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— Entiendo que no quieran venir... —Empezó a hablar la mujer cuando iba entrando por la puerta, pero al verlos los dos juntos se había sorprendido.

— ¿Quienes? —Preguntó la menor sin entender de que estaba hablando, con una mirada inocente mientras miraba a sus dos figuras paternas.

— Estas aquí —Afirmó Racier — Pensé que no vendrías... pensé que se había negado a venir.

La menor rió.

— ¿Por qué se negaría? —Lo tomó de la mano para llevarlo a la cocina, con las intenciones de que se sintiera con comodidad en la casa.

— No lo sé —Empezó a hablar pero al verlo cerca decidió callar dando señal de que tenía que ir a la mesa — Mira, estas servilletas ve y ponlas en la mesa.

Han se había dado cuenta lo dura que la estaba tratando a pesar de estar con su chico en el mismo lugar. Estaba completamente seguro que era esa clase de madres que no les gustaba dejar que sus hijos se durmieran temprano.

— Bueno... —Empezó a hablar Racier —Últimamente has sido el tema de esta cada día y noche... Entonces tu eres el que se ha estado metiendo en las sábanas de mi hija a escondidas.

— ¿Perdón? —Levantó una ceja, pero la menor había tomado la mano de Han haciéndole saber que se calmara.

— ¿Tu nombre es...? —Levantó una ceja preguntándole con indiferencia, usando el mismo tono que el había hecho.

En el momento que esa mujer había entrado por esa puerta le había caído pésimo,lo peor de todo es que debía aguantar toda la mierda que ella tenía para decirle solo porque tenía todas las buenas intenciones del mundo con su chica.

Ella no paraba de mirarlo de una manera insignificante pero al mismo tiempo actuaba como si tratara de descifrar lo que sea que estuviera en su rostro.

— Han... —Contestó — Han Jisung...

— Han Jisung... —Siseó —¿De donde conoces a mi hija? Porque la pinta que tienes no es de un chico que estudia.

— La conocí en una cafetería —Mintió —Y me gradué de la universidad hace años —Había mentido dos veces.

— ¿Cuántos años tienes? —Estaba presionándolo, como si estuviera en un especie de interrogatorio... pero como el estaba en la cárcel antes era pan comido.

— Miente que tienes veintidós, siempre funciona —Sonrió, dándole un pequeño beso en la mejilla y así tocar el timbre.

— Veintidós —Dijo con naturalidad, sonriéndole a su novia y luego a ella. Sabía que estaba pasando la prueba y ponerlo nervioso no iba a funcionar.

— ¿Veintidós con un anillo que dice "felices treinta"? —La sonrisa de Han se había borrado, junto con la de la menor —Yo también tengo el mismo, nos lo regalaron junto con una carta de reencuentro... ¿Nos conocemos? Porque siento que te he visto en algún lugar.

— Tal vez en el trabajo...

— Es que no... siento que te conozco desde hace mucho tiempo y siento que te he visto antes —Achinó los ojos y la manera en la que la menor le tomaba de la mano era una señal de que tenía muchas preguntas.

— Lo siento... no la conozco —El no sabía quién era y el hecho de escuchar que ella lo había visto en aún lado le aterraba.

— Bien —Sonrió Doni, intentando alejar toda la tensión que se había formado durante el tiempo en el que estaban hablando — ¿Quien quiere postre?










































Esto me está doliendo mucho.

DIRTY┃HAN JISUNG. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora