mi cabeza, luego me lo secaría. Como hacia un poco de frio, me puse unos calcetines largos. Baje las escaleras con la bandeja del desayuno y vi a Aria en la cocina, subida en una silla y limpiando los platos. Me acerque a ella y le di un beso en la coronilla. Ella me sonrió, cogió los platos de mi bandeja y se puso a fregarlos.

-¡Bueno! Hoy nos han dejado solas. ¿Que te apetece ver?- le dije mientras la ayudaba a limpiar.

-No se… Estaban a punto de hacer “La Niñera Mágica”. Si quieres la podemos ver.- Sonreí. Sabia lo mucho que le gustaba esa película.

Terminamos de limpiar y nos sentamos en el sofá, tapándonos con la manta. Como solía hacer, Aria se sentó detrás mía y empezó a cepillarme el pelo. Era como una especie de tradición. Cuando era pequeña, mi madre me cepillaba el pelo. Me encantaba que lo hiciera. Y a mi madre le encantaba tocarme el pelo. Cuando murió, Aria tenia cuatro años. Me daba pena que ella no pudiera disfrutar de aquellos momentos, así que establecí esa misma tradición con ella. Yo le cepillaba el pelo y le hacia peinados y viceversa. Ademas, a tía Lorey no se le daba muy bien. Termino de peinarme, me hizo una trenza, y se acurruco a mi lado. Estábamos tan gusto que al final terminamos por dormirnos.

Estaba en un bosque. Era de noche, pero había buena visibilidad. Enfrente mía estaba Enzo, el hombre que me había atacado ayer noche. Enzo. No se como pero me había acordado del nombre. Katerina y Enzo se estaban peleando. Enzo le dio un puñetazo a mi amiga en la cara que debería haberla matado. Esta cayo al suelo, tosió un poco de sangre y se puso de nuevo en pie, como si nada. Era una pelea muy extraña. Se lanzaban por los aires y se golpeaban como si poseyeran una fuerza sobrenatural. Katerina le rompió un brazo a Enzo. El grito por el dolor, pero milagrosamente, se recoloco el brazo y siguió peleando. Aquello enfureció mucho a Enzo, que se volvió a abalanzar sobre Kat. La agarró por la cabeza y le crujió el cuello. Grite al ver a mi amiga muerta en el suelo. Al oírme, Enzo se giro, se fue acercando a mi con una malvada sonrisa y me dijo “Ahora eres mía”.

¡Toc-toc! Desperté de repente. El ruido de la puerta me había asustado. ¡Que sueño mas raro había tenido! Aparte un poco a Aria y fui a ver quien era. Mire el reloj. Era la una. Pediría una pizza, me daba pereza hacer la comida. Abrí la puerta y apareció la persona que menos me esperaba que apareciera por mi puerta. Alessandro. Estaba muy guapo. Llevaba puesto unos vaqueros ajustados y un jersey azul marino. Y yo iba en pijama. Me maldeci por no haber mirado antes por la mirilla. ¿Que pensaría de mis pintas? En una mano llevaba su chaqueta y en la otra una bolsa. Sonrió al verme.

-Hola. Venia a ver como estabas...- soy yo o se había sonrojado un poco.

-Mucho mejor... Gracias por salvarme. Derek me dijo que fuiste tu el que me encontró.- me estaba poniendo un poco nerviosa. Vi como Jimmy, mi vecino, pasaba por detrás y me saludaba. Recordé el aspecto que tenia.

-Te he traído una cosa. Bueno, en realidad es de parte de mi madre y mi hermano. Erik es el cocinero de la familia y te ha echo una sopa que te vendría bien para que te sintiera mejor. La ha echo con la ayuda de mi madre.- me tendió la bolsa y yo la cogí. Olía muy bien y aun estaba caliente.

-Gracias. Voy a llevarla a la cocina.- me gire para marcharme, pero antes de irme le dije:- si quieres puedes pasar y sentarte en el sofá.- me marche sin esperar respuesta. Lleve la bolsa a la cocina y puse la sopa en un cuenco. Olía de maravilla. Mire el sofá, pero Alessandro no estaba. Aun seguía en la puerta.- Puedes pasar.- le confirme como si necesitara mi beneplácito para hacerlo.

-Gracias.- me siguió hasta el comedor y se quedo de pie mirando las paredes.- Es una casa muy bonita.- Aria hizo un gran bostezo y se estiro de manera exagerada. Luego, al ver a Alessandro, le sonrió.

-¡Hola, Sandrito! ¿Has venido a ver a mi hermana?- la muy pilla. Sabia por donde quería ir.

-Si. Quería saber si se sentía mejor. Katerina estaba preocupada. Iba a venir, pero no a podido.- sonreí ante la mención de mi amiga.- Ademas, sabia que si venia te encontraría a ti y te he traído una cosa.- metió la mano en el bolsillo de su chaqueta y saco una bolsa. Aria corrió hasta el.

-¡Gracias!¡Gracias, gracias, gracias!- le abrazo y se dirigió a mi.- ¡Mira lo que me ha traído!

-Mmm… Lacasitos. Me darás alguno, ¿no?- dije mientras la cogía en brazos.

-Claro.- luego miro a Alessandro de manera picara.- Me gustas. Sabes como conquistar a una chica. Sigue así y te daré mi aprobación para salir con mi hermana.- no se si era posible, pero me puse como un tomate. Quería matar a esa pequeña sabandija. ¡Maldita niña!

-Muchas gracias.- dijo Alessandro mientras se reía y me miraba divertido. Luego se puso nervioso.- Me… gustaría quedarme pero… he de ir con mis hermanos y…tenemos que hacer unas cosas y…

-Tranquilo. Puedes irte. Yo cuido de mi hermana.- dijo Aria guiñándole un ojo. Alessandro sonrió y se marcho.

-Con que tu aprobación, eh.- levante una ceja y negué con la cabeza. Aquella niña era imposible.

-Es lo que hay...- salto al suelo y se fue dando saltitos.- ¡Laca-laca-si-tos, laca-laca-si-tos…

Beaton HillsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora