Capítulo 14

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⚠️ADVERTENCIA DE CONTENIDO⚠️
Este capítulo contiene varios fragmentos sobre abuso sexual que podrían afectar a algunas personas.
Si no quieres leer este capítulo, puedes pasarte al siguiente. Recuerden priorizar su salud mental.
Si necesitan hablar, cuenten conmigo.❤✨

<< —Papá… por favor… no me gusta este juego

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<< —Papá… por favor… no me gusta este juego. —suplico entre lágrimas y sollozos mientras intento zafarme de su agarre.

Él suelta una carcajada antes de darme otro beso.

— A mí me encanta. >>


— ¿Ivy? ¿Qué ocurre, pequeña?


La voz de mi padre me trae de nuevo a la realidad, pero no dura demasiado. Los recuerdos me invaden, uno tras otro, abrumándome y rompiendo mi corazón en pedazos. Las imágenes de mi cabeza son cada vez más claras, puedo distinguir los lugares y las personas que aparecen en ellos. Ahora veo con claridad.


<< — Mira pequeña, te traje un regalo.

Sonrío emocionada y corro hacia él para tomar el regalo que trae en sus manos pero lo hace a un lado cuando mis dedos están a punto de tocarlo. Frunzo el entrecejo.

— Es mi regalo ¿Me lo das?

Él sonríe y se agacha para quedar a mi altura.

— Solo si me das un beso. >>


No. Por favor. No él.

Niego con la cabeza repetidas veces y los ojos se me llenan de lágrimas. Papá intenta acercarse pero retrocedo. Cierro los ojos con fuerzas intentando alejar de mi mente aquellos recuerdos que comienzan a atormentarme y me duelen mucho. Pero no lo consigo. Cada vez son más y se reproducen uno tras otro en mi mente.


<< —Annie.

— Dime, bonita. —responde la dama de mamá.

— ¿Cuándo eras chiquita jugabas con tu papá?

— Sí, así es ¿Tú también juegas con tu papá? —dice sonriendo.

— Si ¿A tu papá también le gustaba tocarte bajo la ropa?

Annie voltea a verme de inmediato con los ojos como platos y los labios entreabiertos.

— N-no…

— ¿Y por qué al mío sí? >>


— Fuiste tú.


Él frunce el entrecejo y me mira confuso, sin entender a qué me refiero.


— ¿De qué hablas, pequeña?


Avanza hacia mí y retrocedo rápidamente, vuelve a intentar acercarse y me alejo de él otra vez. Repentinamente me invade un enorme sentimiento de miedo, me aterra estar en la misma habitación que él, me da pánico verlo y pensar que la historia puede repetirse.

El miedo me paraliza, no puedo moverme y el monstruo se acerca a mí. Su mano me toma por la muñeca y reacciono, me aparto rápidamente como si su toque quemara, corro al otro lado de la habitación y me dejo caer en el suelo. Acurrucada en un rincón del cuarto, abrazándome a mí misma mientras las lágrimas no paran de caer y el corazón me duele con demasiada intensidad.

El mundo es horrible. No puedes confiar ni en tu propia familia. Aquel que se suponía debía cuidarme y protegerme fue el mismo que abusó de mi inocencia. Era solo una niña. No tenía manera de defenderme. Era fácil de manipular. Fui una presa fácil y él arruinó mi vida.

Hay nuevas voces en la habitación, el General Zadkiel acaba de ingresar acompañado de varios guardias y soldados del ejército. Los escucho hablar con mi padre y él les dice que no tienen de qué preocuparse, que solo estoy nerviosa por la coronación. Otra vez intenta acercarse a mí y comienza a gritar mientras las lágrimas no cesan.


— ¡No me toques! ¡No te atreves a acercarte!


Todo se vuelve un caos. Él quiere acercarse y yo no quiero que lo haga. Los guardias intentan calmarme pero no les presto atención, el caos crece cada vez más y el volumen de mis gritos aumentan. Mamá y Dafne entran acompañadas de la familia Real de Sifnay. Todos preguntan qué ocurre y nadie sabe explicarlo con exactitud. Nadie sabe lo que pasa. Nadie sabe lo que siento. Nadie sabe que me estoy derrumbando.

Mientras todos discuten y hablan en voz alta mamá se acerca a mí y me levanta del suelo, inmediatamente me aferro a ella. La abrazo con fuerzas y lloro sin parar.


— Por favor… por favor, mamá —suplico entre lágrimas —. Tienes que ayudarme, por favor.


Continuo llorando y suplicando, como si fuese una niña pequeña.

Las palabras de Shane resuenan en mi cabeza.

A todos nos gusta vivir en nuestra burbuja de ilusiones y felicidad, donde todo es perfecto y no hay dolor ni sufrimiento. Pero en algún momento la burbuja explota y caemos en el agujero negro de la cruel y horrenda realidad.


— ¿Por qué? —cuestiono aún llorando. Clavo la mirada en la persona que arruinó mi vida y niego con la cabeza —¿Por qué lo hiciste? ¡Solo era una niña!


Nadie parece entender lo que digo, no saben a qué me refiero. Pero él sí. Él lo sabe. Se me forma un nudo en la garganta al ver que sonríe.


— No hice nada malo, Ivy. Solo jugábamos ¿ahora vas a decirme que no te gustaba jugar conmigo? Te encantaba, pequeña. Y si dejé de hacerlo fue solo porque creciste y te volviste consciente del bien y el mal, no necesitaba que fueses con tus aires de justiciera a contárselo a todo mundo.


Doy un paso adelante y miro a los ojos del monstruo que tengo delante.


— Me convertiré en la reina de Quaxon, y me encargaré de que sufras las consecuencias de tus actos. Pasarás el resto de tu vida en prisión.


Su expresión cambia por una de absoluta sorpresa y de pronto parece arrepentido.

Él es el único integrante de la familia que se preocupaba por mí. Dafne y mamá me odian pero papá no. Él no pudo haberme hecho eso, él no puede ser un monstruo. Es mi papá.

Niego con la cabeza repetidas veces y abandono la habitación antes de romper en llanto nuevamente. Brais y Ashia me siguen e intentan hablar conmigo pero no hago más que llorar. Al llegar a mi habitación me encierro allí y tomo asiento en la silla de mi tocador. Cierro los ojos con fuerza.

Por favor, que no sea real. Por favor, que sea una pesadilla.

Por favor, quiero despertar.

Por favor, quiero despertar

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Fuego y Cenizas ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora