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El silencio era aterrador, la carretera estaba sola y lo único que Karl podía escuchar eran las maldiciones de Han que siseaban cada minuto que perdía.

— ¿Cuanto falta? —Decía aún con los ojos cerrados, porque sabía que si lo veía iba a golpearlo en la cara.

— Llegamos —Respondió viendo como Han se bajaba del auto sin siquiera esperarlo como siempre lo hacía.

Después de entrar al ascensor de verdad quería que cerrara a tiempo, pero para la mala suerte de Han este lo había detenido así pudiendo entrar.

La tensión se sentía y las expresiones que tenia Han estaba diciendo que en algún momento lo iba a golpear.

Entrando a casa Karl estaba tan avergonzado por haber interrumpido ese momento que para Han era algo glorioso.

— Lo siento... yo no quise...

— Cállate, ¿quieres? Yo no quiero escuchar tu voz ahora, no quiero verte ni siquiera quiero sentir tu presencia aquí.

— Han de verdad no fue mi intención.

— ¡¿No fue tu intención?! No me jodas Karl —Empezó a alterarse y las ganas de desaparecer de aquel chofer eran enormes — ¡Me viste con ella! ¡Viste como me fui con ella a solas! Sabías lo que iba a pasar después de que fuera.

— Cálmate, por favor.

— ¡La tenía en frente! ¡La besé... la tenía encima mío! ¿Tienes idea de lo jodidamente mojada que estaba? ¿Es que por qué? ¿Por qué? ¿Por qué tenías que ir a buscarme maldita sea? Estaba a punto de follar con ella.

Han estaba frustrado, aventándose en el sofá mientras halaba de su cabello, estaba tan enojado porque si no fuera por la presencia de Karl estuviera escuchándola gemir su nombre.

Imaginar era lo único que necesitaba para poder calmarse, porque con tan solo recordar su voz tan sumisa y tan coqueta era algo que lo estaba volviendo loco.

— Lo siento —Decía Karl sentándose a su lado, poniendo su mano encima de su espalda dándole apoyo.

— Está bien —Suspiró aún más calmado —Por favor no quiero que lo hayas otra vez.

— Entendido.

— Quiero que te des un descanso.

— Yo no puedo, el señor Kyung me dijo que debo acompañarte donde sea que vayas.

— A la mierda mi padre, puedo manjar solo... lo único que quiero es privacidad.

Karl rió.

— De verdad lo siento —Rió aún más.

— Solo vete —Rió también escuchando como había cerrado la puerta y viendo como su celular se había iluminado junto a un número desconocido. Estaba llamándolo.

Dudó en responder otra vez, porque había recordado en la llamada que habían hecho la última vez. Nadie había hablado.

Tal vez era un número desconocido aunque nadie sabe si es importante. Había maldecido tantas veces por ser tan curioso, de verdad quería contestar.

— ¿Hola?

— Estuvo mal que nos hayan interrumpido —Su piel se erizó y la emoción que sentía cuando la tenía encima había vuelto otra vez.

Intentó ocultar la emoción pero sus suspiros excitantes lo delataban. Estaba llegando al límite al notar lo sexy que se escuchaba su voz en ese llamada.

La estaba escuchando una vez más y la oportunidad de volverla a ver no la iba a dejar pasar.

DIRTY┃HAN JISUNG. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora