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— Me gustas mucho, desde la primera vez que te vi quise arrancar todo de ti, arrancar tus sonrisas, hacerte feliz, hacerte gemir, hacerte sonreír, quiero hacerte saber que eres mas especial de lo que piensas.

Rió con locura.

— Eres la persona que me vuelve loco cuando se sienta en las piernas de alguien más porque no quiero que hables con la de ese lugar gente que no sea yo, y se que suena egoísta pero me importa una mierda, te quiero solo para mi.

Y mientras recordaba esas lindas palabras aún se sentía presionada por la situación en la que estaba pasando. Tenía horas metida en la tina aún con la piel de las yemas de sus dedos hecha pasa por el agua.

Decidió no pensar en lo que había pasado la noche anterior, decidió no pensar tanto en la pulsera porque sabía que en estos momentos su madre la tenía.

Cada vez que quería tener algo de él Racier siempre se entrometía en sus cosas y se lo llevaba como si tuviera el derecho.

Apretó sus manos en los bordes de la tina decidida a meterse un rato ahí, quería distraerse un poco. Por culpa de su madre sentía que todo lo que hacía estaba mal, se sentía una puta.

— Un mechero, esta pulsera, restos de semen en tu maldita sabana... no se en qué más pensar _____...

— ¡Si me dejaras explicarte... si por lo menos dejas de ser tan hija de puta conmigo te dijera todo... si fueras una buena madre no estarías revisando mis cosas y revisando mis sábanas como una maldita loca! —Gritó.

— ¡¿Donde están tus valores? ¿Huh?! ¿Acaso te enseñé cómo abrirle las piernas a un cualquiera?

— ¡El no es un cualquiera mamá! —Había salido ese detalle, y Racier se había dado cuenta de que había un hombre metido en todo esto —¡Estás viéndote como una maldita psicótica, una desquiciada mental!

¿Por qué siempre se alteraba cuando tenía contacto con un chico? ¿Por qué no quiere que tenga una vida sexual o una relación amorosa?

Tantas preguntas se presentaba en su mente pero ninguna respuesta, en su mirada pudo mirar el pánico y el medio al ver esa pulsera. La misma mirada que había hecho cuando vio el mechero.

¿Que fue lo que en realidad pasó en su pasado que la hacía actuar tan sobre protectora? ¿En realidad pasó algo más allá que una simple ruptura?

La puerta sonó y su cabeza salió del agua con rapidez al ver como su madre se veía alterada. Había abierto la puerta sin siquiera preguntar.

— ¡Dios mío! ¿Estás bien? —Preguntaba tomando una toalla para tomarla del cuello y ayudar a salir de la tina. La menor suspiró por todo el cansancio que tenía.

— Estoy bien —La apartó de su lado, tomando la toalla para enrollarla en su cuerpo. Ella quería espacio y su madre no estaba ayudando con eso —Yo solo quería tomar un baño mamá. ¿Puedes dejarme sola? Es que quiero espacio... ¿Sabes lo que es espacio? Es como la privacidad, pero como yo no tengo privacidad en esta casa.

— Cariño... que te he pedido disculpas —Se sentó en el borde de su casa para ponerse un poco calmada.

— Mamá... de verdad no tengo ganas de hablar contigo mucho menos de escuchar tu discurso.

— Está bien —Suspiró, poniendo la pulsera encima de su cama sin que se diera cuenta.

____ suspiró sentándose en el borde de su cama, mirando que estaba en la pulsera, se sorprendió al saber que su madre la había devuelto.

¿Que estaba tramando?
Se preguntó aún sosteniendo la pulsera sintiendo al mismo tiempo como su celular vibraba en su cama.

Miró la pantalla, dándose cuenta que era un mensaje de Karl quien había avisado que iría por ella. Llamó a Han pero este no contestaba, pensó que tal vez se duchaba o que estaba ocupado y por eso el no fue a recogerla.

Suspiró una vez más, pensando en que tal vez estaba enojado con ella y por eso la ha estado evitando todo este tiempo. Por un momento pensó que se había estado acostando con Loren otra vez.

Al recordar lo que había pasado la última vez había quitado esos pensamientos de su mente, pensando en que tal vez le había pasado algo malo.

DIRTY┃HAN JISUNG. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora