Prólogo

263 31 0
                                    

Me echo un vistazo en el espejo que hay en el baño antes de salir. Mi cabello cae un poco más abajo de los hombros, está totalmente negro y el flequillo empieza a molestarme. Tengo una herida en la nariz y parte de mi mandíbula derecha esta golpeada, los moretones ya se hacen notar con el pasar de los días.

Prácticamente tengo todos mis dedos vendados, duelen pero no hay tiempo para quejarce; mi labio inferior esta partido e inchado igual que una de mis cejas. Me confíe y estoy viendo el reflejo en este sucio espejo.

Me echo un poco de agua en el rostro antes de salir y encontrarme con el pelinegro quien esta peor que yo, realmente lo han destrozado, bueno viéndolo bien, a todos no han dado una paliza.

Nunca siguen indicaciones, nunca escuchan un consejo.

Ash

Estoy realmente cansada.

Solo quiero espantar estos demonios en mi cabeza, pero siento que eso jamás será posible porqué cada vez hay más

Quiero estar en mi cama, observando en dirección al viejo balcón mientras sus brazos...extraño sus brazos enrollados en mi cintura, extraño todas sus manías.

Cierro los ojos por un segundo y tomo aire ya que siento que me asfixio.

-Hay que irnos- el pelirrojo entra a la habitación y veo que se ha curado las heridas que pudo.

-Hay que hacer una parada antes-les recuerdo a lo que ellos asinten.

Una vez los cuatro estamos en el auto, el pelinegro pone su mano en uno de mis muslos dejando pequeñas caricias.

-Estoy bien.

-En estos momentos nadie está bien-me indica Jaclyn, yo ruedo los ojos y pongo mi mano encima de la del.

Apenas llegamos mi estomago se contrae dándome ganas de vomitar.

-No demores-me dicen los tres desde adentro.

Yo camino un poco más hacia la colina encontrándome con una cara conocida la que no veía desde hace rato.

-Pequeña problemática-río ante su comentario.

-Buenas come rosquillas.

-Las personas suelen tenernos encerrados en un estereotipo-mete sus manos su abrigo, hace más frío en esta parte de la ciudad.

-A todos querido, a todos.

El me regala una mirada cálida, lo que estamos apunto de hacer tal vez me libere de este martirio que me a atormentado desde hace más de siete años ¿Cómo es que he dejado que se haya alargado tanto?

-Sigue las indicaciones, todo el tiempo estaremos escuchando por el micrófono-yo asiento.

-Si eso es todo, acabemos de una vez por todas-miro hacia la ciudad, la colina tiene una perfecta vista de ella-Es hora de atrapar a mi cazador.

Me despido con la mano y me encamino de nuevo al auto ellos ponen en marcha sin hacer ninguna pregunta, saben que puedo con esto.

-Bien, solo seremos nosotros cuatro-Frédéric me extiende un arma la cual colo atrás de mi-No hagan nada estúpido-nos señala al pelinegro y a mi-Y me refiero a ustedes.

Los dos intercambiamos miradas mientras reíamos por lo bajo.

-Después de todo eres mejor que yo-Jaclyn esta a mi lado mientras que los dos hombres a la esquina de cada una-Y eso me hace sentir orgullosa.

Ambas reímos maliciosamente, para por fin entrar a la boca del lobo.

No paso mucho para que Frédéric, Blake y Jaclyn sacaran sus armas apuntando a los que supuestamente eran nuestros clientes. Yo por mi parte me quedo sentada, relajada, más de lo que debería y por el aparato en mi oído escucho una voz mandona diciendo que no hagamos algo ya que en cualquier momento entraran.

Pero a mi no me gustan las cosas simples, no, a mi me gusta complicarlas más de lo normal.

Decido pararme de la silla quitándome la peluca que llevo puesta dejando caer mi largo cabello, algunos mechones caen por mi pecho y me pone feliz volver a ver mi color natural y no el de la horrible peluca.

-¿Que pasa mi amor no te alegras de verme?

Dicho esto saco del bolsillo de mi chaqueta una granada quitando el seguro de esta con mis dientes.

-Porqué a mi sí me hace feliz.

BÚSCAME [Parte 1 Y Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora