Capítulo 21: La Cita

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PVO ROSSLYN

Reviso mi peinado por cuarta vez, un semirecogido de trenza, y finalmente salgo del baño. He optado por llevar un vestido azul oscuro con decoraciones en encaje en la parte del abdomen y el dobladillo. No lo había estrenado hasta ahora. Y esta es una buena escusa para hacerlo. Bajo las escaleras y voy directa a la nevera. Necesito tomar algo para calmar mis nervios.

-¡¿A donde piensas ir así vestida?!- pregunta tío Al alarmado.
-Yo... he quedado.- digo sorbiendo de mi coca cola.
-¿Tienes una cita? ¿Con quien?- exigió tío Al. Su mirada anunciaba tormenta.
-C-con Alessandro.- dije con cierto temor.
-Venga, Alasdair. Déjala salir y divertirse. Se lo merece.- intermedio tía Lorey. Tío Al la miro mal.
-Vale.- salte a su cuello para abrazarlo y besarle en la mejilla.-Pero... ten mucho cuidado. Y no lleguéis muy tarde. Como ese chico te haga alg...- el timbre interrumpió la amenaza.

Aria corrió a abrir la puerta. Antes de que Alessandro decidiera entrar y que mi familia me pusiera en evidencia, corrí hasta la entrada y me quedé mirándolo, un poco embobada.
Se había puesto unos vaqueros, algo ajustados, con un polo negro. Llevaba la chaqueta en la mano. Al verme, me sonrió. No se cuanto tiempo estuvimos así, mirándonos como si nunca lo hubiéramos echo, a cámara lenta, con efectos especiales y una canción romántica de fondo, hasta que el carraspeo de tío Al nos saco del trance.
-Bien, esta es la cosa. Cuidala, que no le pase nada malo o te juro que te encontraré y te arrancare la lengua y los ojos y te los meto por el culo.
-¡Alasdair!- gritamos todos. Cogi a Ales de la mano y lo arrastre fuera de mi casa. Vi la moto aparcada frente mi casa y me alegre de haberme puesto un vestido de falda ancha. Alessandro me extendió un casco, puso su chaqueta sobre mis hombros y me ayudó a subir tras el.
-¿A donde vamos?- pregunte con alegría y curiosidad.
-Es una sorpresa. Agárrate fuerte.- dijo dándole gas a la moto.

No se cuantas veces giramos a la izquierda y cuantas a la derecha. Por un momento pensé que estaba tratando de despistar a alguien. Pero nadie nos seguía, que yo supiera. Había cerrado los ojos durante el trayecto, disfrutando de la sensación del viento azotandome el cuerpo y de tener el cálido cuerpo de Alessandro frente mi. Giramos una vez más hasta que nos detuvimos del todo.

PVO ALESSANDRO

Hacia mucho que no había tenido una cita en condiciones. Me había esforzado al máximo para que esta fuera perfecta. Claro que también había contado con la ayuda del experto en romanticismo Erik y el toque previsor de Ansel, aunque a este no le había echo mucha gracia.
Ayude a Rosslyn al bajar de la moto y con cuidado le quite el casco.

-Vaya, lo siento. Te he despeinado un poco.- dije al ver un par de pelos sueltos.
-Tranquilo, no pasa nada. Hago esto...- saco una horquilla de un lado del recogido y lo puso en el lugar desecho. Estaba como nuevo.- Listo.
-Con o sin peinado, estas preciosa.- las palabras me salieron sin pensarlo y bien valió la pena al ver la cara de felicidad de Rosslyn.
-Bueno... ¿donde estamos?- pregunto Ross mirando todo en derredor.

La cogi de la mano y la lleve hasta donde había preparado todo. Estábamos cerca de mi casa. Había decidido que fuera así por si ocurría algo. Entre mi casa y el pueblo, había una serie de edificios muy transitados, algunos estaban en uso y otros abandonados. Había un restaurante y dos tiendas, una de ropa y otra de comestibles, todas en uso. Había pasado por esa zona varias veces y siempre me había llamado la atención un edificio. Un antiguo teatro.

Lleve a Rosslyn entre los asientos y soltó una exclamación al ver lo que había preparado en el escenario. Había una mesa bien decorada, con velas y una rosa y una dulce melodía sonaba de fondo. Percibi la comida caliente, seguramente Erik hacia minutos que se había ido. Con una reverencia, lleve a Rosslyn a su asiento.

Beaton HillsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora