Capítulo 24

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Dafne Zhasmar Bly 13 de septiembre de 1806 En el momento en que el vino ingresa a mi boca y lo degusto termino escupiéndolo en el interior de la copa que luego lanzo al sirviente frente a mí

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Dafne Zhasmar Bly

13 de septiembre de 1806

En el momento en que el vino ingresa a mi boca y lo degusto termino escupiéndolo en el interior de la copa que luego lanzo al sirviente frente a mí. Esto es un asco. Los sirvientes son unos malditos incompetentes que no sirven para nada, ni siquiera para preparar un buen vino.


— ¡Guardias! Llévenlo a la horca.


Pierdo algunos minutos de mi tiempo oyendo al sirviente suplicar piedad y prometiendo tener un mejor rendimiento en su trabajo. Me limito a ignorar sus gritos y hacer como si no existiese, después de todo, dentro de un rato dejará de hacerlo. Le doy una mordida a mi manzana y mando a llamar a Umi, el estúpido bufón de la Corte.

Hace bailes ridículos, chistes para nada graciosos y me saca de quicio el que no pueda responder a mis preguntas sin trabarse o ponerse nervioso. Es ridículo. Ni siquiera necesita hacer algún acto gracioso, el simple hecho de verlo me provoca ganas de reír. Es una monstruosidad andante, y su rostro es espantoso, gracias a Dios que lo lleva pintado.

Estoy a punto de comenzar a insultar sin parar al estúpido bufón frente a mí pero me veo interrumpida por la llegada de Ashia, mi dama, a la sala del trono. Irrumpe en la habitación y camina a paso apresurado hacia mí, se detiene cuando está a unos cuantos pasos de distancia del trono y hace una reverencia.


— ¿Qué quieres? —espeto con impaciencia.

— Mi reina, disculpe las molestias. Traigo una carta para usted, se la han entregado a uno de los guardias de la entrada y dijeron que era de suma importancia.


Enarco una ceja y Ashia avanza hasta el trono, deposita la carta en mis manos y hace una última reverencia antes de bajar. Abro el sobre y extraigo de su interior un papel pergamino escrito con tinta negra. Me percato de que Ashia y Umi aún están aquí, pongo los ojos en blanco y niego con la cabeza.


— Lárguense. — ordeno.


Una vez que han abandonado la sala del trono, me concentro a leer la carta que tengo en mis manos.


Tic, tac, tic, tac... El tiempo corre.
Dicen las voces que busquen un escondite porque la matanza está por comenzar.


El corazón me late a toda velocidad, las manos me tiemblan y una sensación de miedo se instala en mí al leer la carta. Posee pocas palabras pero es clara. En un principio me encuentro perpleja, no comprendo que clase de broma es esta, pero luego entiendo lo que sucede y los nervios crecen todavía más.

Y no pueden llamarme loca o paranoica, porque yo sé a quién pertenece la letra de esta carta. He visto su letra en miles de ocasiones desde que éramos niñas, y es exactamente igual a la de la carta que tengo en mis manos. Es la letra de Ivy.

Mi hermana muerta.

Ordeno a un guardia llamar al General y, mientras lo espero, me sumerjo en mis pensamientos. Aún sorprendida por la posibilidad de que Ivy esté viva.

Aquel día, cuando los soldados los encontraron en el bosque de Daftery tenían ordenes de traer a Ivy, ella era nuestra prioridad porque podía revelar los secretos de la familia e intentar destruirnos. El caos se desató y el ejército actuó intentando defenderse, Brais fue torturado y asesinado. Luego de eso deberían haber capturado a Ivy pero no lo hicieron, porque pasó algo sumamente extraño. Resultó que mi hermana, al ser hija del Lord Ashbel, tenía el don del fuego.

Cuando mis padres y yo fuimos junto a un pelotón de soldados hasta el bosque lo encontramos hecho cenizas y no había rastro de Brais o Ivy, por lo que supusimos que ella también había muerto y ambos cuerpos se habían convertido en cenizas.

Pero ahora hay posibilidades de que ella esté viva. Y entonces vienen a mi cabeza dos profecías que las Visionarias predijeron hace algunos años acerca de mi futuro:

Lo que quieres obtendrás. Liderazgo, poder y autoridad. Pero lo bueno acabará y aquello que creíste muerto volverá, entonces, tu tormento iniciará.

Tu reinado sobre Quaxon será próspero y bendecido, lleno de poder, riquezas y la adquisición de nuevos territorios, así como también nuevas alianzas. Tu futuro como reina es muy bueno, pero no te equivoques. Cuando llegue la hora toma la decisión correcta o, de lo contrario, todos sufriremos las consecuencias.



Las puertas de la sala del trono son abiertas por los guardias y el General Finn Sucray ingresa al lugar. Él fue ascendido a General del ejército de Quaxon cuando Zadkiel Dewill traicionó la confianza de mi padre al encubrir a Brais e Ivy.

Los presentes aquel día fueron Ashia, Umi, Finn y Zadkiel Dewill. Todos excepto el antiguo General fueron perdonados. Ashia se convirtió en mi dama y Finn en general del ejército, Umi conservó su puesto como bufón de la Corte y Zadkiel fue condenado a muerte.


— Majestad ¿Me mandó a llamar?

— Así es ¿Cómo vas con el asunto de la seguridad para el baile?

— Ya he realizado la lista de los soldados seleccionados, iba a traérsela esta mañana pero me dijeron que estaba en una reunión importante. He elegido a los mejores guardias y soldados, no se preocupe, no habrá ningún problema en cuanto a la seguridad del palacio…

— Duplícalos. —ordeno interrumpiéndolo.

— ¿Cómo dice? —cuestiona con el entrecejo fruncido.


Todo el asunto de la carta podría ser una broma de mal gusto, pero no puedo descuidarme ni confiarme. Si es cierto que Ivy está viva y busca venganza, es muy posible que yo sea uno de sus principales objetivos. Después de todo, fui quien ordenó matar a su novio.


— Que dupliques la seguridad. Quiero guardias en cada entrada y en cada pasillo, incluso en los jardines. Estén atentos y preparados para cualquier amenaza, y no permitan entrar a nadie que no tenga su invitación.

— Claro, como usted ordene. —accede finalmente.


Solo espero que todo esto sea una broma.


●●●


Todos reímos a carcajadas, burlándonos de la torpeza y estupidez del bufón. Es realmente un idiota, se humilla él solo. Es un gran entretenimiento para nuestra cena, en la que estoy reunida con mis padres y mi esposo.


— Cada vez eres un poco más idiota, bufón. —Se burla Isaac.


Mamá y papá ríen de su comentario, mientras yo bebo un sorbo de vino aguantando mis ganas de estallar en carcajadas por las desgracias y mala suerte de este idiota que no deja de humillarse y darnos material para burlarnos de él.

De pronto, un guardia del palacio se acerca a nosotros apresuradamente. Al llegar donde estamos, hace una reverencia y se aclara la garganta.


— Traigo un mensaje para la reina.


Bebo un sorbo de vino y le doy un asentimiento de cabeza, indicándole que prosiga. Entonces extrae un pergamino del interior de su bolsillo y lo desenrolla para poder leerlo.


— Que empiece el juego —lee lo que dice la carta —¿Últimas palabras?


En cuanto termina de hablar una flecha le atraviesa la cabeza, acabando con su vida en un abrir y cerrar de ojos. Mis acompañantes y yo nos sobresaltamos, asustados, y un grupo de soldados nos rodea para protegernos. Nos conducen al interior del castillo mientras otros registran los jardines en busca de la persona que lanzó la flecha.

Entonces lo sé. Es cierto. Ivy está viva y ha regresado para cobrar venganza.

Es nuestro fin.

Llegamos al final de la segunda parte ¿Qué creen que va a pasar en la parte III?

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Llegamos al final de la segunda parte ¿Qué creen que va a pasar en la parte III?



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