26 de septiembre de 1806
Avanzo sigilosamente por el pasillo, mientras Gian y Neisan vienen detrás de mí. Doblamos a la izquierda en un pasillo y nos detenemos de golpe al oír pasos acercándose, retrocedemos rápidamente y nos escondemos a la vuelta de la esquina.
Permanecemos con las espaldas apoyadas en la pared y nuestras respiraciones agitadas, mientras los pasos se alejan hasta que dejamos de escucharlos. Entonces salimos de nuestro escondite y continuamos con nuestro recorrido. Finalmente, luego de unos minutos, nos detenemos al encontrarnos de frente con dos soldados que sacan sus espadas en cuanto nos ven.
— ¿Qué hacen ustedes aquí?
Doy un paso adelante, al mismo tiempo que chasqueo mis dedos causando que el fuego salga de ellos. Gian empuña su espada y Neisan prepara su arco y flecha.
— Estamos haciéndole una visita a la familia real de Quaxon. Traemos un obsequio para la reina —comunico.
Ambos soldados me miran con desconfianza y miedo. Doy otro paso adelante y ellos retroceden. Intercambian una mirada y finalmente se hacen a un lado, dejándonos el camino libre hacia la sala del trono.
Hay quienes creen que es mejor infundir respeto antes que miedo. Yo opino lo contrario. El miedo puede llevar a la gente a hacer cualquier cosa con tal de sobrevivir. Por eso los villanos causamos miedo en las personas, para utilizarlas como títeres y poder obtener lo que queremos. Un hombre con miedo es un hombre esclavo. Un hombre con miedo es un hombre que obedecerá cualquier orden y hará lo que sea necesario para conservar su vida.
Abro las puertas e irrumpimos en la sala del trono sobresaltando a quienes se encuentran allí.
— Solicito una audiencia con su Majestad, la reina Dafne.
Dafne y su esposo Isaac son los primeros en levantarse al oír mi voz, siendo imitados por Azariel y Atenea que también se ponen de pie. Los guardias presentes en la sala del trono se apresuran a cubrir a la familia real, colocándose frente a ellos en posición de defensa.
— Oh, no hay de qué preocuparse, Majestad. Solo hemos venido a traerle un obsequio.
Dafne me mira con desconfianza y yo esbozo una sonrisa. Nuestra madre susurra algo en su oído y luego mi hermana se abre paso entre los guardias, avanzando hacia mí sin apartar la mirada ni por un segundo.
Es curioso cómo cambian las cosas. Años atrás, cuando éramos pequeñas, solíamos jugar en esta sala del trono y ahora hay un aire de desconfianza e incluso odio a nuestro alrededor. Pero no voy a hacerle daño a Dafne. Es mi hermana. Y sí, es cierto que ella fue quien dio la orden de matar a Brais, pero lo hizo obligada. Bajo las órdenes de sus padres. Porque, como ya he dicho anteriormente, Dafne no es más que una marioneta. Alguien a quien Atenea y Azariel han utilizado a su favor durante todos estos años.
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Fuego y Cenizas ✔
FantasiaLos monstruos se crean, no nacen así. Y cualquier alma abusada y torturada no tendría tiempo de sanar. ••• De niños escuchábamos historias y cuentos de hadas en los que el bueno siempre ganaba, pero nunca nos paramos a pensar en qué llevó al villano...